El Ministerio de Trabajo ha defendido que el SMI deberá subir cada año al menos lo que se incrementen los salarios en convenio para mantener así la ratio ya alcanzada de suponer el 60 % del salario medio, aunque no es la única variable que se maneja en una negociación en la que hay flexibilidad en busca el acuerdo tripartito.

En un encuentro informativo, fuentes de Trabajo han explicado que, con los datos de la encuesta de estructura salarial, el SMI ya ha alcanzado en cifras netas el equivalente al 60 % del salario medio y que para mantener esa relación se debe incrementar su cuantía como hagan los salarios en convenio.

En los diez primeros meses del año, los salarios de los convenios colectivos con efectos económicos en 2023 arrojan un alza del 3,46 %, aunque ésta no es la única variable que se maneja en la negociación para 2024.

Así, junto a esta cifra, Trabajo defiende que el SMI no pierda poder adquisitivo, con lo que al menos debería reflejar el alza del 3,8 % de la inflación media calculada en los doce meses anteriores y hasta noviembre.

E insisten en que cualquier propuesta busca el acuerdo de las partes por lo que, cumplidos esos dos parámetros mínimos, Trabajo mantendrá una actitud flexible para que todas las partes se sumen a la propuesta.

La semana pasada, fuentes de Trabajo señalaron que hay margen para llegar a un acuerdo tripartito con los agentes sociales, con los que volverán a reunirse el próximo lunes 11 de diciembre, para una subida del 4 % en 2024, en línea con lo establecido en el acuerdo de negociación colectiva entre patronal y sindicatos.

Las mismas fuentes siguen optimistas con la posibilidad de cerrar un pacto aunque las posturas de patronal y sindicatos siguen alejadas sobre la mesa: las empresas plantean un 3 % y los sindicatos rechazan bajar del 5 %.

La subida del SMI mejora el empleo y baja la desigualdad

Desde el Ministerio de Trabajo han analizado el impacto que ha tenido la subida del SMI desde los 735,9 euros de 2018 hasta los 1.080 euros de 2023 tanto en el empleo, en la desigualdad y en la estructura empresarial.

Así, cinco años después y según los datos de la encuesta de población activa (EPA) el empleo asalariado ha crecido un 10,2 %, por encima del 1,2 % del autónomo; el femenino ha subido un 12,1 %, frente al 8,6 % del masculino; y los indefinidos, un 25,7 %.

También ha crecido el empleo juvenil, un 14,8 %, duplicando la tasa de mayores de 30 años; mientras que por regiones, no existe un patrón de comportamiento que muestre que el empleo es peor en aquellas comunidades que tienen los salarios más bajos y por lo tanto se ven más afectadas por subidas del SMI.

Asimismo y tomando como base el decil salarial de la EPA, los datos proporcionados muestran cómo la subida del SMI de los últimos cinco años ha incidido de forma especial en los deciles 1 y 2 de la distribución salarial.

Así, estos salarios más bajos han crecido el 30 % y el 28 %, muy por encima de la media del 9,5 % y de los que más ganan, el decil 10, cuyo salario medio se ha incrementado el 4,2 %.

El salario de las mujeres ha subido el 13,7 %; el de los trabajadores de hasta dos años de antigüedad, el 18 %; el de los empleados a tiempo parcial, el 19,6 %; el de los jóvenes, el 20,5 %; el de los temporales, el 21,2 %; el de los que tienen estudios primarios, el 21,7 %; y el de los extranjeros, el 22,1 %.

Con todo ello, la brecha salarial se ha reducido un 25 %, desde el 21,3 % que había hace cinco años, hasta el 15 % actual.