Escuchar y empatizar. Así enfatizan en su círculo las grandes cualidades de Ana Pontón Mondelo (Airexe, Sarria, Lugo, 27-VII-1977), la arquitecta que supo reconstruir el nacionalismo gallego desde la templanza y la modernidad para intentar sepultar a la derecha en Galicia. El gran sueño que persigue el BNG, que este domingo empezó a sembrar, y cuyas raíces entroncan con el entorno rural de una pequeña aldea sarriana en la parroquia de Chorente.

Hija de padres trabajadores (Aurita y Luis) y criada junto a sus otros dos hermanos entre los castiñeiros (castaños) de Penacova y las bestas (ganado) de la pequeña explotación familiar, creció implicándose en el activismo dejando el interior para acudir a Compostela a la universidad y licenciarse en Ciencias Políticas y de la Administración. Hace ocho años le encomendaron recoser las heridas cruentas en el seno del Bloque y lo consiguió con un discurso ambicioso, transversal, que pone el foco en lo social y situándose como referencia de la izquierda en Galiza. 

Fue proclamada portavoz nacional del BNG en 2016 con esa manera sosegada y firme con que se maneja Pontón, con una singular independencia de criterio, propositiva y con oratoria. En 2012, Xosé Manuel Beiras, cabeza visible del Bloque durante décadas, había roto con la formación y fundó Anova-Irmandade Nacionalista, embarcándose en diversas alianzas con la izquierda federal que lograron éxito efímero.

Pontón mantuvo a flote al BNG en 2016 con seis diputados, aupándose hasta los 19 en 2020, la cifra hasta ayer más alta de su historia. Practica yoga porque le aporta mucha serenidad. A buen seguro que le seguirá haciendo falta.