No entiendo nada
m e siento a escribir en mi mesa hoy con un poco de congoja. El tema que he elegido me deja apenas sin fuerzas pero creo que bien merece una reflexión.
Los juzgados de Pamplona han sido durante los últimos días portadas en todos los diarios y en todas las televisiones. El grupo de 5 chavales que actuó peor que un grupo de lobos en aquella noche de San Fermín, nos ha puesto un mal cuerpo que no veas. Justicia por favor.
Las denuncias por violación aparecen un día sí y otro también. La grandísima mayoría de la gente no entendemos nada, pero a quince días del año 2018 la pelea no mejora mucho. Algo estamos haciendo mal a pesar de que en Europa los índices de denuncias nos superan. Ahora sí que no entiendo nada.
Esta semana le ha salpicado al fútbol. Tres jugadores de un equipo de Tercera División burgalés y una chavala, al parecer muy joven, han puesto otra vez cartón en nuestro estómago. La justicia tendrá que decidir si esos futbolistas volverán a jugar pronto o el fútbol solo era su escondite.
En el fútbol este tipo de historias no son nuevas por desgracia. En el año 1988, Alexanco, capitán del Barça, tuvo su denuncia de una camarera en aquel hotel holandés. Tras pasar seguramente los peores días de su vida, el vasco resultó ser inocente. Ribéry y Benzema también tuvieron su lío con la justicia por temas similares y también salieron sin pena. El año pasado dos jugadores del Eibar eran denunciados por grabar imágenes de sexo con una chica. Los dos fueron imputados y un tercero que grababa, también.
Solo la justicia tiene el poder de decisión ante cada caso pero el fútbol se ve manchado aunque no será el peor parado sin duda.
Se acordaran de Robinho, aquel jugador brasileño con cara de niño que jugó en el Madrid. Le han caído 9 años por violar a una chica albanesa con algunos amigos suyos. Esto no es fútbol, ni creo que tampoco es sexo. Esto es una sensación asquerosa de poder que da mucho asco y pena a la vez. Viva el fútbol.
El autor es técnico deportivo superior