res golpes seguidos, duros, secos. Se han ido sin poder despedirlos como es debido, dejándonos una triste sensación de impotencia. Nos hubiera gustado acompañarlos en este último momento, todos juntos, hablando de nuestras cosas, las mismas cosas de siempre, nuestros recuerdos, nuestras anécdotas, toda esa vida en común, consolar en este trance a sus familias, abrazarlos, arroparlos, no es posible. Estos crueles tiempos que no entienden de sentimientos y nos separan físicamente no pueden romper el cariño, con eso no podrán.

Ángel Berdonces, José Luis Echeverría y Eduardo de Lorenzo fueron árbitros del Colegio Navarro y además arbitraron partidos, porque las dos cosas no son lo mismo aunque lo parezcan, ser árbitro es algo más y se sigue siendo cuando se deja de arbitrar, para siempre.

Los tres colgaron sus silbatos cuando los años empujaron pero siguieron con nosotros. Ángel fue informador valorando con cariño a los nuevos árbitros y ayudándoles a aprender este oficio, José Luis fue muchos años directivo y llegó a ser presidente de nuestro Colegio allá por los años ochenta, él impartió mi curso de aspirante, Eduardo vino tarde, ya con cuarenta años, vocación tardía pero duradera, disfrutamos de él, de su bonhomía y su elegancia hasta hace cuatro años, un caballero, de los de antes.

Compartí vestuarios y equipo arbitral con ellos y de ellos aprendí porque nuestro Colegio es una cadena de aprendizaje, en nuestra juventud aprendemos de nuestros mayores, copiamos sus formas, sus gestos y también, por qué no, sus manías y los vamos trasmitiendo a los que vienen detrás, así se forma el árbitro navarro, con sus virtudes y sus defectos, como una mezcla fértil a la que vamos aportando lo mejor de cada uno.

Muchos de vosotros, jóvenes árbitros, puede que no hayáis llegado a conocerlos pero en vuestra manera de desenvolveros, en vuestros gestos se repiten los suyos que han ido pasando de unos a otros hasta llegaros, os pido, desde esa autoridad moral que dan los años, que cuando volváis a los campos, todo llegará, ese primer silbido con el que reanudaréis vuestra afición lo deis pensando en ellos y en su honor.

Adiós compañeros, amigos, maestros. Descansad en paz.

El autor es vocal de Formación del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol