El Restaurante Rodero celebra este año su 50 aniversario. Con una estrella Michelin, este emblemático establecimiento pamplones se ha consolidado como uno de los referentes gastronómicos más prestigiosos de Navarra y de todo el país.

Esta gran ocasión ha movilizado a algunos de los chefs más destacados de toda España, quienes han rendido un emotivo homenaje a través de las redes sociales a Koldo Rodero y su equipo. Figuras como los hermanos Roca (El Celler de Can Roca, 3 estrellas Míchelin), Pepe Rodríguez (Restaurante El Bohío), Martín Berasategui (chef con 12 estrellas Míchelin) y David de Jorge (Robin Food, cocinero y presentador) han dedicado palabras de admiración en reconocimiento al esfuerzo y la dedicación que han demostrado a lo largo de su trayectoria.

La cuenta oficial de Instagram del restaurante ha compartido los elogios de Pepe Rodríguez, quien afirmó que han puesto a Navarra en el mapa “no nacional, sino internacional”. Por su parte, Martín Berasategui definió a Koldo como un chef “humilde, sensato, sincero y disfrutón”.

Los hermanos Roca

Los hermanos Roca los han felicitado por su "medio siglo de trabajo, esfuerzo, de creatividad, de compromiso con la excelencia". "Lo importante es que lo estáis haciendo estupendamente, que la gente os adora, que habéis generado una parte de sentido de pertinencia a muchísima gente en toda España, sobre todo en vuestra tierra".

Pepe Rodríguez

El chef del restaurante El Bohío les ha dado la enhorabuena por sus 50 años "manteniendo un negocio de tanto prestigio" que ha puesto a Navarra en el el mapa “no nacional, sino internacional”. Les ha deseado 50 años más y les ha agradecido por ser un gran ejemplo para muchos.

Martín Berasategui

El chef con más estrellas Michelin de todo el país se ha dirigido directamente a Koldo Rodero, nombrándolo como "referencia de la más alta gastronomía navarra y española". Le ha dado la enhorabuena por ser un cocinero “humilde, sensato, sincero y disfrutón”.

David de Jorge

El cocinero y presentador se ha referido a Koldo como un referente, un buen cocinero y una buena persona. Ha dicho que es el tipo de cocinero que "se viste por los pies... sin chorradas ni cuentos chinos". Le desea mucha salud, felicidad y recuerda a todas las personas que han hecho posibles los 50 años "padres, hermanos, primos...".

50 años de excelencia

La historia de este restaurante comenzó gracias al trabajo de sus padres, Jesús Rodero y Resu Armendáriz. La pareja se conoció en el Guría de Barcelona. “Mi padre, natural de Milagro, estaba en la cocina y mi madre, guipuzcoana, en la sala. Cuando ella entró a trabajar al restaurante le dijeron que todos los cocineros eran muy majos, pero que había uno navarro que era muy pillo. Y parece ser que le gustó”, comentó Koldo entre risas en un reportaje del Diario de Noticias. Al poco tiempo, Jesús y Resu se mudaron a Pamplona, en donde Jesús estuvo trabajando como jefe de cocina en el Maisonnave. “En la cocina, mi padre tenía mucha influencia francesa. Él fue de los primeros en utilizar el foie y la nata en Navarra”, apuntó Koldo.

Junto a otros socios, Jesús Y Resu, fundaron el Mesón Rodero en la calle del Carmen. En 1975 abrieron el actual Restaurante Rodero, ubicado en la calle Emilio Arrieta. Koldo se incorporó al negocio familiar a los 17 años, comenzando en la sala, pero admitió que no le gustaba. “Me interesaba más la gastronomía, así que empecé a meterme en la cocina y a leer los libros de entonces, como el de la cocina vasconavarra...”. Se “metía en la cocina hasta las 2 o las 3 de la madrugada” para practicar con los postres. Y luego, “cuando ya llevaba algo más de tiempo”, aprendió de su padre y “su gente de confianza” las bases de la cocina tradicional.

“Con 24 o 25 años empecé a querer cambiar conceptos, había cosas que no me gustaban, como el exceso de cocción de las verduras”, explicó el cocinero: “Algunos elementos de influencia francesa, de la nouvelle cuisine”. Pero “muchos clientes” no acogieron de buen grado el cambio. Sin embargo, en poco tiempo, platos como “la corona de alcachofa con cigalas” o la “tortilla cúbica” atrajeron a nuevos clientes y a los críticos gastronómicos.

“Ese periodo yo lo pasé muy mal, tenía mucha presión de la crítica. Igual venían dos veces al año y siempre querían algo nuevo, innovador. Y por un lado, eso está muy bien porque no te dejan acomodarte y te obligan a reinventarte, pero por otro... es muy estresante” confesó entonces Koldo.

Koldo no aprendió a cocinar en una escuela, sino que lo hizo “leyendo muchos libros y comiendo en buenos restaurantes” y sobre todo, con las enseñanzas de su padre. “De mi padre recuerdo su forma de comer y la de cocinar. Él era de comer poco, pero lo que comía tenía que ser bueno. Fue él quien me enseñó a valorar todo lo que hay dentro de un producto, a respetarlo”.