En el Festival de Cannes de 1977, el premio a Mejor Ópera Prima fue para un tal Ridley Scott con Los duelistas, una película con pareja protagonista de lujo (Harvey Keitel y Keith Carradine) y basada en hechos reales: dos húsares franceses en la época de Napoleón batiéndose entre ellos 30 veces a lo largo de 19 años.
Diez años después del estreno de la película, el ajedrecista Gary Kasparov se sentía igual que uno de esos duelistas. La predilección de la Unión Soviética y de la propia Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) por Anatoly Karpov estaba impidiendo a Kasparov disfrutar tranquilo de su título mundial.
En concreto, el Ogro de Bakú se había proclamado campeón tras batir a Karpov en un primer match que comenzó en 1984 (se suspendió con 5-3, por problemas de salud de Karpov) y terminó en 1985 (13-11); revalidó el título al ganarle de nuevo en 1986 (12,5-11,5); y vuelta a jugar en Sevilla en 1987.
Es decir, antes de empezar este cuarto match, Karpov y Kasparov habían jugado 100 partidas entre ellos en apenas tres años, y el azebaryano comenzaba a meditar la célebre frase que dijo años después: "No quiero estar toda mi vida jugando contra Karpov".
El match de Sevilla tuvo calidad, igualdad y un desenlace apasionante, ya que se llegó a la última partida con 11-12 a favor de Karpov, lo que obligaba a Kasparov a ganar (el empate final le hacía retener el título).
Fue una partida emocionante, con un final interminable en el que Kasparov se alzó con la victoria.
En el mundillo del ajedrez se empezaba ya a cuestionar si tanto duelo seguido entre ambos soviéticos era bueno para el deporte-arte, pero Karpov ganaba los duelos de candidatos con tanta superioridad, que el único reproche posible a la FIDE era el de no espaciar más los Mundiales.
La historia de estos duelistas acabó en 1990, con su quinto match, que acabó con 12,5-11,5 a favor de Kasparov.
En 1993, Gary Kasparov hizo realidad su amenaza de huir de la codicia de la FIDE y se abrió un cisma que duró hasta 2006. El propio Kasparov retuvo el título clásico hasta 2000 (de 2000 a 2006 fue posesión de Vladimir Kramnik), mientras que Karpov fue de nuevo campeón oficial de la FIDE de 1993 a 1999. Cada uno por su lado, sin resolver del todo su duelo. El final de la película de Ridley Scott era mejor.