No solo el mercado de trabajo es dual, con miles de trabajadores anclados en situaciones de precariedad, temporalidad y bajos salarios, mientras siguen aumentando las retribuciones en los sectores de mayor cualificación o más protegidos, como el empleo público. Esta divergencia se traslada también a las pensiones, que se revalorizan año tras año, pero cuyos números medios esconden en cualquier caso situaciones de máxima dificultad.
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De hecho, según los datos de octubre, la Seguridad Social paga en octubre unas 39.600 pensiones a los 1.000 euros mensuales, una cifra apenas de subsistencia y que explica el motivo de las reclamaciones del colectivo de pensionistas, que suele exigir incrementos en línea al menos con el precio de la vida. 30.000 de ellos no llegan a los 800 euros.
Por el contrario aumenta paulatinamente el grupo de personas que se aproxima a la pensión máxima. En estos momentos, 12.304 personas perciben una pensión que supera los 2.400 euros, prácticamente el doble que hace solo cinco años. La pensión máxima en España se encuentra en 2.707,50 euros y, en la Comunidad Foral, 854 personas superan esta cifra al haber añadido algún plus por distintas circunstancias.
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La cifra de pensiones elevadas no dejará de crecer, seguramente, en los próximos años. La generación del baby boom llega a la edad de jubilación con carreras de cotización largas, con una base de cálculo de los últimos 25 años que suele coincidir con los años de mayores ingresos.
De hecho, la base media de cotización de los trabajadores navarros se sitúa por encima de los 2.163 euros, 240 euros por encima de la media. Es superior, sin embargo, entre los trabajadores que pasan de los 40, aproximándose a los 2.400 euros que entre los de menor edad, que no llegan a los 2.000 euros en la mayor parte de los casos.
