Un total de 35 empresas han entrado en concurso de acreedores en Navarra hasta septiembre, de las que el 68,5% tenía menos de 20 empleados –porcentaje que se explica por el tejido empresarial que predomina en la Comunidad Foral–, según los datos de Nastat. 

En los primeros nueve meses no se ha contabilizado ninguna compañía de gran tamaño que haya tenido que recurrir a esta figura jurídica, pero en noviembre una factoría de casi 400 trabajadores ha tenido que solicitar el concurso, la carrocera Sunsundegui de Alsasua con una trayectoria de 80 años en el sector y que ahora atraviesa un momento muy delicado, con la incertidumbre de si continuará la actividad pasados los dos meses de plazo para intentar buscar un socio industrial. Sus dirigentes optaron por la petición de concurso voluntario sin liquidación, que significa que su intención es lograr seguir con la actividad.

Al producirse esta noticia en Sunsundegui, que no solo afecta a su plantilla sino a los proveedores y sus respectivos empleados, puede ser momento de analizar la evolución de los concursos de acreedores de empresas en Navarra en la última década, según los datos de Nastat.

Entre 2014 y 2024 (en el periodo comprendido entre enero y septiembre) se han contabilizado en la Comunidad Foral un total de 400 concursos de acreedores de empresas. Los peores registros se detectaron en 2014 y 2015, con 74 y 61 concursos de empresas, respectivamente, ejercicios que coinciden con la salida de la grave crisis económica provocada por el ladrillo y el colapso financiero. 

A partir de entonces, estos procedimientos se han ido equilibrando en los diferentes años con cifras que han oscilado entre los 25 y 40 concursos en empresas aproximadamente.

También se observa que la pandemia influyó en una disminución de los concursos de acreedores por el parón económico que se produjo por la covid en 2020 y 2021. En esos años hubo 14 y 19 concursos, respectivamente, en los primeros nueve meses de cada ejercicio. A partir de 2022, ha habido un ascenso paulatino de los concursos.

Menos de dos millones de euros

El número de compañías que no han podido hacer frente a sus pagos este año y que se han visto abocadas a esta situación se asemejan a las cifras registradas en los años previos a la pandemia, 34 en 2019 y 37 en 2018 en el mismo periodo contemplado –entre enero y septiembre–. Los 35 concursos de acreedores de este año suponen un aumento del 20% respecto a 2023.

Una vez explicada esta progresión, a continuación se va a dar una lectura más específica de la descripción de la empresa quebrada, teniendo en cuenta el número de empleados, el volumen de negocio, el sector donde desarrollan su actividad y los años de antigüedad.

Si se consultan los datos para conocer si sobresale un perfil de empresa en concurso de acreedores, la estadística muestra variedad. Las únicas características que se repiten están relacionadas con el número de personas empleadas y el volumen de facturación con unas ventas por debajo de los dos millones de euros. Esto se justifica porque en Navarra el 96,5% de los negocios tiene menos de 20 trabajadores, según el Directorio de Empresas de Nastat –37.348 compañías de un total de 38.676–.

De esta forma, como se ha indicado anteriormente, siete de cada diez concursos de acreedores en empresas este año se ha producido en aquellas con plantillas que no llegan a los 20 asalariados, y con un volumen de negocios inferior a los dos millones de euros.

En qué sectores

Al observar el sector en el que se ha producido el concurso de acreedores no destaca uno en particular, sino que se han registrado en varias actividades tradicionales. De los 35 acumulados hasta septiembre, ocho empresas han suspendido pagos en la industria y energía; seis en comercio; otros seis en hostelería; cinco en construcción; cuatro en actividades profesionales y técnicas; dos en transporte y almacenes; dos en el sector financiero, seguros e inmobiliarias; y dos en las empresas catalogadas como resto de servicios.

¿Y por años de actividad?

Aquí tampoco domina un parámetro sobre otros, ya que once de los concursos corresponden a compañías con más de 20 años de actividad, es decir, consolidadas que por la propia evolución de los sectores tradicionales hacia la transformación digital y ecológica, además de un mercado más globalizado, puede que no hayan podido aguantar este nuevo escenario.

Siete de los concursos se han detectado en compañías que suman hasta cuatro años de actividad –a diferencia de las anteriores, en esta ocasión no han afianzado su negocio–; otras siete empresas tenían una antigüedad que oscilaba entre los nueve y doce años; cinco negocios llevaban entre cinco y ocho años de trayectoria; cuatro empresas registraban entre 13 y 16 años de actividad y solo una se movía entre los 17 y 19 años de veteranía.