Son días de cumplir con Hacienda. La cita anual en Navarra con la campaña de la Renta y el Patrimonio supone el momento en el que cientos de miles de personas ajustan con el fisco aquello que han ido aportando durante el año a través de las retenciones o sus pagos periódicos. El IRPF, el impuesto que mejor ha resistido además durante los meses de pandemia, supone junto al IVA la principal vía de ingresos de Navarra (unos 1.400 millones de euros) se sitúa muy por delante del resto de figuras tributarias y sigue, siendo, en el caso de los rendimientos del trabajo, especialmente progresivo. Pagan mucho más quienes más ingresan

Los datos de 2019, los últimos disponibles y los únicos que no se ven afectados por la pandemia, muestran que la progresividad de este tributo -pagan más aquellos que más ingresan- se mantiene intacta. En la última campaña, se presentaron 357.524 declaraciones. De ellas, apenas 3.996 (el 1,1% del total) reconocieron ingresos superiores a los 120.000 euros. Pues bien, este selecto grupo de contribuyentes, aquel por el que suspiran todas las haciendas, aportó 265,96 millones de euros, casi el 17% del total.

Lo mismo sucede si se amplía un poco la relación de los contribuyentes con más ingresos. Así, el 2,6% que se encuentra en la cima de los ingresos (más de 90.000 euros de base imponible) aporta el 26% de los ingresos. Y el efecto es todavía mayor si se incluye a bases imponibles que podrían ser consideradas de clase media o media-alta. El 8,6% de quienes declaran ingresos por encima de los 60.000 euros aporta más de 728 millones en cuota, algo más del 46% del total.

La evolución de los últimos años muestra que los cambios tributarios introducidos a partir de 2015, con la salida de la derecha del Gobierno de Navarra, han reforzado en cierta medida esa progresividad. Las bases imponibles a partir de 60.000 euros tienen hoy además más peso tanto en el número de contribuyentes total (en 2015 apenas eran el 5% del total) y sobre todo aportan una porción mayor de la tarta total. Del 35% de 2015 y del 43% de 2016 se ha pasado al 46% actual.

Estas cifras tienen, por supuesto, otras lecturas. Las clases medias y medias-altas siguen siendo el gran sostén de la sociedad. Aunque resulta complicado a veces definirlas, quienes declaran entre 30.000 y 90.000 euros suponen en 31.5% de la población y aportan casi el 60% de la cantidad que recauda Hacienda vía IRPF. Un impuesto que aporta casi la mitad de la recaudación de Navarra, que grava sobre todo las rentas del trabajo -las rentas empresariales son, por término medio, un 24% inferiores- y cuya evolución contrasta con la del impuesto de Sociedades, que ha caído más de un 60% desde 2008.

Analizando desde el punto de vista de la cuota diferencial (una cifra similar a lo que se paga finalmente, incluidas las retenciones), los datos muestran que la cantidad que se paga crece de manera llamativa a partir de los 45.000 euros, con saltos sucesivos que van aumentando la cantidades que se terminan por pagar hasta los más de 450.000 euros de cuota que abonan aquellas personas con ingresos más elevados.