Había en el bombo media docena de equipos de relumbrón y, no nos engañamos, no eran ni Mallorca ni Las Palmas, sino Real Sociedad, Athletic, Betis, Sevilla, Valencia y, si nos apuran, hasta el sorprendente líder Girona... Pero los jugadores del Valle de Egüés y del Tudelano, por educación con el rival o por convicción, decidieron celebrar con euforia sus emparejamientos coperos. Y fuera cual fuera el motivo creemos que hicieron bien, porque no dejan de ser dos equipos de Primera, y ambos con un importante historial a sus espaldas, y no solo sería un poco incongruente menospreciar a un primera desde la Segunda RFEF sino que se presentan dos partidos atractivos, de máxima exigencia para los locales, pero también con ese toque festivo para equipo y afición que solo la Copa permite a los modestos. Y, por qué no, con esa posibilidad, por pequeña que sea, de dar una campanada histórica.