El año 2024 se despide con importantes aprendizajes y desafíos para la Fundación Banco de Alimentos de Navarra. En un entorno de persistentes desigualdades y urgencias sociales, repasamos los logros y retos, al tiempo que miramos hacia un 2025 que exige mayor compromiso colectivo, eficiencia y solidaridad sostenida.

A las puertas del nuevo año, desde la Fundación Banco de Alimentos de Navarra queremos compartir con la sociedad navarra un balance de lo vivido y los objetivos que nos guiarán en 2025. Este ejercicio de reflexión no solo permite analizar el impacto de nuestra acción, sino también visibilizar las necesidades urgentes de miles de personas que, todavía hoy, dependen de la solidaridad y el compromiso colectivo para salir adelante.

Nuestra misión se mantiene firme: mejorar las condiciones alimentarias de personas en riesgo o situación de exclusión social como base para su integración. Pero no es solo una cuestión de dar alimentos; promovemos también el desarrollo del voluntariado y trabajamos para sensibilizar a la sociedad sobre el consumo responsable como un factor clave para la sostenibilidad medioambiental.

2024: un año de luces y sombras

El año que dejamos atrás estuvo marcado por un entorno socioeconómico complejo. Aunque Navarra muestra indicadores macroeconómicos relativamente estables, como un crecimiento del PIB del 1,9% y una tasa AROPE del 13,8% –significativamente inferior al 26,5% nacional–, no podemos ignorar la precariedad de muchas familias. La cifra de hogares con todos sus miembros en paro (14.900 según la EPA de finales de 2023) refleja una realidad preocupante, especialmente para los más jóvenes y la población migrante.

En este contexto, hemos atendido a 20.500 beneficiarios este año, una cifra inferior a los momentos más críticos de la pandemia pero que todavía supone un reto inmenso. Descenso, por cierto, cuyo origen se debe a la implantación de la nueva ayuda de la Unión Europea por medio de tarjetas. No obstante, hemos observado una disminución en la cantidad de alimentos entregados: de 11,66 kg por persona al mes en 2023, hemos pasado a 9,87 kg. Este descenso preocupa, porque no solo hablamos de cifras; hablamos de personas y de su derecho a una alimentación digna y suficiente.

Impacto ambiental: menos desperdicio, más futuro

El Banco de Alimentos no solo lucha contra el hambre, sino también contra el desperdicio alimentario. En 2024, continuamos recuperando productos que, de otro modo, se habrían perdido, evitando toneladas de emisiones de CO2 y el desperdicio de millones de metros cúbicos de agua dulce. Este doble impacto, social y medioambiental, refuerza nuestro compromiso con un modelo más sostenible y justo.

A pesar de nuestros esfuerzos, la cantidad de alimentos recuperados –2.469.484 kg hasta noviembre– ha disminuido respecto a los 3.266.226 kg de 2023. Este dato evidencia la necesidad de consolidar alianzas con las empresas agroalimentarias y reforzar programas pioneros como el desarrollado con Eroski y la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, a los que se han ido adhiriendo otras cadenas.

El voluntariado, nuestro corazón

Nada de esto sería posible sin el compromiso de nuestros 160 voluntarios, repartidos entre nuestras instalaciones de Tudela y Berrioplano. Ellos son el motor de nuestra actividad, donando no solo su tiempo, sino también su talento y compromiso. Cada caja que se transporta, cada familia que recibe alimentos y cada programa que se ejecuta lleva implícito el esfuerzo de este equipo extraordinario. En 2025, nuestra prioridad es fortalecer esta red y sumar nuevas manos solidarias.

Retos para 2025

De cara al futuro, nos planteamos varios objetivos clave. El primero es avanzar hacia un modelo de distribución más digno: las Unidades de Atención Familiar (UAF), que permiten a las familias elegir los alimentos según sus necesidades. Este modelo no solo mejora la experiencia de los beneficiarios, sino que también reduce el desperdicio y optimiza los recursos disponibles.

Además, queremos aumentar la cantidad de alimentos entregados por persona y mejorar la calidad nutricional de la dieta que ofrecemos. Todo ello requiere del apoyo continuo de la sociedad, tanto a nivel individual como colectivo. Es fundamental que empresas de todos los sectores –no solo del ámbito alimentario– se impliquen activamente en nuestras iniciativas.

Un llamamiento a la solidaridad constante

En momentos de crisis, como las inundaciones provocadas por la Dana, hemos presenciado la increíble capacidad solidaria de la sociedad. Sin embargo, nuestra labor no puede depender solo de picos de generosidad. Necesitamos un compromiso sostenido, un apoyo constante que no se desvanezca cuando desaparecen los focos mediáticos.

Cada uno de nosotros puede hacer algo. Una pequeña acción individual –un donativo, unas horas de voluntariado– suma al esfuerzo colectivo. Porque mientras algunos enfrentan grandes desastres naturales, otros viven sus propias “danas” personales: desempleo, desarraigo, falta de hogar. Y nosotros, como sociedad, debemos estar a su lado.

Mirando hacia el futuro con esperanza

En un mundo marcado por el enconamiento y la polarización, debemos apostar por discursos más positivos y constructivos. Necesitamos recordar que, al final del día, lo más valioso es la capacidad de ayudarnos unos a otros.

Sabemos también que la integración de la población migrante es esencial para el progreso de nuestra sociedad. Si valoramos su contribución y trabajamos juntos, superaremos muchos de los retos que hoy parecen insalvables.

En 2025, el Banco de Alimentos seguirá siendo un pilar de apoyo para quienes más lo necesitan, una herramienta para construir una Navarra más solidaria y sostenible. Porque, como hemos demostrado durante casi 30 años, juntos podemos marcar la diferencia.