¿Actualmente, en qué situación se encuentra el sector agroalimentario navarro?

Está muy bien posicionado y consolidado, porque una de las exigencias de la UE#desde hace muchos años es que exista un ecosistema en el sector, es decir, que no haya empresas que actúen como islas. En este sentido, el tejido empresarial cuenta con centros tecnológicos, como CNTA o Cener, que apoyan; y en el ámbito de la salud alimentaria, con Navarrabiomed o CIMA. La práctica totalidad de los centros tecnológicos de la Comunidad pueden aportar a la cadena alimentaria. Además, disponemos de universidades.

¿El sector agroalimentario apuesta por ser saludable y sostenible?

Sí. Aunque siempre ha trabajado en esta línea, la industria agroalimentaria está más comprometida que nunca con la salud. Ahora, la demanda prima ese cuidado.

¿La pandemia ha favorecido cambiar hacia unos hábitos de consumo más saludables?

Por supuesto que sí. Sin embargo, la transición hacia una alimentación saludable se venía produciendo desde hace muchos años, y la pandemia ha avivado esa tendencia.

¿Este sector actúa como vertebrador del territorio?

Absolutamente. La agroindustria es la que más empleo directo genera en Navarra. Además tiene alto componente de innovación que genera riqueza y potencia como comunidad. Las grandes empresas han apostado por la digitalización, ya que sin ella no tendrían competitividad.

¿Qué fortalezas tiene?

La Estrategia de Especialización Inteligente (S3) alinea los diferentes agentes de cada sector para favorecer su competitividad, mediante la innovación de los centros tecnológicos, la formación de universidades y centros de FP y la actividad del tejido empresarial. La agroalimentación ha sabido desarrollar la triple hélice; y la S3 coordina a cada uno de los agentes. A esto se une la larga trayectoria de conocimiento (know how) de nuestras empresas. Otra ventaja de Navarra es su capacidad de producción disponible cerca de la industria para suministrar alimentos para congelados, conservas, etc. Hay 55.000 hectáreas de regadío de calidad en la Comunidad. Además contamos con polígonos especializados, como la Ciudad Agroalimentaria de Tudela (CAT).

¿Qué debilidades debe superar?

La escasez de mano de obra y mejorar la calidad de los empleos. En el ámbito de la formación, no solo debemos pensar en los nuevos estudiantes, sino en la preparación de aquellos trabajadores que deben adaptarse a las nuevas tecnologías y tendencias. Por otra parte, también ha habido mucha concentración de mercado, y hay peligro de desarraigo de algunas industrias.

¿Por qué existe esa escasez de perfiles en el sector?

Hay tecnologías para las que no estamos formados; e incluso puestos de trabajo que se crearán dentro de 20 años y esto causa una revolución en el mundo formativo.

¿Qué oportunidades tiene el sector?

La digitalización, con grandes ejemplos y desafíos por delante;#y la economía circular.

¿Y amenazas?

El mercado es muy cambiante, y como reto debemos saber hacia dónde se dirige. Por ejemplo, la salud alimentaria ha acaparado protagonismo, pero este concepto abre multitud de posibilidades, como la sostenibilidad, los alimentos proteicos, etc.

¿Cuándo va a aprobarse el PERTE de agroalimentación?

La propia UE#debe darse prisa. No es un tema que afecta solo a los PERTE sino a otro tipo de ayudas, porque hay complejidades que deben cerrarse a nivel jurídico en Bruselas. Ahora mismo eso está ralentizando la salida de estos PERTE. De todas formas, el Ministerio anunció que su intención era que el Consejo de Ministros aprobara el de cadena alimentaria antes de concluir el año.

Entre las manifestaciones de interés, Navarra ha impulsado el Ebro Food Valley, ¿en qué consiste?

Un proyecto, liderado por el CNTA, que incluye la transición ecológica y digital mediante la innovación, adquisición de maquinaria, implantación de robótica, sensórica o inteligencia artificial; y la economía circular (por ejemplo iniciativas para incluir nuevamente en la cadena de valor los desperdicios alimentarios o procesos pioneros para optimizar el uso de la energía y el agua). De estos últimos, el CNTA#cuenta con infinidad de proyectos para desarrollar. El Ebro Food Valley es uno de los referentes entre las manifestaciones de interés y captó la atención del Ministerio. Estas iniciativas se han utilizado para elaborar las bases de los PERTE, por lo que esperamos que Ebro Food Valley haya contribuido a configurarlas. Pero, también dejo claro que la modalidad escogida para captar estos fondos es la de concurrencia competitiva, es decir, no se va a dar ninguna ayuda a dedo.#Además, posteriormente la UE va a fiscalizar estas partidas.

Varias comunidades se han sumado al Ebro Food Valley.

Sí porque así lo exigen los PERTE. Aunque todavía desconocemos cuántas comunidades autónomas como mínimo tendrán que participar en estos proyectos de la cadena agroalimentaria para optar al PERTE.

¿Preocupa la escasez de materias primas actualmente?

Estamos inquietos, y el departamento ha conversado con muchas empresas. La falta de materias primas está afectando a todos los sectores, como salud, renovables, mecatrónica, cadena alimentaria... Y el coste de las materias primas en el sector agroalimentario se ha disparado. Después de la pandemia, ha habido una demanda que ha explotado de manera exponencial que el mercado no ha podido absorber y a esto se ha añadido que, en algunos casos, los mercados asiáticos han pasado de ser exportadores a importadores.

¿Esta pandemia ha puesto en evidencia la dependencia de Europa de proveedores asiáticos?

Europa ha perdido la batalla del precio hace décadas. En 2008, se diseñó la primera estrategia europea de materias primas, y se veía la tremenda debilidad a la que se enfrentaba Europa respecto a otros mercados, por lo que esto no es nuevo. Por eso, en 2015 la UE#aprobó la primera estrategia de economía circular para favorecer la competitividad de su tejido empresarial. En este plan, las transiciones ecológicas y digitales resultan fundamentales. Por eso, por ejemplo, hay que desarrollar con celeridad la reutilización y el rediseño para favorecer esa competitividad. La digitalización permite competir en precio y calidad.