Se dio a la fuga de su anterior grupo hace trece años. Ahora suma quizás más calendarios arropado por una banda que se define a la contra. Se llama Raúl, pero todos le conocen como Rulo. Lunas atrás ha fundido días antes de la fecha todo el papel de la sala Gold de Santana 27, Bilbao.

Un total de 1.500 almas de pálpito rockero coreó, aplaudió y jaleó cada una de sus canciones, fueran de cosecha de La Fuga o con la Contrabanda. El viernes 24 de mayo, el quinteto presentará su disco 5 en Zentral de Iruñea a las 21.00 horas. Las entradas -ya a la venta- vuelan.

Su nuevo disco se llama 5, un número especial para usted, Raúl Gutiérrez Andérez.  

-No soy numerólogo ni especialmente supersticioso, pero sí creo en las energías. Te diré que somos cinco en la banda, cinco en mi familia, este es mi quinto disco de estudio…

En la portada posa sin camiseta portando a su hijo desnudo a modo de la técnica de piel con piel del nacimiento. 

-La portada era una corazonada. Cinco también son cinco letras. Para desbloquear mi teléfono tengo cinco cincos. Es un número que se repite en mi vida.

Por cierto, ¿ese Andérez puede tener algún origen vasco? ¿En su familia hay algún ascendente de Euskadi? 

-Si tiro para atrás seguro que sí. A mi abuelo en Reinosa (Cantabria) siempre le han llamado Andérez. De hecho, siempre me he arrepentido de no haber firmado mis canciones como R. Andérez y no R. Gutiérrez. Me gusta más por su originalidad. Lo que sí he tenido ha sido tíos en Deusto, cuando la ría era otra cosa. Solíamos ir a visitarlos.

Antes de entrar a hablar del disco, ¿cómo surge la versión de Fito Páez, Un vestido y un amor, que ha llevado a sus parámetros sonoros y que es el último lanzamiento que ha hecho en plataformas?  

-Siempre he estado buscando una versión que hacer, pero siempre acaba pudiendo mi yo compositor. En esta ocasión, sí llegué a grabarla, pero llegó A lo bonzo, que es una canción del disco que me gusta especialmente y que funciona muy bien en directo y la descartamos. Un vestido y un amor está en plataformas, pero ni tiene vídeo ni le hemos dado la categoría de single. Soy consciente de que sigo sin publicar esa versión que en cada disco me ronda.

Raúl tumbado en el suelo Cedida

Vive un momento dulce familiar y profesionalmente: nuevamente padre y reventando locales, colgando en todas las fechas el cartel de sold-out. Agotó La Riviera en Madrid -donde sorprendentemente solo ha dado un concierto-, en Burgos hará una segunda fecha tras petar la primera y acaba de meter a 1.500 personas en Santana 27. ¿Es momento de salas más grandes? 

-Donde más disfruto es en la sala, esa complicidad que no tengo en el Wizink de Madrid. Si viene Van Morrison está obligado a tocar en Wizink, pero si pudiera preferiría verlo en un Teatro Arriaga o Euskalduna. Soy muy disfrutón, pero en grandes festivales lo disfruto un poco menos, aunque me gustan porque la música siempre me da placer. Pero como vas a tiempo, tampoco puedes pararte mucho a explicar canciones… Yo no soy tan radical, pero me parece curiosa esa frase de: “si ponen pantallas no vayas”.

Sinceramente, creo que con su disco anterior ya la coletilla de Rulo, el de La Fuga quedó en el pasado. Me explico: ha pasado tanto tiempo y ha hecho discos de calidad, ha ganado nuevo público y ya se le conoce por su obra con la Contrabanda. ¿Usted también lo siente así? 

-Te entiendo. Mira, hay gente que me dice cosas de mi música de forma despectiva, que se quedaron en cuando yo estaba en La Fuga. Hay incluso quien quiere que le repitas el mismo disco que él quiere porque le gusta a él. Yo soy muy sincero y yo no hago discos para gustar a la gente. Los discos que yo hago quiero que me gusten a mí. Y eso me cuesta muchísimo, porque tengo que componer como treinta canciones para quedarme con nueve o diez. No lo concibo pensando en si va a gustar a uno o a otro. Por suerte tengo un público muy fiel y que lo que me pide es lo más difícil del mundo: canciones. 

Hace 13 años que buscó otro rumbo alejándose de La Fuga. Lo amplificó en el concierto de Santana 27. ¿Cuánto lleva con la Contrabanda? 

-Igual llevo más tiempo con la Contrabanda que con la Fuga, ¿eh? Hay público que se cayó, que no le gustó el nuevo proyecto y ya está. ¡No pasa nada! Es libre, como yo lo soy conmigo y con mi carrera. Se mantuvo mucha gente que te dicen eso de “te llevo siguiendo desde hace más de veinte años”. Y eso es muy bonito. Y también en este tiempo se ha venido gente joven. Algunos vienen hasta con sus padres y eso es una maravilla. Muchos no conocían la anterior etapa y, sin embargo, se saben canciones de tiempos de La Fuga como Pa’quí, pa’llá, o Por verte sonreír porque las he tocado con la Contrabanda. 

Tiene sello personal cuando ahora algunos van por bloques: hay cinco grupos indies, por ejemplo, que suenan igual. Sus canciones, sin embargo, suenan a Rulo.  

-No me considero un clásico, pero vienen a verme también jóvenes que me ven como un compositor vigente.

Hablemos de Bilbao, villa que conoce bien. Diga algo relacionado de ella con los cinco sentidos: vista, oído, tacto, olfato y gusto.

-De vista, la vista atrás. Llámame nostálgico, pero recuerdo el Bilbao de mi infancia, cuando íbamos a comer a un puesto de pollos al lado de la ría. Y guardo recuerdo de aquello, aunque ahora esté más bonito. Tengo una imagen poética de la ciudad. Oído, el rock. Para mí Bilbao es la capital del rock en toda la Península Ibérica, por los grupos que ha parido, por su ambiente. Mira, un ejemplo es que en cuántos sitios hay una iglesia como Bilborock en la que se hagan conciertos.

Faltan tacto, olfato y gusto. 

-El tacto, por un lado, suave porque es una ciudad que siempre me ha acariciado y tratado muy bien desde niño y como músico desde mi primer momento en la sala Azkena. Y, por otro lado, rugoso por la forma de ser del bilbaino, persona pasional y dura. El olfato… Bilbao me huele a las Siete Calles, a pintxo, zurito… Me huele bien. Y un ejemplo del gusto, el Café Iruña, un sitio al que siempre me gusta acudir porque tiene algo especial.

Si tuviera un sexto sentido, ¿cuál sería?

-Alguna gente lo tiene y me sorprende. Me considero sensible, pero sé dónde poner límite a la sensibilidad. Con el paso de los años un comentario despectivo lo tienes que aprender a colocar tú. Con el primer disco de La Fuga nadie nos criticaba, tampoco nadie nos escuchaba [Risas]. Y siempre he escuchado lo de que el anterior era tu mejor disco y que este nuevo es más comercial. Y mira, quizás es porque he aprendido a tocar mejor.

Y le dolía…  

-Sí. Yo al principio lo pasaba mal. Hay quien te dice que tal canción nueva es una mierda, que prefería La cabecita loca. Y no lo entendía. Ahora lo entiendo mejor. El arte está para crear impresiones; lo malo es cuando no las hay.

En este exitoso concierto ha querido sacarse la espina de las últimas dos veces en Bilbao. ¿Qué recuerda de aquellos tiempos tan difíciles y que tanto daño han causado?

-El último que dimos fue un agosto, de regreso del confinamiento y aún en pandemia. Estaba totalmente desierta la ciudad. Salimos a cenar y no había gente por Bilbao. Y he querido quitarme ese último recuerdo porque me conmovió no ver a nadie por la calle. Fue un concierto con sillas separadas, ante 600 personas. Una ciudad tan viva verla así…

Y la anterior fue días antes del confinamiento y, precisamente, en Santana 27.

-Fue el último que pudimos hacer antes de la pandemia. Teníamos la semana siguiente todo Barcelona vendido y en el camerino haciendo bromas con lo de China y tal… Acabábamos de empezar una gira en un momento muy dulce. Bromeábamos porque para nosotros era como que era una cosa ajena, pero a los tres días estábamos todos nosotros confinados. ¡Ese concierto fue increíble! Fue muy pasional, el mejor de los diez que llevábamos dando ese año. Aquellos dos de Bilbao han sido los más extraños que he vivido nunca. 

Curiosidad. En mayo de 2018 se le dedicó una estrella en el paseo de la fama de Tetuán en Santander. 

Personal

Nacimiento. El 22 de agosto de 1979 en Reinosa (Cantabria).

Inicios en el rock. A los once años, sus padres se separaron y en las navidades de 1991 le regalaron su primera guitarra eléctrica, lo que hizo que comenzase a versionar canciones heavies de la época.

Su primera banda. Se cumplen 30 años de la creación de su primer grupo llamado Suizidio.

La Fuga. Fue fundador de La Fuga, grupo en el que estuvo 13 años. En 1997 publicaron su primera grabación. 

Futbolero. Es del Racing de Santander y simpatizante del Athletic. 

Actualidad. Está defendiendo en directo su quinto disco como Rulo y la Contrabanda titulado 5.

Instrumentista. Canta, toca la guitarra, bajo, armónica y piano.