En los días previos a la gran final, la propia capital navarra también se viste de rojillo para apoyar a Osasuna en una gesta que roza ya la victoria. Los balcones de Pamplona amanecen con banderas del club colgadas y las calles se pueblan con personas vistiendo de rojo. 

Un bandera de Osasuna colgando en un balcón de Pamplona Unai Beroiz

Ahora bien, esta marea de apoyo deriva en que las tiendas que ofrecen vestimentas del club, incluyendo bufandas, gorras y banderas, se hayan vaciado casi de forma absoluta, incluso la propia tienda oficial que se encuentra en El Sadar. 

Banderas no quedan, salvo las que están en el escaparate que son de exposición, y después en tema de camisetas, todo lo que teníamos se ha agotado. Hemos empezado a sacar a la venta cosas rojas con el escudo y al final se están vendiendo estos conjuntos de pijama de Osasuna”, explica Alfonso Rodríguez, dueño del local Futbolmanias en la calle Zapatería. 

Maniquíes desnudos en la tienda de El Sadar. Unai Beroiz

Así, cualquier prenda que sea roja e incluya el escudo, “la gente la está comprando. Gracias a los pijamas estamos salvando la situación, porque ya no nos proveen el equipamiento oficial, que está yendo a la tienda del club”, observa Rodríguez. “También nos hemos quedado sin bufandas”, señala María José García, dueña del establecimiento.

Un bebé con una bufanda de Osasuna para apoyar a los rojillos. Unai Beroiz

En una situación parecida se encuentran Richard y Manuel Echeverría, del local Souvenirs Echeve, de la calle Mercaderes, “Adidas nos dijo hace unos días que nos podrían dar más bufandas, porque se nos están acabando las que tenemos, pero ayer nos dijeron que iban a mandar todo a la tienda oficial de Osasuna”, dejando a los responsables del negocio a su suerte.

La última bufanda

Un ejemplo de la venta total de prendas para animar al club rojillo, tanto en Sevilla como en la capital foral, se pudo observar en la propia tienda Futbolmanias, donde Maribel Oyaregui pudo obtener la última bufanda que tenían a la venta. “Yo fui a la final de hace 18 años en Madrid y llevé mi bandera, la teníamos incluso firmada por ellos. Y ahora la estoy buscando para poder colgarla, pero no la encuentro. La vi hace un año pero a falta de la bandera mítica, compro esta última bufanda”, relata Oyaregui.

Maribel Oyaregui comprando la última bufanda de Futbolmanias. Unai Beroiz

La socia no podrá apoyar al equipo y “veré el partido en mi casa con mi hermana. Pero de mi familia, los que van a Sevilla son mi hija, mi yerno y mis dos nietos. Qué envidia me dan, en aquella final de 2005 me lo pasé muy bien, te da mucha adrenalina estar ahí viviendo ese momento”, con otros tantos miles de seguidores.

Todo por ir a ver a Osasuna

Yone Crespo, dueña del establecimiento La Despensa de Pozoblanco, en la calle de Pozo Blanco, también estuvo en aquella histórica final hace casi dos décadas y afirma que no va a perderse la oportunidad de volver a ver a su equipo en una final, “vamos a ir mi marido y yo a ver la final con nuestros dos hijos de 16 años”, cerrando el local el fin de semana con tal de poder apoyar a Osasuna.

Yone Crespo junto a un escudo de Osasuna en su establecimiento Unai Beroiz

Yo ya me siento ganadora por poder ver de nuevo a los nuestros en una final. Luego es verdad que en el momento quieres ganar, pero yo ya estoy contenta con poder ir a Sevilla a verlos”, relata Crespo. 

La fiebre rojilla llega a todos

Entre la multitud de aficionados que intentaron comprar a última hora camisetas del club y, ante la venta total, decidieron comprar otras prendas, aparece Unai Hualde, presidente del Parlamento de Navarra, “hoy mismo me voy a Sevilla a apoyar a Osasuna” explica, para lo cual se decantó por comprar una gorra de los rojillos. 

Unai Hualde compra una gorra de Osasuna. Unai Beroiz

Y ante la escasez de productos, algunos no se contentan con posibles gorras y deciden incluso robar banderas. “Tengo un amigo que vive en el casco viejo y que ya le han robado tres veces la bandera de Osasuna que suele tener colgada en el balcón. Para la final, la ha tenido que poner en otra posición por miedo a que se la roben de nuevo”, relató Richard Echeverría. 

Pero, a falta de cometer actos delictivos, la creatividad también llega a los aficionados y Crespo contó que un aficionado, a falta de poder adquirir una bandera, “compró un pijama de Osasuna, lo pegó en una sábana blanca y lo colgó de su balcón”.