Carmen Rubio: "He tenido algunas piedras en el camino, pero nada me ha impedido seguir hacia adelante”
La tiradora con arco, del Club de la Universidad de Navarra, recibió el pasado 27 de noviembre la Medalla al Mérito Deportivo de Navarra por su amplia trayectoria
Carmen Rubio es una deportista de élite, tiradora con arco del Club de la Universidad de Navarra. Ha participado en Juegos Paralímpicos en tres ocasiones, ha acudido a mundiales de tiro con arco adaptado en los que ha conseguido medalla, a campeonatos de Europa, de España... Sin embargo, detrás de la arquera hay una persona, una madre, una trabajadora que ha compaginado su vida familiar con su vida deportiva. Rubio no presume de sus medallas, ni tiene una vitrina con todos los trofeos, -aunque haría falta una habitación-porque “no vivo sola en mi casa, somos tres y cada uno tiene sus cosas y sus aficiones, mi casa no es un museo de Carmen Rubio”, explica.
Unas semanas muy ajetreadas con el asunto de la medalla, ¿cómo está?
–Estoy contenta, aún flotando un poco porque ha sido una sorpresa que, desde el Gobierno de Navarra, se reconozca mi trayectoria deportiva. La larga trayectoria de una mujer deportista con discapacidad que practica deporte adaptado y absoluto, nunca creí que podría estar dentro de esa lista de deportistas que son tan admirados, por mí y por todos lo navarros. Me sorprendió y, aún, sigo con esta sonrisa de la felicidad que me ha supuesto. También es cierto que, si lo miro fríamente, pienso; ¿por qué no se iba a reconocer a una deportista que practica deporte adaptado?
Antes, me comentaba que es la medalla que más ilusión le ha hecho, ¿por qué?
–Porque es de mi tierra, de Navarra, rodeada de mi gente. Cuando vas a China, Corea, Italia o donde sea, y ganas una medalla, te hace mucha ilusión, pero te la metes al bolsillo y haces la maleta. Pero esta, que además me ha sorprendido, es con la gente con la que entreno y convivo cada día alrededor, eso es algo muy bonito.
Pero usted no es la típica deportista que exhibe sus premios, ni siquiera tiene todos expuestos en su casa, ¿por qué?
–Por ejemplo, la última medalla es la de plata que gané el domingo en el campeonato de Navarra, que estará unos días por casa y luego irá a la caja de las medallas. Yo siempre digo que, en esta casa, no vivo sola, ni esta casa es un museo de Carmen. Aquí vivimos más personas y cada uno hace su deporte y tiene sus aficiones, sí que hay cosas que tienen su significado y que, por ese cariño, los tenemos puestos de adorno, como el Olivo de Plata que gané en Jaén. Eso no significa que todos mis trofeos tengan que estar expuestos, esta casa no es la casa de una arquera. Hay fotos de la familia, de la graduación de mi hijo… Somos una familia muy normal, que tenemos nuestro interior y los recuerdos de ciertas cosas. El diploma olímpico, por ejemplo, sí que tiene un lugar especial, porque no cualquiera lo gana.
Yo siempre digo que, en esta casa, no vivo sola, ni esta casa es un museo de Carmen
Pero esa humildad, en un mundo como el del deporte, no deja de sorprender
–Yo no he sido una deportista profesional, he tenido un trabajo y me levantaba a las seis de la mañana para salir a las tres. Y por la tarde ya, era arquera, madre y lo que hiciera falta. El deporte forma parte de mi día a día, entre otras cosas por la necesidad que yo tenía para mi bienestar físico. Entonces, se une la afición al tiro con arco y lo beneficioso para la salud de practicar un deporte.
Esos comienzos en el tiro con arco, ¿cómo fueron?
–Fue de casualidad. Buscaba un deporte que pudiera practicar sin dificultades. Primero probé con Antxon Arza el kayak, pero yo no podía mover un kayak, sacarlo, meterlo al coche… Y entonces, pues bueno, abandoné. Y descubrí el tiro con arco, que es un deporte que yo puedo practicar sin ningún tipo de problema. No me suponía ningún condicionante de horarios o de trabajo. Y, poquito a poco, fui empezando, fui entrando, hasta meterme donde me he metido.
Porque, ¿con cuántos años empezó?
–Con 35, ya era una adulta. Así como ahora la tendencia es que la práctica deportiva se inicie con los niños, en los multideportes, luego vayan eligiendo deportes hasta quedarse con algo. Yo estoy viendo en la Federación Española que gente muy jovencita está ya participando en campeonatos del mundo. El problema que le veo yo a eso es que se plantan con 25 años y abandonan el deporte. En el caso del tiro con arco hay una proyección muy larga, no tienes una edad en la que tengas que dejar de practicarlo. Y te permite, pues bueno, alargarte en la edad y en el tiempo. De hecho, hay gente ya muy madura que está practicando este deporte con muy buenos resultados desde el equipo nacional.
Con 35 años empieza y, ¿cuál es el primer campeonato importante al que va?
–Yo participé en un campeonato de Navarra en el que, bueno, me presenté y gané. Fue mi primer campeonato y fue divertido. Pero luego ya se celebró un campeonato de España, en Huesca, al que iban a acudir mis compañeros del club y, bueno, pues me animaron a participar. Fui al campeonato, que era en sala, y quedé última. Y entonces dije, ‘Carmen, aquí hay que entrenar, esto no puede ser’. Lo bueno es que, después de ese torneo, me puse en contacto con los deportistas de tiro con arco adaptado y me federé ahí, así empecé a participar en campeonatos de tiro con arco adaptados. Empecé a entrenar, a sumar, sumar y sumar, hasta hacer podios y quedé campeona.
Luego, llega su primer mundial de tiro con arco adaptado, en 1998, ¿cómo vivió la experiencia?
–Se celebraba en Inglaterra, pero primero había que ir a un clasificatorio en Olesa de Montserrat, en Barcelona, al que yo fui. Llegué allí y me encontré con que no había ninguna otra mujer para competir, y a mí me hacían competir contra un hombre, y el que ganara es el que iba al campeonato del mundo. Al final le gané y fui al mundial, aunque hubo cierto revuelo, pero terminé yendo a Inglaterra y quedé tercera del mundo.
Tres años después, en 2001, nace su primer y único hijo, ¿cómo afectó a su carrera?
–Pues mira, en el 2000, hubo unos Juegos Europeos en Polonia, a los que no fui porque estaba embarazada. Aún y todo, participé en el Campeonato de España de sala de ese año, estando embarazada de cuatro o cinco meses. Pero ya, en julio de 2001, tuve a mi hijo y paré. Sin embargo, el mundial de 2002 se adjudicó a Madrid. Entonces, el seleccionador me llamó y me dijo que quería que participase en ese mundial, y yo le dije que sí. Así que me iba a entrenar con el niño en la silleta. Terminé yendo al mundial y ganando un bronce, un campeonato del que tengo un recuerdo muy bonito. Recuerdo que estaba con la inglesa a la que había ganado, felicitándonos, y vino mi hijo a comerse una galleta entre las dos, él no entendía que estaba pasando, solo quería su galleta.
Con un hijo, un trabajo y una familia, ¿cómo ha sido compaginar eso?
–Es duro. Cuesta mucho porque te tienes que organizar y porque además, todos tenemos que, de alguna manera colaborar. Mi hijo Beñat y mi marido Enrique han estado siempre ahí apoyándome y entendiendo que, oye, aquí se os quedan las lentejas y aquí está la olla para hacerlas. La verdad es que nunca hemos tenido ningún tipo de problema a la hora de priorizar una cosa u otra. Si a mí me tocaba ir a recoger al niño del colegio porque mi marido trabajaba, pues lo recogía y ese día cambiaba el entrenamiento.
Mi hijo Beñat y mi marido Enrique han estado siempre ahí, apoyándome
A Enrique, su marido y entrenador, lo conoció en el tiro con arco, un flechazo, ¿no?
–Efectivamente, nos conocimos en este mundo. Llegó un momento en el que yo necesitaba un entrenador, me exigían un entrenador nacional y entonces decidimos que fuera él para poder, de alguna forma, firmar mis entrenamientos. Entonces lo hicimos así, sacó la máxima felicitación del tribunal y, además su trabajo de entrenador nacional fue mi preparación para los Juegos de Londres en 2012.
En efecto, marido y entrenador, ¿qué tal llevan eso?
–A ver, yo tengo mucho carácter. Entonces, hay veces que, igual la dificultad del entrenamiento o el día un poco turbio de ese entrenamiento lo traes a casa. Pero bueno, también con los años vas aprendiendo que calma, calma y mañana lo seguimos. Pero sí que ha habido días que hemos venido a hacer la cena y le digo que la tortilla de patatas va sin sal. Aunque luego piensas, pero yo quién soy para hablarle a alguien a quien aprecio porque he tirado unas flechas que eran una puñetera mierda. Entonces le digo: ‘A ver, ven aquí, vamos a echarle sal a la tortilla’. Al final son 30 años y ya nos conocemos.
Esos Juegos de Londres en 2012, sus primeros por otra parte, ¿cómo llegó a ellos?
–Lo primero fue la preparación y conseguir la plaza para poder ir. Tuve que ir a unas pruebas que se organizaron internacionalmente y yo conseguí una plaza para España. Al año siguiente, España convocó unas pruebas internas para que todas las deportistas de categoría compuesto femenino que quisieran se podían presentar a esas pruebas y, si hacían mejores puntuaciones que yo se quedaban ellas con la plaza. Pero al final me la quedé yo y fui a Londres 2012.
Y la experiencia olímpica, ¿cómo es?
–De todos los Juegos en los que he estado han sido los mejores. Los mejores, por organización, por compromiso, por parte del país y de la gente que estaba, por las condiciones de adaptación... Por todo, me quedo con Londres. Era un país que estaba realmente deseoso de tener unos Juegos allí y sobre todo de participar con unos Juegos Paralímpicos. Fue muy bonito. Y bueno, encima le gané a una inglesa en su tierra y a otra la tuve contra las cuerdas, pero al final me ganó ella, que fue al final campeona.
Además, de Londres, y otras dos ediciones olímpicas, ha estado en numerosos campeonatos, ¿con cuál se queda?
–Todos tienen algo especial y su encanto, cada uno tiene su gracia. Fíjate, por ejemplo, en Corea, que es la cuna del tiro con arco, estás allí y eso es el paraíso. Pero vas a cualquier sitio y es espectacular. Porque en realidad no es solo la semana del campeonato, sino toda la preparación que conlleva.
¿Tiene alguna manía a la hora de competir?
–No soy nada supersticiosa. No merece la pena, tienes que ir a lo que vas y centrarte en lo que estás haciendo. Si empiezas a confiar en cosas externas, como el pie con el que entras al campo, te vas de lo que tienes que hacer. Cuando salgo al campo de tiro me tengo que fijar en cómo sopla el aire, por ejemplo. En ese sentido, soy muy madre, me digo a mí misma; ‘Carmen, céntrate en lo que estás haciendo’.
Aunque todos sus arcos han llevado una pegatina del toro de kukusumuxu, ¿no?
–Se la pongo para darle la distinción, el toque personal a mi arco, entre todos los demás.
Usted es mujer, deportista adaptada, veterana y practica un deporte minoritario, ¿ha encontrado muchos obstáculos en su carrera?
–Sí, ha habido veces que he tenido piedrecillas en el camino, también alguna roca. Aunque es cierto que, por mi manera de ser, nunca he permitido que cosas que estén ahí porque sí, impidan que siga adelante. Cuando me he encontrado con alguna injusticia, no he montado ningún jaleo, pero nunca más me ha vuelto a ocurrir. Por ejemplo, lo que te comentaba antes de la clasificación al mundial que me tocó contra un hombre, yo me podría haber quejado, pero le gané. En ese tipo de cosas, me gusta superarme, es un reto para mí, pero también hacia ellos. También es que yo me meto en todas las salsas. Al final, me he ido metiendo dentro de la Federación Española y en la Navarra, y el hecho de que haya dado mi opinión desde el punto de vista de una deportista adaptada, ayuda a ser más visible y a que se nos tenga en cuenta.
Yo soy de las que prefiere dar un paso atrás y quedar en el anonimato, pero ahora pienso que no es malo que se nos oiga y que se vea que existimos
¿Se considera una referente?
–Por mi manera de ser, no me gusta ponerme como referente de nadie ni de nada, cada uno tiene que ser uno mismo. Pero ahora, con esta medalla de Navarra y la visibilidad que se le está dando al deporte adaptado, al tiro con arco, al deporte femenino... No me importa, incluso me motiva, pensar que a lo mejor soy una referente para personas. Yo soy de las que prefiere dar un paso atrás y quedar en el anonimato, pero ahora pienso que no es malo que se nos oiga y que se vea que existimos, que en Navarra no hay instalaciones para tiro con arco.
Después de la medalla de oro y el campeonato de Navarra, ¿qué planes tiene?
–En febrero de 2025 tengo el Campeonato de España de arco adaptado, y en marzo tengo los clasificatorios para el campeonato del mundo que se celebra en septiembre en Corea del Sur.
Así que tenemos Carmen Rubio para rato, ¿no?
–Cuando te dan una medalla o un homenaje de este tipo, parece que te están diciendo que te vayas a echar unas partidas al mus al club de jubilados. Pero no, es un reconocimiento a mi carrera deportiva, que aún no ha terminado, sigo aquí y voy a seguir. Además, yo me siento muy bien y me gusta el tiro con arco, mientras disfrute de este deporte y pueda, no lo voy a dejar.