pamplona. El Comité Navarro de Entrenadores comunicó ayer los ganadores de las tradicionales distinciones que premian la labor de los mejores técnicos de la temporada. Este año el 17º Trofeo Bijoya fue a parar al entrenador del Burladés, José Miguel Bascarán, y la 15ª Bota de Plata a Antonio Ruiz Arriazu. En el acto estuvieron presentes los dos entrenadores galardonados, aunque ambos trofeos no serán entregados hasta el próximo 22 de junio, día en el que se celebrará la habitual Asamblea de la Federación.

A José Miguel Bascarán, que ha cosechado una buena temporada con el Burladés, el galardón le pilló por sorpresa. "No me esperaba el premio porque este año había muchos entrenadores que se lo merecían", comentó el técnico del Burladés que, después de tres años en la Regional Preferente, consiguió llevar esta temporada a su equipo de nuevo a Tercera. En sus primeras declaraciones como premiado, Bascarán quiso destacar la tarea y el esfuerzo llevado a cabo en las categorías más inferiores: "No todo gira en torno a Tercera División. Abajo también hay equipos que están trabajando muy duro". En sus primeras palabras, José Miguel no pudo evitar acordarse y agradecer el apoyo de toda su familia y del Burladés "por todo lo que me está dando y la confianza que han depositado en mí desde el primer momento". "El equipo ha estado tres años en el infierno de la Regional Preferente y, por fin, hemos conseguido devolverle a donde tiene que estar, la 3ª División navarra", continuó el entrenador pamplonés haciendo referencia a los duros momentos vividos en las últimas temporadas.

Por su parte, el otro premiado, Antonio Ruiz Arriazu, también se mostró sorprendido por la Bota de Plata y deseó dar las gracias a "las personas que lo han hecho posible". Ruiz fue premiado por su dedicación y entrega al fútbol amateur desde hace 40 años, cuando comenzó jugando en las categorias inferiores del Tudelano. En su discurso, no quiso olvidarse del fútbol base. "Personalmente, creo que los clubs deberían molestarse más en que haya gente preparada que entrene a los chicos en el fútbol base, porque eso es fundamental en la iniciación y el perfeccionamiento", manifestó el ablitense sobre la situación actual de la que ha sido su dedicación desde hace años. Con la humildad que siempre le caracteriza, el entrenador navarro también dio su particular dedicatoria: "Se lo dedico a toda mi familia, amigos y, en especial, a mi mujer, porque sin ella no hubiera sido posible llegar a este momento".

Después de un emotivo discurso, el técnico deportivo quiso terminar dando las gracias. "Nunca podré devolveros esta distinción que me habéis dado. Para mí el fútbol es muy importante, y este trofeo ha sido un motivo de ánimo para seguir con mi lucha interna y diaria de intentar superarme".