Un informe elaborado por varios colegios de ingenieros y el think tank Institución Futuro ha señalado que el agua del Canal de Navarra no llegará a la Ribera hasta 2028, debido a los trámites que todavía deben realizarse y el periodo de ejecución de obra que como mínimo se alargará cuatro años. Estas son unas previsiones optimistas basadas en las experiencias de la primera fase y su ampliación, pero todavía todo puede retrasarse más.

Miguel Iriberri, decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Navarra (COIINA); José Miguel del Amo, en representación del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Aragón, Navarra y el País Vasco en la Delegación Navarra; Pedro Busto, decano de la Demarcación de Navarra del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos; y José María Aracama, presidente del think tank Institución Futuro, han presentado las conclusiones y recomendaciones de la II Jornada El futuro del agua en Navarra, celebrada en junio.

Esta cita profundizó en los avances de los últimos años en la regulación de las aguas en Navarra y la evolución de infraestructuras como el Canal para analizar la política hidráulica más conveniente para la Comunidad Foral.

Compromiso de un cronograma que se cumpla

Estos colegios de ingenieros e Institución Futuro han pedido al Gobierno de Navarra elaborar "un documento cronograma detallado de la situación de la ampliación de la primera fase del Canal y de la segunda fase para llevar agua a la Ribera". Insisten en esta propuesta para que "los plazos y los costes de las diferentes fases de ejecución" se cumplan y puedan ser conocidos por la ciudadanía.

Miguel Iriberri ha resaltado que "el Canal es una infraestructura de la Comunidad, que beneficia a todos sus habitantes", por lo que no es "un proyecto político cuya evolución dependa del Gobierno de turno sino que es un proyecto de Navarra". Ante la relevancia de dicha obra han pedido "un sistema de gobernanza que lidere y sea responsable de esta iniciativa estratégica, encabezado en este caso por la presidente María Chivite", ha señalado José María Aracama. "Un modelo que también permita intervenir a todas las partes implicadas, como las concesionarias, la Comunidad de Regantes, las mancomunidades, etc", ha añadido el presidente de think tank Institución Futuro.

Aracama ha lamentado que los diferentes retrasos en esta infraestructura hidráulica han impedido que pueda optar a los fondos Next Generation. "Ha sido una oportunidad perdida porque el Canal no va a estar terminado para 2026, exigencia de la UE para el uso de estas ayudas", ha recordado. Así, para evitar más aplazamientos, han pedido "un gran pacto" entre los partidos políticos que favorezca su desarrollo.

Las alternativas de financiación

El informe plantea "la búsqueda de alternativas de financiación públicas y público-privadas que aseguren la viabilidad de la segunda fase del Canal y los plazos de ejecución en cada fase: en la construcción del Canal por parte de Canasa (sociedad pública compuesta en un 60% por el Estado, y en un 40% por Navarra); en la distribución secundaria (opción abierta a financiación pública o público-privada) y en el equipamiento en las parcelas (tanto agricultores como usuarios)".

En relación a los ramales que conectan el Canal con las zonas de regadío y cuyo coste ha dependido del Gobierno foral tanto en la primera como en la ampliación, Aracama ha repetido que la fórmula de adjudicar a una empresa privada la obra y el contrato de concesión de la zona regable durante varias décadas "es la más viable". En definitiva, defiende el sistema del peaje en sombra que se está utilizando tanto en la primera fase como en la ampliación con Aguacanal y Aguas de Navarra. Aunque ha añadido que hay otros modelos que se pueden estudiar, apuesta por este que ha funcionado y que "es el más utilizado en infraestructuras semejantes", ha manifestado.

El presidente del think tank Institución Futuro ha propuesto la posibilidad de "flexibilizar el contrato de financiación" si así lo solicita la empresa privada o el Gobierno para amoldarse a la realidad, a la tecnología y a las necesidades de cada momento.

Estos ingenieros también recomiendan que el Gobierno de Navarra elabore estudios de planificación hidrológica para aprovechar el potencial de agua de la Comunidad.

Las conclusiones

Las recomendaciones de este informe se basan en las conclusiones recogidas en la jornada de junio: Navarra posee un gran potencial hidráulico; resulta necesario construir el Canal, ya que está demostrado su impacto económico; hay 70.000 navarros de la Ribera pendientes del agua de Itoiz; existe interés y demanda de agua de uso agrícola; y la industria agroalimentaria de la Ribera considera el Canal una ventaja competitiva respecto a otras zonas geográficas, con garantía de comercialización de los productos.

Por último, estos ingenieros y profesionales han abierto el debate sobre la "solidaridad" entre los regantes del Canal. "Hay que optimizar la dotación de la concesión de la primera fase de la zona regable según los consumos reales -se estimó inicialmente que cada regante iba a usar 6.000 metros cúbicos por hectárea, pero los registros establecen que la media desciende a los 4.000 metros cúbicos-", han recordado. Este cambio es clave para que puedan regarse las 21.522 hectáreas contempladas en el proyecto, porque con el actual reparto, no hay agua para todos. "El PERTE de la digitalización de la gestión del agua puede ser una herramienta muy válida para mejorar", han manifestado.