Tarde de pesadilla para un ATP Tudelano al que no le salió nada

Apenas había tenido tiempo el equipo de asentarse en el terreno de juego cuando Sancho adelantaba a los locales en el marcador, aunque parecía que los de Marrube reaccionaban bien ante el gol local y Hamza tuvo una ocasión clara para igualar en el minuto 3, pero falló, mientras que Peñíscola volvía a aprovechar la suya para colocar el 2-0 en el 4 tras una buena transición. Los nervios empezaban a aflorar en las filas navarras y las malas sensaciones se intensificaban en el minuto 7, con el 3-0 de José Mario.

Las cosas no mejoraban, Ribera Navarra no tenía fluidez en la circulación de balón y apenas conseguía generarle problemas a un Peñíscola intenso y muy efectivo que en el minuto 13 firmaba el 4-0.

Pero no bajó los brazos el conjunto navarro, que aprovechó la quinta falta de los locales para meter una marcha mas a su ataque mientras se encomendaba al acierto de Carlos B, que replicaba pronto a ese cuarto gol local con dos grandes goles casi consecutivos, el primero en jugada individual y el segundo con un potente zurdazo ante el que nada pudo hacer el equipo local, que había apostado por el ataque de cinco para tratar de tener mas control de balón.

Parecía que reaccionaba el ATP Tudelano, que tras esos dos tantos ganaba confianza y presencia en el área contraria, aunque no conseguía materializar sus llegadas e incluso veía como Sancho anotaba de nuevo en el 18, dejando el 5-2 en el marcador al descanso.

No le sentó bien el parón a los de Marrube, que en el inicio de la segunda mitad volvió a desaparecer de la pista ante la intensidad de un Peñíscola que apenas tardaba dos minutos en volver a ver puerta (6-2).

Ese gol dejó muy tocados a los navarros, que trataban de rehacerse y buscaban tener mas control con la entrada de Claudino con la camiseta de portero jugador ya en el minuto 24 de partido. Consiguió su objetivo a medias el equipo visitante, que si bien tenía más balón y permitía menos internadas a los locales, apenas conseguían generar ocasiones de peligro. Y mientras, los minutos pasaban y cada vez quedaba menos tiempo para tratar de remontar el encuentro. Debía asumir riesgos Ribera Navarra, sobre todo después del 7-2, pero lo cierto era que Peñíscola apenas hacía concesiones. Con casi todo el trabajo hecho, a los locales solo les quedaba mantener la calma, tener paciencia y defender con uñas y dientes, lo que hicieron hasta el pitido final ante un rival al que no le salía nada.