deprimidos. El gol de Iriome nada más pasar el minuto 3 y el posterior de David García en propia puerta apenas nueve minutos después sentenciaron a Osasuna. El equipo de Jan Urban se mostró de nuevo incapaz de dar la vuelta al marcador y jugó como un equipo deprimido y sin saber a qué jugaba en muchas fases del encuentro. Les faltó de nuevo garra, agresividad y, sobre todo, transmitir que los propios futbolistas creían en sus opciones de volver a protagonizar una remontada como ocurriera en el arranque de temporada en varios partidos en El Sadar. Osasuna era ayer la depresión hecha equipo y cerró otra actuación gris que se trasladó a una grada que rió por no llorar. Foto: Mikel Saiz/Patxi Cascante