Natalia Bellostas (Pamplona/1977) asumió el cargo de directora gerente de la sociedad pública INTIA apenas un mes antes de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciara el confinamiento por la covid en marzo de 2020. Esta ingeniera agrónoma por la Universidad Pública de Navarra (2001) y doctora en Bioquímica Vegetal por la Universidad de Copenhague, Dinamarca, (2007) ha gestionado unos ejercicios complicados por la pandemia, la Guerra en Ucrania y sus efectos sobre los costes de producción en el sector y la prolongada sequía.

Bellostas defiende la misión de INTIA para afrontar la adecuación de la agricultura y la ganadería navarra al cambio climático: la plantilla trabaja en transferir e innovar en el sector agroalimentario para mejorar su viabilidad y sostenibilidad, y para mantener un medio rural vivo, respetuoso con el medio ambiente y que ofrezca a la sociedad alimentos de calidad.

“Hay que pagar mejor la profesión y el producto para asegurar el relevo generacional”

Tras las elecciones y la constitución de nuevo gobierno, desconoce si continuará en este puesto, pero de una manera u otra seguirá vinculada a INTIA: “Formo parte del equipo de I+D”, indica. Además este año participa junto a 18 profesionales de distintos continentes en un programa que aborda los retos globales alimentarios, promovido por la fundación estadounidense Rockefeller y Acumen Academy.

Desde 2020 al frente de INTIA. ¿Años complicados?

Hemos vivido continuos sobresaltos: pandemia, incrementos de costes de producción y sequía. 

¿Cómo está afectando la sequía a la campaña actual? 

El martes vuelve a reunirse la Mesa de la Sequía en la que se expondrá la situación actual tras el mes de mayo, que ha registrado lluvias torrenciales. La evolución de los cereales dependerá de cada zona. Han beneficiado las últimas lluvias en la Cuenca, pero la sequía ha perjudicado a la Ribera, y la cosecha se ha perdido en muchas parcelas y en otras se recogerá poco cereal.

¿La ausencia de lluvia ha dejado de ser una anomalía climatológica puntual? 

Sí, se trata de un problema estructural y serio. Debemos abordar cómo vamos a afrontar y adaptar el sector al cambio climático: por ejemplo, mediante el estudio de los cultivos más resistentes a la nueva realidad, o la implantación de silvopastoreo en la ganadería para realizar un uso eficiente de los recursos. Tenemos que pensar en el medio plazo, y no actuar como si la sequía fuera algo puntual que se solventa a golpe de ayuda. Las subvenciones resultan necesarias para salvar el bache pero no se convierten en la solución.

“No hace falta producir más sino actuar para evitar que un tercio de los alimentos se desperdicie”

¿Qué opinan los agentes del sector sobre la sequía?

En la Mesa exponen sus posturas. Desde hace mucho tiempo, UCAN muestra su preocupación por este tema e insiste en que debemos anticiparnos. ALINAR ya ha propuesto diseñar un plan estratégico para la agricultura en Navarra. EHNE ha hecho hincapié en la crítica situación de la ganadería extensiva; y UAGN es diverso con distintos puntos de vista. Queda mucho trabajo por delante. El Gobierno debe liderar ese cambio, con la implicación de todos los agentes que componen el sector, incluso el consumidor.

¿Cómo se va a adaptar el sector primario al cambio climático?

Depende del mercado y de ajustar la oferta y la demanda. Aunque si continúan estos episodios de sequía, igual algunas variedades que se piden, dejan de ser productivas y hay que sustituirlas por otras que rinden más en el nuevo escenario. 

En este cambio de modelo, ¿es importante la formación de agricultores y ganaderos para ello?

Con el asesoramiento de INTIA desde hace décadas, Navarra ha logrado un nivel de formación entre sus personas agricultoras y ganaderas superior al de otros territorios. Partimos con ese músculo y fortaleza para afrontar los próximos retos. 

¿Actualmente existe un uso eficiente del agua?

Trabajamos para mejorar. En el marco del proyecto Life Nadapta hemos impulsado varias campañas técnicas de riego deficitario controlado, es decir, hemos colocado sensores, que vigilan el nivel de humedad del suelo, para así sabiendo las necesidades hídricas de la planta en cada estado de desarrollo, podemos hacer sufrir un poco a la planta sin llegar al punto de marchite. Con este método, en cultivos como el brócoli o tomate ha habido ahorros de agua de entre un 15% y 20% sin disminuir la producción. Además, los regantes pueden optar ahora a las ayudas del PERTE de digitalización de agua para los sistemas de regadío. INTIA ya está trabajando en la divulgación de esta convocatoria para que las comunidades de regantes concurran a esos fondos.

¿La sociedad pública prevé cómo van a evolucionar los costes de producción? 

Carecemos de datos para el medio plazo. Pero el aumento del precio de los insumos afectó de manera desigual al sector primario: como ejemplo, el año pasado el vacuno de leche atravesó un ejercicio complicado, pero ahora su situación se ha estabilizado; y el vacuno de carne sigue sufriendo y sobrevive por las ayudas de la PAC. En cambio, los costes crecieron en cereal, pero se compensaron con la subida del precio del producto. 

¿Son desmesurados los precios de la cesta de la compra?

Este tema es súper complicado, porque desde que el producto sale de la puerta de la granja hasta que llega al consumidor pasan varios eslabones y la construcción del precio depende del margen de cada uno. En general, los precios han subido en aquellos alimentos en los que ha habido un incremento en los costes de producción, como aceite o leche, pero no sé si en todos los casos el aumento ha sido proporcional y si ha repercutido desde el final de la cadena (distribución) hasta el principio o no. Está claro que la sequía y la subida de los precios de los insumos, como fertilizantes, piensos o combustible, encarecen la producción de los alimentos; y eso hay que repercutirlo en el precio de venta que ponen los agricultores y ganaderos a sus productos. En este punto, hay que preguntarse si no han estado demasiado baratos antes. 

“La agricultura, la ganadería y el medio ambiente se necesitan. No pueden verse como enemigos”

¿La innovación en agricultura se asocia a la tecnología? 

Parece que siempre la innovación debe ser tecnológica, y no es así. Innovar también consiste en aplicar una herramienta, un método o una técnica en un ámbito diferente al habitual con resultado positivo. 

¿Cree que la agricultura tradicional y sintética pueden convivir?

La agricultura sintética va a caer por su propio peso, ya que existen estudios que demuestran que su huella ambiental, tanto de agua como de carbono, supera a la tradicional. Va a deshincharse la burbuja.

La agricultura sintética justifica su razón de ser en que es necesaria para alimentar el planeta ante las previsiones de crecimiento de sus habitantes. 

Existe un tercio de desperdicio alimentario en toda la cadena, motivo por el que no hace falta producir más sino no desaprovechar tanto alimento. Además, defiendo que hay que repartir mejor la comida. 

¿Cómo se puede captar a nuevos agricultores y ganaderos?

Pagando mejor la profesión y el producto. Además debemos implantar herramientas innovadoras para no ser tan dependientes de la actividad y hacerla atractiva, por ejemplo, los vallados virtuales en el caso de la ganadería. 

¿Qué opina de la actual PAC?

La parte burocrática cada vez es más pesada. Algunos consideran que en la PAC predominan las medidas medioambientales, y otros creen que debe incluir más. La agricultura y la ganadería y el medio ambiente se necesitan mutuamente. El suelo y el agua no son recursos ilimitados y tenemos que hacer una agricultura y ganadería que los conserven, porque los necesitamos para seguir produciendo. En definitiva, tanto el sector primario como los ambientales deben alcanzar un punto de encuentro, y no considerarse enemigos.