El mercado de trabajo sigue recuperándose en Navarra. El final del verano marcó un nuevo y potente descenso en el desempleo, que se redujo en 1.363 personas en septiembre. Se trata de la mayor caída de los últimos años en Navarra y una prueba de lo que supone el progresivo regreso a la normalidad. Poco a poco, el desempleo se acerca a los niveles prepandemia, si bien navarra tiene todavía 2.250 personas más en paro que hace dos años.

El descenso de los últimos doce meses, 5.457 personas menos, es sensible e incluso algo superior a la media nacional. Y está acompañado de una progresiva reducción de los trabajadores en situación de ERTE. Desde el comienzo de la pandemia su cifra ha caído por primera vez por debajo de las 2.000 personas. Por término medio, en septiembre 1.929 personas seguían reguladas en Navarra, 109 menos que en agosto.

Se va reduciendo, poco a poco, el número de trabajadores cobijados bajo una fórmula temporal y que se prorrogará unos meses más. Su salida, se ha ralentizado en los últimos meses, como ha sucedido también con la creación de empleo, que en términos netos fue prácticamente inexistente en el último mes.

Un dato sorprendente, el peor desde 2008, y que se debe en buena medida al peor comportamiento del sector educativo, que en un año normal suele incorporar más de 2.500 nuevos cotizantes y que este año ha suavizado su curva de modo claro. Un flojo dato mensual que se debe, en parte, al hecho de que en verano se envió al desempleo a la mitad de trabajadores del sector que otros años. Muchos interinos, en lugar de ser enviados al desempleo, han seguido cotizando. Y, junto a ello, la mejoría de la situación epidemiológica se ha traducido en una reducción de más de 800 empleos en este sector en el último mes.

El dato no empaña que el crecimiento del último año alcanza el 2,67%, el doble que territorios como la CAV y La Rioja, cuyas estructuras productivas presentan ciertas similitudes con Navarra. Son 7.514 cotizantes más que hace un año, que dejan la cifra total en el punto más alto de su historia. El objetivo de alcanzar los 300.000 ocupados está ahora un poco más cerca.

Igual de psicológica resulta la barrera de los 30.000 desempleados, que no se ha conseguido rebajar en Navarra desde finales de 2008, cuando el estallido de la burbuja inmobiliaria arrastró a la economía hacia el precipicio. El paro tocó techo en 2013, pero no ha vuelto a aproximarse a niveles similares a los de 2007, un reflejo de las dificultades amplias capas de la población, para encontrar un empleo. Un problema que afecta no solo a jóvenes, sino sobre todo a mujeres más allá de los 55 años y a colectivos cuya preparación se encuentra muy lejos de lo que hoy exigen las empresas.