lueve mucho y esto nos recuerda a la Inglaterra de los años 30 y a sus inviernos fríos y lluviosos. Parece una señal, pues nos dirigimos a Las Arenas, en Bizkaia, a visitar a la familia Del Río Castiella. Allí nos esperan el abogado y escritor Alfonso del Río, su mujer, la también abogada Ana Castiella, y sus cinco hijos, María, de 14 años, Nicolás, de 12, Ana, de 10, Alfonso, de 6, y Santi, la nueva incorporación de la familia hace nueve meses. Nos reciben con los brazos abiertos en su nueva casa, a la que acaban de mudarse en busca del espacio extra que necesitaban. Aun así, nos reconocen que no ha sido un cambio fácil, porque en su anterior vivienda, a pocas calles de la actual, crearon maravillosos recuerdos que mantienen vivos en su memoria. No obstante, aseguran estar preparados para crear nuevas historias en familia, con todo el tiempo por delante que tienen para disfrutar de su nuevo hogar. Entre tanto, Alfonso reconoce que ahora podrá tener más espacio para escribir, ya que en la anterior casa estaban muy apretados, aunque disfrutaban de los beneficios de esa convivencia tan cercana en la que todos nuestros hijos tienen que compartir cuarto sí o sí, señalan.

Comenzamos con la sesión de fotos, ya que María se tiene que ir pronto a una charla de voluntariado. Todos se comportan como auténticos profesionales y, tras disimular los nervios, vamos al sofá para empezar a hablar, entre otras cosas, de cómo se organiza la familia Del Río Castiella en su día a día y hablar, por supesto, de la tercera novela de Alfonso del Río, ‘El lenguaje oculto de los libros’, lanzada a finales de 2020, en plena pandemia. Si todavía no la habéis leído os recomendamos encarecidamente que os dejéis llevar por este alucinante thriller repleto de aventuras a caballo entre el Oxford literario de los años 30 y el Bilbao empresarial de los años 60.

Acabáis de mudaros y todavía no os ha dado tiempo a desembalar todo, ¿verdad?

-Ana Castiella: Sí, ya podéis perdonar...

¡Qué va, no pasa nada! Además, que lo tenéis fenomenal para estar recién instalados...

-Ana: Bueno... todavía nos queda bastante por hacer. Es una pasada lo que puede entrar en las cajas, parece que metes toda tu vida ahí.

¿Ha sido muy grande el cambio?

-Ana: Tampoco es que nos hayamos movido mucho, pues antes vivíamos en El Pinar y ahora estamos en Las Arenas, pero es que la otra casa se nos había quedado pequeña. Allí vivimos el nacimiento de tres de nuestros hijos, el confinamiento... Es una casa que tiene mucha historia porque allí hemos vivido once años.

-Alfonso del Río: Yo viví en Bilbao hasta que nos casamos en 2006 y cuando llegamos a esa casa recuerdo que tenía el sueño de escribir un libro. Ahora que empezamos en esta casa ya tengo tres escritos. Y en la primera, en Los Chopos, vivíamos cerca del río, en un primero, y recuerdo que en 2008, en junio, hubo unas inundaciones muy fuertes, pero Ana y yo habíamos salido la noche anterior. Nos habíamos ido a una boda y habíamos dejado a María, que por aquel entonces era la única hija que teníamos, durmiendo en casa de sus abuelos.

-Ana: Un amigo estuvo llamándonos para avisarnos de cómo estaba todo pero nosotros estábamos tan dormidos que ni nos enteramos...

-Alfonso: Cuando cogí, le dije, Jaime, ¿qué? Me dijo que mirara por la ventana y vimos todo alrededor de la casa inundado, ¡absolutamente todo! Nuestro coche estaba inundado y a nuestro vecino de abajo el agua le llegaba al techo...

-Ana: Así que tuvimos que salir de casa por la ventana y en zodiac.

Justo ahora, a mediados de diciembre, se ha vuelto vivir escenas de este tipo en diversos puntos de Euskadi y Navarra, ¿os ha hecho acordaros de aquel episodio?

-Alfonso: Sí, claro. Tenemos mucha solidaridad con las personas a las que les ha pasado eso en algún momento de su vida.

-Ana: Sí. Recuerdo que teníamos unos amigos que vivían en un bajo en la misma calle en la que vivíamos nosotros, que tenían cinco hijos, y perdieron todo. Pienso en todas las fotos que tenían, de ésas que sólo conservas en papel, y me da mucha pena. Al final, lo importante es que los recuerdos estén dentro de uno.

-Alfonso: La última noche, antes de venir aquí, nuestra antigua casa quedó vacía y cada sitio donde miraba me recordaba algo, pero me niego que al marcharnos renunciemos a nuestros recuerdos, aunque, eso sí, no pude evitar que se me saltara alguna lagrimilla...

-Ana: Sólo pensaba en la nueva casa, en cómo ordenar todo y en el poco tiempo que íbamos a tener para hacer todo. Los días previos a irnos a mí me dio más vértigo, pero ahora lo veo como un nuevo proyecto que empezamos.

¡Eso es! A partir de ahora va a ser el lugar en el que construiréis nuevos recuerdos...

-Alfonso: Sí. Necesitábamos el cambio y estamos muy contentos.

-Ana: Lo único que estamos deseando que haga bueno para poder disfrutar de las vistas que tenemos (dice mirando al mar que entra por el amplio ventanal del salón).

-Alfonso: Sí. Es verdad que hasta ahora hemos vivido muy apretados y necesitábamos una casa más grande. Además necesitaba un sitio para escribir tranquilo (risas).

-Ana: Nicolás me dijo el otro día que le gustaba mucho la casa, pero que le gustaba más la otra porque estábamos más juntos y aunque estuvieras en una habitación sabías que en la otra había gente, mientras que aquí eso no pasa, aunque María, que pensaba que aquí iba a tener una habitación individual para ella, seguirá compartiendo con Anita. Ya me ha preguntado que si va a ser así hasta que se vaya a la universidad (ríen).

-Alfonso: Es que les viene bien seguir compartiendo. Queremos que crezcan así y en nuestra mano está darles lo que creemos que es lo mejor para ellos.

-Ana: A mí me hace ilusión que crezcan sin tonterías. Si no tienes tu habitación individual, no la tienes, y además te acostumbras a compartir, que es algo que viene muy bien en la vida, y no tener todo muy cómodo.

Con respecto al tema de viajes... contadnos, ¡cómo hacéis para viajar todos juntos?

-Ana: Llevamos tiempo sin hacerlo, aunque siempre nos ha gustado viajar. Alfonso y yo siempre hemos intentado hacer un viaje los dos solos, aunque sea una vez al año. Creemos que esto es súper importante, que esté fuerte el pilar, porque la familia no funciona si la pareja no funciona.

-Alfonso: Sí. Justo antes de la pandemia fuimos a California. Ése fue nuestro último gran viaje los dos juntos. Fue una experiencia fantástica. Conocimos Los Ángeles, que es la cuna del cine, mi nicho de trabajo, ya que trabajo como abogado fiscalista especialista en producciones audiovisuales.

-Ana: Tengo una amiga viviendo allí que nos hizo un tour fantástico y nos hicimos Santa Mónica, Santa Bárbara y San Francisco en descapotable (sonríen).

-Alfonso: Y con los niños siempre tenemos la ilusión de viajar con ellos, pero lo que pasa es que cuando son muy pequeños no lo valoran y al final terminas dejándote un dineral y no lo disfrutan. Aun así, intentamos movernos y solemos ir mucho a Portugal, a la zona de Comporta o la península de Troia.

-Ana: Vamos en coche y damos toda la vuelta desde aquí. Bajamos hasta Alicante, donde mis aitas tienen una casita en un pueblo, y luego desde ahí nos vamos hasta Portugal, pero en el camino paramos en Granada o Córdoba. Y antes de volver desde Portugal pasamos unos días en Galicia, en O Grove.

¿Y ya tenéis pensado cuál será vuestro viaje?

-Ana: Sí. Nos gusta mucho irnos de escapada a Lanzarote y llevamos mucho tiempo sin ir, así que...

-Alfonso: Iremos pronto, ya que mi nuevo libro, que estoy escribiendo ya, se desarrolla entre Asturias y Lanzarote, lugar al que recurriré a modo de ‘flashbacks’.

¿Ah sí? ¿Y qué puedes desvelarnos de tu próxima novela?

-Alfonso: Pues poco, pero puedo deciros que la trama se basa en un asesinato que ocurre en los Premios Princesa de Asturias.

A Oxford viajaste para ‘El lenguaje oculto de los libros’.

-Alfonso: Sí. Oxford, junto con la costa de Bizkaia, son los dos escenarios de la novela. En ella me meto en la vida de C.S. Lewis y J.R.R. Tolkien, que son protagonistas de la novela. Disfruté mucho escribiendo ese libro. Y para el anterior, ‘La ciudad de la lluvia’, viajamos a Berlín, porque además de en Bilbao la trama se desarrollaba allí. Me gusta documentarme bien y viajar para elegir las localizaciones para mis libros, aunque mi problema es que no puedo estar mucho tiempo y compito con escritores que se van diez meses, por lo menos, a vivir a donde sea. (Descubre Oxford, la ciudad universitaria de Inglaterra siguiendo las rutas de C.S. Lewis y J.R.R. Tolkien en las páginas 18 y 19).

-Ana: Bueno, sabemos que no es lo mismo que vivirlo tú mismo, pero hoy en día existen herramientas como Google Earth que te permite ver las calles como son y pueden ayudar mucho cuando tienes alguna duda y no recuerdas algo de lo que viste cuando estabas allí.

-Alfonso: Sí. Además me documento mucho a través de libros.

(Ana sale un momento para ayudar a prepararse a sus hijos)

¿Por qué empezaste a escribir?

-Alfonso: En realidad yo me hice abogado porque es una profesión que me atraía. Mi padre también es abogado y seguí su camino. Sacaba buenas notas, porque el Derecho me gusta, pero sentía que tenía una parte artística que estaba apagada, pero en mi caso, me he especializado como abogado fiscalista audiovisual, lo que me ha permitido conocer un mundo que me mantiene conectado a lo que me gusta. Sin embargo, aunque me gusta escribir y siempre me ha gustado, tengo poco tiempo, cada vez menos y el próximo libro me está costando un poco, pero eso sí, leo 50 libros al año, 40 minutos cada noche. (Alfonso del Río, un abogado especialista en thrillers. Conoce su trayectoria en la página 9).

Y Ana, ¿le das ideas para sus libros o participas de alguna manera en ellos?

-Ana: (Risas) Bueno... Me los leo antes de que los mande a la editorial y todos los viernes cuando salimos a cenar hablamos de las tramas y le cuento lo que pienso yo... También ayuda que lo vea otra persona para mejorar y yo evidentemente no escribo, pero en mi profesión escribo mucho y el transmitir por escrito es algo que me gusta. Se fía de mi criterio.

¿Y los niños? ¿Han leído sus historias?

-Ana: En general todos son bastante lectores. De Alfonso, María se ha leído el primero, pero el segundo todavía no estoy convencida. Es para más adultos, pienso yo. Y poco a poco, cuando vayan cumpliendo años, irán leyéndoselos, por supuesto.

-Alfonso: Son muy pequeños aún y no entienden bien qué significa que su padre sea escritor. Recuerdo cuando fuimos a la Feria del Libro de Madrid y no comprendían qué hacía allí firmando libros.

-Ana: Recuerdo que cuando salió ‘La ciudad de la lluvia’ iba a hacer una presentación en la biblioteca de Bidebarrieta, en Bilbao, y nos dieron invitaciones. Nico los llevó a su colegio y los repartió entre sus compañeras. Y la profesora de euskera, en clase, cuando estaban dando biografías de autores, hicieron de ejemplo la de Alfonso y fue muy divertido porque ahora en el resto de clases siguen estudiándola.

¿Un libro que nos recomendéis?

-Alfonso: Pues yo diría cualquiera de María Dueñas o de María Oruña.

-Ana: Yo quiero retomar buenos hábitos. A mí ahora realmente me gusta leer por entretenimiento, pero antes leía mucho ensayo y muchos clásicos. Cuando llega la noche y me pongo a leer me quedo dormida en la línea tres (risas), pero ahora he vuelto a ir a trabajar en metro y le estoy volviendo a coger el gustillo. Hace poco he estado leyendo a C.S. Lewis porque Alfonso me lo recomendó y el último libro que me he leído ha sido ‘El enigma de la habitación 622’, de Joël Dicker.

¿Y el que te empujó a empezar a escribir, Alfonso?

-Alfonso: Pues ‘La historia interminable’, de Michael Ende, y ‘El Señor de los Anillos’, de J.R.R. Tolkien, escritor protagonista de mi último libro, ‘El lenguaje oculto de los libros’, junto con C.S. Lewis, creador de ‘Las crónicas de Narnia’. Me fascina cómo ambos fueron capaces de crear los mundos que crearon. Y aunque la literatura fantástica no es mi preferida, admiro ideas como la de ‘Harry Potter’ o ‘La Guerra de las Galaxias’.

Fichado por Planeta y con la vista puesta en los Premios Princesa de Asturias para tu próxima novela, ¿qué opinas de la polémica surgida a raíz de que el Premio Planeta lo haya ganado Carmen Mola, ¿te sorprendió que detrás del pseudónimo se encontraban tres hombres?

-Alfonso: Bueno, ya conocía ya lo que hacían. Me leí la trilogía de ‘La novia gitana’ y me gustó, pero tenía claro que no estaba escrito por una mujer y sabiendo que se trataba de un pseudónimo, pensé que era un hombre, pero claro, lo que no me esperaba es que fueran tres...

Tan ligado como estás al mundo audiovisual, ¿has pensado en escribir guiones? De hecho, Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero son guionistas.

-Alfonso: Pues no me importaría. Muchos de mis clientes son ya amigos y me dan consejos desde su experiencia. Además estoy haciendo un curso de guión los domingos por videoconferencia y leo mucho sobre ello. Os podría recomendar los libros de ‘Poética’, de Aristóteles, y ‘El guion’ de Robert McKee, pero tengo poco tiempo para escribir y para estar Ana y yo juntos, aunque todas las cenas intento reservar tiempo para salir a cenar fuera y ver alguna serie o película después. (Rafael Azcona y los secretos de un buen guión, en la página 12).

Hablando de series...

-Alfonso: Para mí, ‘Succession’ es genial. A Ana le encanta la música de la introducción y nunca me deja saltárnosla (risas). Tiene unos personajes muy atractivos que enganchan desde el principio. ‘Peaky Bllinders’ también es brutal y te enamoras poco a poco de cada personaje. (’Succession’, el imperio del mal, en la página 16).

¿Qué te parece la nueva Ley Audiovisual y su cuota del 6% para lenguas cooficiales?

-Alfonso: Sinceramente que haya un cupo de idiomas o no lo haya, me da igual. Lo importante es que se hagan más producciones audiovisuales, ya que el cine crea mucho empleo. Y quien ha trabajado en ‘Juego de Tronos’ tiene empleo para la siguiente producción, es así. Creo que es necesario un cambio de la normativa para que la marca Euskadi se conozca fuera y uno de nuestros problemas es que aquí no nos atrevemos a hacer películas de cien millones. (La producción audiovisual, al alza. Conoce los últimos rodajes realizados en Euskadi y Navarra en las páginas 10 y 11).

Además de tu trabajo como abogado y tu faceta de escritor, haces triatlón...

-Alfonso: Sí, lo que más me gusta es nadar, aunque la verdad es que ya no tanto, pero sí he llegado a competir en el triatlón de Bilbao y en verano hice la Getaria-Zarautz.

Ahora en esta nueva casa te has hecho tu propio gimnasio.

-Alfonso: ¡Sí! (sonríe). Dentro de casa tengo el gimnasio, puedo salir a correr al paseo y además a un paso tengo el mar.

¿Y en tu caso Ana?

-Ana: A mí me cuesta mucho. Después del último embarazo hago hipopresivos y ejercicios de fuerza. Antes hacía running, pero el suelo pélvico se resiente y la elíptica es mejor para hacer ahora. Además siempre me ha gustado el pádel. Alfonsete ha empezado este año a dar clases y están intentando que me aficione al golf para jugar todos en familia, porque vamos al campo de golf de Laukariz los domingos. (¿Quieres conocer los orígenes del golf, el deporte favorito de la familia Del Río Castiella? Ve a la página 20).

-Alfonso: Luego Nicolás juega a fútbol en el equipo del cole. Empezó como portero y ahora juega como defensa central. Es serio y no se la juega, aunque le falta un poco de mala leche (risas).

-Ana: En el caso de Alfonsete, que necesita descargar energía, no para. Sabes que está arriba jugando y de repente llega a la cocina en un segundo, es como una lagartija. En casa tenemos formato lagartija, como Alfonso, y panda, como yo. Nico es mixto, Ana como yo, María y Alfonso son lagartija y Santi parecía lagartija pero ahora está tornando a panda, no sabe ni gatear ni nada. Es tan bueno que le sientas con una galleta y ni se mueve, ahí se queda (risas).

¿Seguís alguna dieta especial?

-Alfonso: No. No hacemos nada especial. Lo que sí puedo decir es que en casa no entra azúcar.

-Ana: Bueno, ahora en Navidades puede entrar algo, pero es algo muy excepcional. Es verdad que al principio me resistía con el tema del azúcar, pero no paran de decirnos lo malo que es el azúcar y creo que hay que reaccionar un poco. Te tomas el café sin azúcar y empiezas a disfrutar de todos los sabores.

-Alfonso: Tampoco echamos nada de miel o similares como sustitutivos.

-Ana: También hemos dejado de tomar un zumo de naranja para desayunar, que para mí antes era primordial. Para desayunar ahora tomamos fruta entera, pero en trocitos, nada de zumos, y variada. (¿Estás preparado para decir adiós al azúcar? Descubre alternativas saludables, en las páginas 14 y 15).

¿Un par de recetas que nos recomendéis?

-Ana: Bueno pues nuestra hija mayor, María, es la mejor repostera de esta casa. De hecho le dio por cocinar en el confinamiento y pensé que íbamos a salir volando todos como un zepelín. Para hacer algo rápido y sencillo por ejemplo, podéis probar a hacer un bizcocho exprés en el microondas con un huevo y chocolate con el 85% de cacao. Y otra receta puede ser lo que vamos a comer hoy, por ejemplo, solomillo con mostaza a la miel. Está muy rico y es muy fácil de hacer al horno. (Prepara un bizcocho de chocolate sin azúcar en el microondas y anímate a seguir su receta de solomillo a la mostaza, en la página 15).

¿Qué uso le dais a las redes sociales?

-Alfonso: Yo únicamente lo necesario para promocionar mis libros.

-Ana: Yo utilizo Instagram para ver recetas y looks de moda porque soy muy indecisa y no tengo tiempo, así que cuando voy a comprar algo voy a tiro hecho porque cuando voy ya sé previamente lo que quiero.

¿Y alguna afición por descubrir?

-Ana: ¡Sí! Alfonso no lo ha dicho, pero me conquistó con la guitarra. Nos conocimos en la carrera y empezamos a salir al terminar segundo curso. Estuvo durante un año pico y pala, como es él en la vida en todo.

-Alfonso: En primero de carrera me empezó a gustar y al terminar segundo, en verano, empezamos a salir.

-Ana: Había organizado con mis amigas un viaje de voluntariado, que es algo muy importante para nosotros. De hecho, tratamos de fomentarlo en nuestros hijos y María está ahora en una charla de la Asociación Galea. Pero como os estaba contando, cuando estábamos en la universidad viajé a Liverpool con las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta, que tenían allí una casa de acogida en la que ayudaban a gente con problemas. Y resulta que Alfonso se apuntó al viaje con otros tres amigos. Él fue con su guitarra y yo con la mía, pero yo tocaba de aquella manera y en cambio él tocaba muy muy bien. Tocaba canciones y algunas estaban compuestas para mí, pero yo no lo sabía, aunque mis amigas sí (risas). Hasta que el último día, que encima era el día de mi santo, pensó que lo tenía que dejar atado, porque veía que empezaban las fiestas de Algorta y me iba a perder, así que podemos decir que empezamos a salir en Liverpool y que ése fue nuestro primer viaje juntos. (Apunta ideas para hacer voluntariado en familia, en la página 21).

Así que podemos decir que la música os unió...

-Ana: Bueno... Luego nunca más ha vuelto a tocar la guitarra para mí, aunque ya le digo que no se trata de conquistar, que hay que mantener (risas). Pero es que Alfonso es muy perfeccionista y si no lo hace perfecto no lo hace. Y es verdad que en mi casa el tema de la música siempre nos ha gustado y tenemos buen oído. Uno de mis sueños siempre ha sido saber tocar el piano. Entonces a los niños, desde pequeños, les hemos apuntado en el conservatorio de Las Arenas. María y Anita estudian piano y tocan muchas piezas a cuatro manos y Nico se apuntó a saxo, pero era muy pequeño y lo acabó dejando (risas).

“Alfonso y yo intentamos viajar solos cuando podemos. Es importante que el pilar esté bien para que la familia lo esté”

Aunque nació en Bilbao, ha pasado toda su vida en Las Arenas, donde vive actualmente con su marido Alfonso del Río y sus cinco hijos, María (14), Nicólas (12), Ana (10), Alfonso (6) y Santi (9 meses). Se licenció en Derecho Económico en Deusto y en desde 2015 trabaja en el despacho MA Abogados como abogada civilista. Además de contar con una gran experiencia profesional, Ana se define como madre, mujer e hija. Entre sus aficiones está viajar, leer y disfrutar de la familia. Y entre sus tareas pendientes está conseguir engancharse al golf para jugar en familia.

“Hasta ahora hemos vivido muy apretados y ahora, siendo siete, necesitábamos una casa más grande”

Este bilbaíno de pro es abogado, escritor, padre de familia, marido, columnista y deportista cuando puede robar tiempo al poco tiempo que le queda cada semana para dedicárselo a sí mismo. Está casado con Ana Castiella, también abogada, y con la que compartió clase en la Universidad de Deusto. Tienen cinco hijos y están deseando hacer un viaje en familia, aunque reconocen que aún son algo pequeños para valorar y disfrutar de exóticos destinos. Es socio de Deloitte Legal y es fiscalista en el sector media entretenimiento a nivel nacional. A finales de 2020 estrenó su tercera novela, ‘El lenguaje oculto de los libros’.

“Me gusta viajar a los destinos donde ambiento mis novelas para conocer sus calles y todos sus detalles”

“He hecho el triatlón de Bilbao y en verano hice la Getaria-Zarautz, aunque lo que más me gusta en realidad es nadar”

“Yo utilizo Instagram para ver recetas y tendencias porque soy muy indecisa y no tengo tiempo para ir de compras”

“Me cuesta mucho hacer deporte. Después del último embarazo hago hipopresivos y ejercicios de fuerza”