Luis Moreno, director general de la Fundación Ecolec, presentó una panorámica clara y realista del papel de su entidad en la gestión de residuos electrónicos. Con un enfoque didáctico, subrayó que su organización actúa como “nexo de unión entre fabricantes, administraciones, distribuidores, consumidores y gestores de residuos”, con el fin de garantizar una recogida separada y eficiente de aparatos eléctricos y electrónicos, pilas, baterías y, desde este año, también envases.
Explicó que todo el sistema se sostiene gracias a la financiación de los propios productores, lo que les permite mantener criterios de “universalidad, equidad económica, realidad medioambiental y beneficio social”. En Navarra, por ejemplo, destacó que las dos principales plantas de tratamiento tienen un enfoque social. “En esto de la economía circular tenemos que tener en cuenta la parte económica, medioambiental y también la parte social”, remarcó.
Moreno ofreció los siguientes datos: en 2023, la Fundación recogió 108.600 toneladas de residuos electrónicos en todo el país. De ellas, menos de 1.000 toneladas procedieron de Navarra, donde, aclaró, “las mancomunidades están muy bien organizadas” y su intervención directa es menor. Eso sí, indicó que, de la parte que gestionan directamente, cada navarro aporta “casi 7 kilos al año”, lo que, sumado a lo que se recoge por vías municipales, eleva la cifra a unos 14 kg por habitante.
Sobre la obsolescencia programada, Moreno reconoció que “los modelos de consumo están cambiando” y que los fabricantes ya están adoptando nuevas estrategias. Puso como ejemplo las impresoras en oficinas: “Nadie compra ya una impresora. Te la pone el proveedor, la monitoriza, te envía el tóner, hace el mantenimiento. Y tú solo te ocupas de imprimir. Pagas por impresión”. Esta lógica, explicó, se está trasladando a otros electrodomésticos como lavadoras, donde el renting y el mantenimiento a cargo del productor están transformando el modelo de negocio.
Destacó un proyecto centrado en la reutilización de componentes de placas de inducción. “El elemento de inducción, tras 15 años, está prácticamente nuevo. ¿Y si lo reutilizamos tal cual?”, relató. Gracias a esta iniciativa, también descubrieron que los cristales pueden pulirse, reimprimirse y reutilizarse. “Eso me parece un ejemplo de economía circular total”, afirmó, destacando la reducción de energía, emisiones y consumo de agua.
Moreno también enfatizó la importancia de la trazabilidad, subrayando que Ecolec utiliza desde 2011 un sistema propio con etiquetas electrónicas, adelantándose a la normativa actual: “Tener la información en tiempo real del residuo es muy importante para ser eficientes”.
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En cuanto a los retos, identificó dos: por un lado, la recuperación de materias primas críticas, que “no estamos recuperando” todavía de forma efectiva, y por otro, la implicación del ciudadano. “Cuando compramos un electrodoméstico nuevo, tenemos derecho a entregar el viejo para su reciclaje, y la tienda tiene la obligación de recogerlo”, recordó. Además, señaló que incluso en compras online existe esta obligación, aunque “muchos consumidores lo desconocen”.
En definitiva, Moreno dejó claro que la clave está en seguir colaborando entre sectores, impulsar la innovación tecnológica, y sobre todo, en hacer que la ciudadanía esté informada y se sienta parte activa de la economía circular.