amos fin a un año tremendamente duro para la ciudadanía, que nos ha traído dolor y sufrimiento en forma de enfermedad. 2020 será recordado por una pandemia que ha puesto en tensión nuestra capacidad sanitaria, social, económica y también emocional. Por ello miramos el año próximo con cautela, pero también con esperanza. El avance en las vacunas, el esfuerzo de las personas y las medidas puestas en marcha parecen ser capaces de frenar en breve las consecuencias más dramáticas de los contagios.

Sin embargo, alrededor de este reto sanitario hemos visto cómo nuestro modelo productivo y nuestras herramientas de protección social padecían ciertas debilidades. Por ello, y ya desde este año, junto con las decisiones vinculadas a la salud, hemos iniciado un proceso reflexivo y proactivo de compromiso con un nuevo tiempo. Este proceso es compartido por el conjunto del España y de Europa, es necesario dotarnos de nuevos modelos de producción, nuevas formas de protección y mejores mecanismos de reparto. Así frente a las políticas de austeridad de la anterior crisis, en esta predominan las políticas de cuidados y de ayudas, con el objetivo de no dejar a nadie atrás y evitar el incremento de la desigualdad.

El reto es formidable, nos encontramos ante la disyuntiva de cambiar de modelo productivo en un momento de incertidumbres profundas, un cambio obligado en las exigencias de una inevitable transición digital y una urgente transición ecológica. Ante ello, el talento colectivo de la Comunidad debe ponerse en movimiento. De hecho, ya ha empezado a cristalizar ese gran esfuerzo en el diseño de estrategias de nuevo cuño lo que, unido a la capacidad de generar nuevos proyectos, se encuentra vertebrado en la génesis de un Plan de Comunidad. Y todo ello sin obviar los elementos que nos han hecho fuertes, como el sector industrial, que se encuentran en fase de adaptación a los nuevos tiempos.

Un Plan que se sitúa en el marco de las estrategias internacionales (Agenda 2030) y europeas (Next Generation EU y Pacto Verde Europeo), entroncando con las líneas de acción planteadas y el pensamiento europeo de un desarrollo sostenible y cohesionado. De hecho, las líneas de trabajo de la S3 "estrategia de especialización inteligente" coinciden en gran medida con los criterios de financiación definidos por el NGEU: Polo de Innovación Digital; Eficiencia energética en edificios, fábricas e infraestructuras; Vehículo eléctrico, autónomo y conectado; Energías renovables y bioeconomía; Investigación biomédica y biotecnológica; Industria agroalimentaria sostenible; Turismo rural respetuoso con el medio ambiente; Innovación en sistemas de reciclaje y Gestión de residuos.

El Gobierno ha asumido el reto de liderar este nuevo tiempo, ha decidido pensar en grande tal y como Keynes instaba a la política tras la Gran Depresión. Pero este liderazgo debe ser compartido por el conjunto de la sociedad; de su implicación, de su conocimiento y de su capacidad depende el futuro de Navarra y de los navarros y navarras. Esperamos de organizaciones empresariales, sindicatos, organizaciones civiles y ciudadanía una apuesta compartida y consensuada para nuestro futuro, un futuro de esperanza, de desarrollo y de innovación.

Pero todo ello sin olvidar que la acción de presente, y la gestión de la política, tienen un objetivo primordial que es la mejora de las condiciones de vida del conjunto de las personas, el bien común entendido como un proyecto de justicia, de solidaridad y de igualdad. Esto exige, además de estrategias, recursos ágiles y eficaces y, sobre todo, el compromiso de las instituciones, organismos y de la propia sociedad para que desde cada diversidad se comparta un proyecto común: Navarra.

Miremos atrás con ternura y sensibilidad, pero miremos adelante con esperanza y con voluntad de seguir construyendo una sociedad más justa y resiliente. Una sociedad que sea capaz de vertebrar el territorio y la cohesión social. Para ello será clave una mirada generosa sobre las diferencias, crítica con las desigualdades y optimista sobre un futuro que deberá ser compartido. Hacemos una llamada al conjunto de la ciudadanía y sus organizaciones a cimentar, desde las legítimas diferencias, un proyecto de futuro.