Las Bardenas Reales, un paisaje semidesértico en Navarra, se ha convertido en un destino turístico muy demandado, especialmente para quienes buscan un espacio de tranquilidad y belleza natural. Con más de 400.000 visitantes anuales y un crecimiento continuo, este parque natural atrae especialmente a parejas, que encuentran en el silencio y la amplitud de su terreno un lugar ideal para desconectar. Sin embargo, el turismo en Bardenas es diverso, y cada año más personas acuden con diferentes intereses, que van desde la fotografía y el senderismo hasta el avistamiento de aves y la exploración geológica.
Rincones imprescindibles
Un recorrido en las Bardenas empieza generalmente en el Centro de Información y Acogida de Visitantes, situado en la finca de Los Aguilares donde los visitantes pueden obtener mapas, recomendaciones y detalles sobre los puntos de interés del parque, que incluyen:
- El Cabezo de Castildetierra. Este monolito natural es, sin duda, el símbolo más icónico del parque y un lugar ideal para fotografiar.
- Mirador de Juan Obispo. Esta singular atalaya ofrece una vista excepcional de los dos tipos de paisajes que han caracterizado a las Bardenas desde siempre. Por un lado, el paisaje de mesas elevadas, con el Rallón y la Ralla a la derecha, y Pisquerra frente al visitante como las cumbres más altas; y por otro, el paisaje agrícola de secano y la vegetación natural que se extiende en la zona militar.
- Embalse de Zapata. Esta zona húmeda es un enclave de gran biodiversidad, principalmente aves.
- Bardena Negra. Una ruta menos frecuentada que ofrece un paisaje distinto, con variedad de vegetación como bosque cerrado, estepas o matorrales y su orografía es más uniforme que la que presenta la Bardena Blanca.
- Cabezo del Fraile. El Fraile alto como también se le conone, está situado en la Bardena Negra. Tiene una altitud de 557 metros y es una cumbre que resalta en el paisaje por su forma distintiva, además de ser una peña que se eleva de manera aislada.
Naturaleza en primer plano
Las Bardenas Reales ofrecen una biodiversidad extraordinaria que atrae tanto a aficionados como a científicos. Aunque el avistamiento de aves y plantas aún no es la actividad más popular entre el público general, este entorno cuenta con colonias de aves protegidas como el cernícalo primilla, que se pueden observar desde la distancia sin perturbar su hábitat. Proyectos como las cámaras en el corral de Aguilares permiten a los interesados seguir en directo el ciclo de vida de estos animales, en especial durante la primavera.
La regulación de accesos es fundamental en el parque para proteger su delicada ecología. Por ejemplo, ciertos espacios permanecen cerrados entre febrero y septiembre para proteger a las colonias de buitres y águilas, que son sensibles a la presencia humana. La conservación de este ecosistema es clave para mantener el equilibrio natural y garantizar la sostenibilidad del parque a largo plazo.
Turismo de cine y fotografía
El carácter fotogénico y casi “lunar” de las Bardenas Reales ha convertido al parque en un escenario recurrente para películas, anuncios y producciones audiovisuales. Cada año, influencers y fotógrafos participan en concursos temáticos como el de este año, dedicado al agua, que incentiva a los visitantes a capturar la esencia de sus humedales. Además, la constante presencia de rodajes publicitarios y cinematográficos ha elevado el perfil turístico del parque, atrayendo a nuevos visitantes interesados en ver en persona los escenarios de las producciones que han seguido en pantalla.
Visitas escolares
Existen varios proyectos educativos en la oferta de Bardenas. Desde hace ocho años, la comunidad ha promovido visitas escolares subvencionadas, con el objetivo de acercar este espacio único a los estudiantes de la región. Las escuelas interesadas pueden solicitar visitas guiadas, y el coste del autobús está cubierto por la comunidad, facilitando así el acceso para todos los centros.
Turismo sostenible
El aumento del turismo en las Bardenas ha puesto de manifiesto la necesidad de equilibrar la accesibilidad con la conservación del entorno. La Comunidad de Bardenas ha implementado medidas para proteger los caminos y evitar la erosión del terreno arcilloso, que se ve afectado por las lluvias.
El mantenimiento anual de los caminos supone un coste de entre 500.000 y 600.000 euros, lo que ha motivado la propuesta de introducir tarifas simbólicas de aparcamiento que contribuyan a financiar estos gastos.
A pesar de su creciente popularidad, la Comunidad de Bardenas se mantiene firme en su compromiso con la sostenibilidad, convencida de que la preservación del entorno es la clave para que las futuras generaciones disfruten del parque.
La labor de concienciación y las regulaciones en acceso, como la limitación de zonas y el respeto a los ecosistemas, son esenciales para conservar la riqueza natural de este espacio singular y lograr que siga siendo un destino único en el mapa turístico de Navarra.