El Departamento de Industria del Gobierno de Navarra da estas semanas, prácticamente vacacionales, los últimos retoques al borrador de una de las leyes más relevantes de la actual legislatura. Una iniciativa que forma parte de los compromisos adquiridos por el Ejecutivo en 2023, que responde a una coyuntura de transformación de las fábricas en todo el mundo y que busca asegurar el futuro de los más de 71.400 empleos manufactureros con los que cuenta Navarra en estos momentos. 

El objetivo es presentar este borrador en la primera semana de septiembre, tal y como admitió Mikel Irujo, consejero de Industria del Gobierno de Navarra, en una entrevista emitida ayer mismo por Radio Euskadi. Irujo tiene cierta prisa y no le faltan los motivos. El borrador es solo el primer paso de un cronograma extenso, que incluye una exposición pública y, seguramente lo mas complejo, una posterior negociación con el resto de grupos que apoyan al Gobierno de Navarra, así como con los otros departamentos a los que de una u otra manera puede afectar la ley, como Economía y Hacienda, Medio Ambiente o Cohesión Territorial.

Todo ello debería desembocar en la aprobación del texto por el Parlamento de Navarra a lo largo de 2025 o, como muy tarde, en la primera mitad de 2026. El curso siguiente vendrá marcado por las elecciones municipales y forales de mayo de 2027, un entorno poco propicio para la aprobación de iniciativas relevantes. 

Nuevas baterías para sostener el PIB

Y la actual lo es. Afecta al corazón mismo de la actividad económica de Navarra, donde una cuarta parte del empleo y casi un tercio del PIB se origina en las fabricas. El sector afronta además una coyuntura de cambio indudable. Volkswagen, su fábrica más relevante, va a combinar desde 2026 el ensamblaje de modelos eléctricos y de combustión. Está invirtiendo para ello algo más de 1.000 millones de euros, una cifra que se une a las que también aportan Hyundai Mobis en su nueva planta de baterías de Noáin y a las que están ejecutando proveedores como Gestamp o KWD. “Hablamos de algo más de 1.500 millones de euros”, explicó Mikel Irujo. 

La automoción sigue siendo el sector industrial más relevante, en atención sobre todo al valor añadido que genera. Y también por sus aproximadamente 12.000 puestos de trabajo. Anudarlos a Navarra es uno de los objetivos de la ley, que busca mejorar el marco normativo y, por qué no, económico y fiscal para las empresas que inviertan y apuesten por la transformación energética y digital de su actividad.

Obras de la fabrica de baterías de Hyundai Mobis en la ciudad del transporte en Imarcoain. Oskar Montero

“Ahora mismo un 24% de nuestra energía procede de fuentes renovables. Estamos en el top 10 de Europa y del mundo, pero esto significa que tenemos un 76% de energía procedente de hidrocarburos y gas que hay que importar. Esto es carísimo: en 2019, antes de la pandemia, suponía un 10% de nuestro PIB. Tenemos que ser capaces de generar más electricidad renovable y para ello se han aprobado 35 nuevos parques, pero también es necesario adaptar la red eléctrica”, explicó Irujo, quien señala que la electrificación, así como la sostenibilidad y la circularidad forman parte de la hoja de ruta de una industria en transformación, con nuevos nichos de empleo que Navarra quiere ocupar. 

Empleo que resiste y crece

A Navarra, además, no le ha ido mal en la última década ensanchando una base industrial surgida en los años 60, que resistió bien la crisis de los años 80, y que volvió a crecer en los 90 y durante los primeros años de la globalización. La crisis de 2008 tumbó uno de cada seis puestos de trabajo, pero desde el invierno de 2014, cuando la crisis financiera, económica y de deuda toca fondo, el panorama vuelve a cambiar. Navarra ha creado en este tiempo más de 15.000 empleos industriales, frente a los apenas 2.000 que ha generado Bizkaia, los 4.000 de Gipuzkoa o los cerca de 13.000 de la provincia de Zaragoza. 

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Solo en el último año, la industria de Navarra ha creado unos 1.400 nuevos puestos de trabajo, de los que nada menos que 600 proceden de la industria agroalimentaria, con unos 17.700 ocupados en la actualidad, la cifra más alta de su historia. De los más de 600 empleos que ha creado la industria agroalimentaria en el último año, 337 pertenecen a las labores de procesado, congelación y elaboración de frutas y verduras.

La ley tiene previsto asimismo abordar cuestiones relativas la formación y retención del talento. Y para su puesta en marcha ha contado con grupos de trabajo que han abordado asimismo la necesidad de mejorar los incentivos a la I+D y a la captación de nuevas inversiones en un momento histórico en el que la globalización amenaza con retroceder mediante la imposición de aranceles, especialmente en automoción, entre los diferentes bloques económicos.