LONDRES. El judoca cubano de la categoría de menos de 100 kilos Oreydi Despaigne quedó descalificado ayer en octavos de final ante el uzbeco Ramziddin Sayidov por considerar los árbitros del combate que mordió la mano de su rival en un lance cuando faltaba medio minuto para terminar un combate que , además, iba ganando, sumando así un nuevo capítulo a las polémicas decisiones que están tomando los jueces deportivos durantes estos Juegos Olímpicos de Londres.
La acción, algo confusa, se produjo cuando el cubano dominaba el marcador por un waza-ari contra dos yukos del rival. El uzbeco lanzó la mano para coger la solapa del kimono de Despaigne, pero calculó mal y puso el dedo en la boca del cubano. Sayidov se quejó de que el cubano le había mordido y los jueces, después de consultar con la comisión de arbitraje, decidieron decretar la descalificación de Despaigne.
"Intenté hablar con los jueces y les dije que fue el otro quien le puso la mano en la boca. Me dijeron que no, que le mordió. ¿Cómo le va a morder? Esto nunca ha pasado en el judo. Llevo cuarenta años en esto y nunca he visto algo así", aseguró después del combate Justo Noda, el entrenador cubano.
Despaigne, su pupilo, también se mostró muy disconforme con la decisión cuando se retiraba abatido hacia los vestuarios. "Me siento bien con la competición que hice pero defraudado por esta injusticia. Él me tiró la mano a la boca, me la partió. ¡Mirad! ¡Todavía la tengo hinchada!", dijo el cubano resignado.
Esta decisión le costó al cubano la posibilidad de luchar por las medallas olímpicas, ya que, de haber vencido el combate que iba ganando a medio minuto para el final, se habría clasificado para cuartos de final, ronda en la que, aunque perdiera, optaría al bronce a través de la repesca.
Despaigne, quien ganó la medalla de plata en los Panamericanos de 2011 y fue bronce en el Campeonato Mundial de Judo disputados un año antes, solo disputó este combate al haberse clasificado directamente a segunda ronda tras el sorteo realizado la semana pasada.