ES evidente: lo que comemos influye en nuestra salud bucodental. Los azúcares son los grandes enemigos, también en este caso, pero, además, los gases de las bebidas y los ácidos hacen daño. La doctora Nerea Fika, odontóloga y coordinadora de la Clínica Dental IMQ Areeta, hace hincapié en la importancia de "acudir al dentista, aun no teniendo dolor". Es decir, ir al menos una vez al año a visitar a este especialista puede resultar determinante. "Descubrimos grandes problemas en esas revisiones", enfatiza.

La relevancia de una dieta correcta para tener una boca sana empieza ya desde temprana edad. "Nosotros hablamos con los pacientes de su alimentación, ya desde los niños. Porque el inicio de vida, cuando empiezas con los alimentos sólidos, influye mucho en la salud bucal. Hay que procurar reducir los azúcares que es lo que todo el mundo sabe por norma. Hay que conseguir una dieta equilibrada, evitar los procesados como puede ser el pan de molde, que se tiende a dar a los niños pequeños.

Nosotros estamos totalmente en contra; lo que hay que comer es el pan de toda la vida, porque los niños tienen muelas y aunque sean pequeñitas son igual de funcionales que las de los adultos y darles pan de molde es contraproducente para ellos, ya que se acumula en las muelinas y les puede producir caries. Además, el pan de molde tiene más azúcares", señala Fika.

"El alto contenido en azúcar no solo para la boca, sino en general, es perjudicial"

Respecto a los adultos, son precisamente los azúcares ese elemento a disminuir. "El alto contenido en azúcar no solo para la boca, sino en general, es perjudicial y deberíamos reducirlo a la mínima expresión, como algo esporádico y puntual.

Sí que es verdad que los alimentos diarios tienen contenido en azúcar, como pueden ser las frutas, las verduras, las salsas... Así que si encima le damos más, estamos incrementando mucho su consumo", señala la odontóloga.

También esas burbujitas de ciertas bebidas son dañinas para los dientes. "Los refrescos son muy erosivos en la boca, tienen alto contenido en azúcar, incluso los 0,0 son contraproducentes porque el gas lesiona mucho los tejidos. Recomendamos en todo caso su uso limitado", apunta la doctora.

Otra de las cuestiones a tener en cuenta es la que guarda relación con los ácidos, que "también perjudican a nuestros dientes, como los zumos de naranja o de limón, también las frutas muy ácidas como algún tipo de manzana", precisa Fika. "El alto contenido en ácido lo que hace es erosionar la capa protectora del diente, que es el esmalte. El diente tiene varias capas: el esmalte, la dentina y luego ya está el nervio. Si erosionamos el casco protector, entramos en la dentina que es mucho más blanda y fácil de desgastar. A una persona que consume mucho zumo se le erosiona esa capa y tiene más tendencia a caries, a la sensibilidad... Se quita la protección y hay una tendencia más a tener patologías", explica.

El aliado: El cepillo

Una pauta que hay que tener muy clara es la de lavarse los dientes después de comer, "independientemente de las veces que sea: si comemos cinco veces al día, pues cinco veces", según comenta la experta. Y así lo razona: "Obviamente, lo mínimo son tres, porque son las comidas principales, pero si se hace una merienda o se come algo a media mañana también es recomendable lavarse porque al final el PH de la boca, con los alimentos se modifica y las bacterias lo que hacen es alimentarse de esa modificación y ello conlleva a caries.

"La boca de manera natural hace una autolimpieza, se crea un biofilm que nos protege de ataques bacterianos"

Es fundamental". Y cuándo hay que cepillarse los dientes: justo después de comer o al de quince-veinte minutos? "Hay opiniones para todo, yo diría que justo después de comer no, porque la boca de manera natural hace una autolimpieza, se crea un biofilm que nos protege de ataques bacterianos y si la dejamos un poco trabajar después de comer es mejor, porque conseguimos que el PH se normalice un poquito, ayudado por la saliva de la boca. Por eso es recomendable esperar un poquito, no tiene por qué llegar a ser 20 minutos. Y bueno, es preferible cepillarte justo después a no hacerlo", considera Fika.

Los dientes y el covid

Expertos aseguran que las personas que sean positivas por coronavirus o quienes permanezcan aislados a falta de confirmación, deben extremar su limpieza bucal y lavar el cepillo de dientes de manera profunda. Esta práctica evita la carga viral de la boca. Mantener el cepillo limpio de bacterias y virus ayuda a disminuir el contagio con los cepillos de las personas que están cerca. Los profesionales de la odontología desempeñan un papel importante en la prevención del covid, sobre todo por la necesaria cercanía física a los pacientes para realizar su trabajo.

Fika asegura que "La alteración del gusto es uno de los síntomas, es lo que influye a la boca. Y el que lo ha padecido tiene que mantener los cuidados necesarios que debe hacer todo el mundo. Al final, una buena higiene oral es fundamental para cualquier cosa. Y en la boca se manifiestan muchísimas patologías sistémicas, entonces si la tienes cuidada, cuando pasa algo, ya sabes que ocurre otra cosa".

Para los profesionales es de extrema importancia tomar medidas de control de infecciones durante la práctica odontológica para evitar la transmisión. "Obviamente, el miedo al contagio existe. Pero para nosotros el día a día ya era desinfectar muchísimo. Ahora lo que hacemos es protegernos nosotros más. Pero el que viene está protegidísimo", remarca Fika.

Además, los especialistas recuerdan que es fundamental cambiar el cepillo una vez haya pasado el periodo de contagio, por su salud y la de los demás.