Algo debió de hacer bien Mónica García anteayer porque brilla en los análisis recalentados sobre el debate de los seis candidatos a presidir Madrid. Conociendo el paño diestro, ya saben que brillar significa recibir estopa de la fina. O mejor dicho, de la más basta, género al que pertenece esta sucesión de groserías que le lanza Zoe Valdés desde Libertad Digital: "En ese resumen, creí oír que esta señora tiene un hijo, o dos, no recuerdo, ¿a ellos también se dirigió? ¿Ese discursito de que todos los hombres son violadores, asesinos y matan, también se lo hace a los varones paridos por su vulva? ¿O a ellos les pretende convertir en niñas -ideología mediante-, para que no acometan en un momento lo que ella, la mujer y no la madre en este caso, ha predestinado para un determinado sexo de nacimiento?". "Sujeta" es el título de la soflama que contiene tales lindezas.

Resulta curiosa que esa mención genital aparezca también en el coscorrón que le lanza Emilia Landaluce en El Mundo a la cabeza de lista de Más Madrid: "Es cierto que Mónica García es médique y dice que no quiere una sección femenina para sus hijes, pero en los pocos enfrentamientos que ha tenido con Ayuso en la Asamblea ha salido con el rabo entre las piernas (con la vagina, perdón aunque las perras sin ser trans también tienen rabo. De ahí viene la metáfora.)".

Casi por asociación de ideas, Raúl del Pozo toma el relevo a Landaluce. "Perrear para triunfar" es el título de la columna. Se refiere al baile de Mónica García en un programa de radio. Volvemos a entrar en terreno escabroso: "Mónica es la prueba de que el populismo de izquierdas, como el de derechas, necesita más el espectáculo que el razonamiento. Perrear -que también significa copular- es un baile de origen caribeño en el que se imita el coito del perro. Se mueven con voluptuosidad las rodillas y las caderas. Mientras suenan las maracas se entregan las parejas al baile lascivo en una parodia del apareamiento. Es lo que ella hizo en la SER, movió el cuerpo con la lírica del burdel, en un perreo desbaratado". Quien haya visto las imágenes sabrá que Del Pozo le echa mucha imaginación.

Esta vez sin alusiones sexuales, Federico Jiménez Losantos completa el paquete de diatribas a Mónica García: "Se une la revelación sobre la pupila de Errejón, ayer de Iglesias, que exhibía en su CV un doctorado que no tiene. La pirómana del Zendal se habría marcado un cum fraude a lo Sánchez con la chulería in albis de Monedero, sin molestarse siquiera en plagiar la tesis. El único clásico del marxismo que conocen estos golfos -por ósmosis, no por lectura- es El derecho a la pereza de Lafargue, yerno precastrista de Marx". Cuánta erudición en tan pocas líneas, Don Federico.

Parece que la aspirante de Más Madrid ha eclipsado a Pablo Iglesias incluso como pimpampum de los opinateros diestros. Pero no crean que el exvicepresidente ha dejado de estar en su punto de mira. Lean a Ignacio Camacho en ABC: "El tripartito antiAyuso le ha dejado [a Iglesias] el papel de agitador del voto proletario, el liderazgo de bucaneros vallecanos, manteros, okupas y antifas de barrio, gente a la que la imagen burguesa de Mónica García y la placidez metafísica de Gabilondo provocan escaso entusiasmo".

Luis Ventoso le atiza con un poco más de brío si cabe: "Cuando uno se veía llamado a asaltar los cielos tiene que resultar muy chungo verse en todas las encuestas por detrás de los errejonistas, una escisión de Podemos, y peleando por no ser el farolillo rojo de la Asamblea. Vaticinamos un pronto retorno al hábitat del que nunca debió haber salido: tertuliano polvorilla en los debates políticos tipo Sálvame de la tele al rojo vivo".

El cartel de Vox y la mafia contra Florentino

En la recta final, me muerdo las ganas de apostillar y les copio y pego esto que escribe Julio Valdeón en La Razón sobre ya saben ustedes qué cartel de Vox: "Hablan de racismo cuando no han hecho otra cosa que cotizar en los principios fundacionales de unos nacionalismos dignos de vestir el caperuzo blanco y pasear la cruz de fuego desde Selma a Montgomery. Lo peor del cartel de Vox fue constatar que los usos nacionalistas ganan terreno y que ya tenemos formaciones nacionales en el centro derecha entregadas a la cháchara identitaria". Insisto: sin comentarios.

Y como remate, una invectiva biliosa del editorialista del diario de Marhuenda contra quien ha envenenado los sueños de Don Florentino: "El mandamás de la UEFA Ceferin y sus adláteres pergeñan un escarmiento de tintes mafiosos contra el Real Madrid por la promoción de la Superliga que intentaba acabar con su monopolio sobre el negocio del fútbol europeo. Han filtrado la posibilidad de que el club más laureado de la historia sea expulsado de las competiciones continentales en otra prueba más del carácter despótico de esa casta que ha sentido como su pelotazo peligraba" Que lo revise el VAR.