Dejamos atrás un año muy complicado e intenso para todos. La Universidad en general y la Universidad de Navarra en particular no han sido ajenas a una pandemia que llegó sin avisar y que no ha dejado indiferente a nadie. En la Clínica, se hizo más visible, pero también en el resto de la Universidad, donde la capacidad de adaptación de los profesionales, sobre todo del profesorado, ha sido admirable. Esta inmediata reacción, unida a un enorme esfuerzo -también de alumnos, de personal de administración y servicios, etc-, hizo que en un fin de semana consiguiéramos recuperar casi en la totalidad nuestra actividad docente.En un primer momento nos sobrevino un sentimiento de incertidumbre y cierto temor. Pero enseguida entendimos que debíamos prepararnos para vivir en un mundo nuevo. La actividad de la Universidad de Navarra no paró con el confinamiento. Se impartieron 1.800 asignaturas de forma no presencial, los alumnos recibieron 1.000 sesiones on line al día, participaron en 29.258 foros de discusión y se presentaron un total de 1.379 trabajos fin de grado y de máster. Se diseñaron nuevas metodologías para estimular formas de aprendizaje innovadoras y los alumnos se esforzaron para ser más protagonistas de su formación.

La crisis sanitaria de la covid-19 ha subrayado lo que siempre hemos querido enseñar a nuestros alumnos: que la ciencia está al servicio de la vida, que somos vulnerables y necesitamos del cuidado del otro, que construir un mundo más humano y solidario es la opción más hermosa e inteligente. Nuestra docencia tiene esa finalidad formativa y la crisis no ha hecho más que reforzarla.

Con esta filosofía pusimos en marcha más de 40 medidas centradas en proteger la salud de los estudiantes y empleados, continuar impartiendo una docencia de calidad y personalizada, e incrementar las ayudas para los alumnos más afectados por la crisis. Lo denominamos Plan Prepara2 y en él hemos invertido hasta ahora 4 millones de euros. Entre las novedades adoptadas destacan la realización de pruebas PCR a toda la comunidad universitaria a comienzo de curso y muestras aleatorias en los siguientes meses; reformas en el mobiliario, electrificación y tecnología para adecuar nuevos espacios de trabajo y reducir aforos; o un incremento de la cuantía de becas de 1.850.000 euros para alcanzar así los 6,5 millones de euros de ayudas de este curso.

Aun estando preparados para todos los escenarios, nuestro objetivo desde el principio fue claro: apostar por la presencialidad. Siempre hemos creído que vivir la "experiencia campus" es un plus, pero ahora lo sabemos mejor que nunca. Durante este tiempo hemos aprendido dos cosas que aparentemente podrían parecer paradójicas: las posibilidades de la docencia on line -que hemos fortalecido y seguiremos fortaleciendo- son inmensas; pero el impacto de la experiencia presencial en la educación universitaria es aún mayor. Hacer deporte, realizar prácticas en un laboratorio, conversar con profesores y alumnos, participar en actividades culturales y solidarias€ Sabíamos que la presencialidad era importante, pero esta pandemia nos ha demostrado que es un producto premium. Lo demuestra que este año hemos tenido cifras récord de asistencia a las clases, cercanas al 100%.

Durante estos meses hemos hablado con la Universidad Pública de Navarra y con el Gobierno de Navarra, con la presidenta y con el consejero de Universidades. Las dos universidades navarras estamos de acuerdo en que los campus son lugares seguros y que los contagios se producen fuera de ellos, en encuentros familiares o entre amigos, en situaciones de ocio, etc. Hemos luchado siempre para mantener la actividad presencial y, de momento, hemos estado todos de acuerdo.

Asimismo, los alumnos percibieron desde el principio que la Universidad era un lugar seguro, y de hecho, el número de matrículas se incrementó ligeramente. Este año hemos comenzado el plazo de admisión y los datos también son positivos. El miedo no ha paralizado la decisión de los jóvenes de ir a la universidad. En todo este proceso ha sido muy importante el trabajo de comunicación con los alumnos, con sus familias, con los docentes, con el resto de empleados y con la sociedad en su conjunto.

A pesar de que nuestra situación, y la de otras universidades, es buena, nos enfrentamos a un futuro a corto plazo incierto, tanto desde el punto de vista social como económico. Pero estamos convencidos de que la universidad juega un papel fundamental como motor del desarrollo de cualquier sociedad, y en primer lugar, de la más cercana, en nuestro caso, la navarra. Por ello hemos trabajado siempre, a través de la docencia, la investigación y la sanidad, y lo seguiremos haciendo, si cabe con más ahínco, en la salida de esta crisis.

Nuestros planes son claros: en primer término, queremos mejorar la calidad docente, formando ciudadanos responsables, con perspectiva internacional y espíritu crítico, capaces de entender su trabajo como un servicio a los demás; en segundo lugar, investigamos con el fin de aportar soluciones, desde el ámbito sanitario y científico -que ahora lo requiere de forma más urgente- pero también en otros entornos en los que la pandemia ha ocasionado un impacto social y psicológico. Hemos comprobado que el conocimiento es más importante que nunca y debe ser la base de cualquier decisión política o económica.

La Universidad de Navarra quiere apostar de forma especial por una investigación enfocada en el cuidado de las personas y del entorno, potenciando los proyectos en medicina y en sostenibilidad ambiental, social e institucional. Asimismo, queremos impulsar el Museo de Ciencias, con la construcción de una nueva sede. Este centro tiene una triple misión: docente, investigadora y de comunicación científica, y en él participan alumnos, profesores e investigadores de muy diversas áreas de conocimiento, unidos por el interés común en la defensa de la naturaleza.

En estos y otros muchos proyectos nuestra mirada es global, pero también centrada en nuestra realidad más cercana: en Navarra. El sistema universitario navarro es potente y complementario. Hemos colaborado entre nosotros y con el Gobierno foral durante estos meses y seguimos apostando para contribuir a la recuperación económica, social y anímica de nuestra comunidad.