pamplona. El ascenso al poder y mandato del fallecido Hugo Chávez transcurre en paralelo con el resurgimiento de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Chávez, sabedor del valor del oro negro, hizo de la producción de petróleo y el control de los precios mundiales del barril su principal arma para su particular lucha contra el imperialismo. Tras su muerte se abre una nueva etapa aunque todo parece indicar que el precio del petróleo se mantendrá igual.

La batalla de Chávez comenzó a librarse en diciembre de 1998 en Madrid, dos meses antes de que Chávez se convirtiera en presidente. El comandante impulsó una cumbre que reunió a los ministro de Petróleo de los importantes productores Arabia Saudí, México y la propia Venezuela. El objetivo era conseguir que el precio del petróleo aumentara ya que estaba en su nivel más bajo de los últimos 14 años debido a la crisis financiera asiática.

Para ello la única medida que acordaron fue cumplir a rajatabla los topes de producción que marcaba la OPEP. Esto hizo crecer el precio del barril ya que este cartel controla más del 40% de la producción mundial y posee el 75% de las reservas.

En aquel entonces la organización había perdido prestigio pero aumentó rápidamente, igual que el precio del barril. Para finales de 1999, la cotización ya superaba la barrera de los 30 dólares por primera vez desde la tercera crisis del petróleo de 1986.

Controlar el precio del barril es, en cierto modo, controlar la economía mundial y para ser quien fija el precio del oro negro solo había que liderar la OPEP. Chávez lo sabía y por ello decidió celebrar en su país la II Cumbre de Jefes de Estado en el 2000. Una reunión que supuso dos logros.

El primero fue de carácter histórico ya que se trató de la segunda reunión de este organismo que entonces tenía 40 años de vida. El segundo tuvo un carácter más ya que Chávez consiguió reunir a varios países con intereses enfrentados entre los que se encontraban Arabia Saudí, Qatar, Irán o los Emiratos Árabes unidos, entre otros.

El acuerdo que alcanzaron entonces fue la conocida como banda de precios que fijo el valor del barril entre 22 y 28 dólares (17 y 21 euros). El pacto incluía un mecanismo por el cual la OPEP aumentaba sus extracciones si la cotización superaba el límite máximo y la reducía si se situaba por debajo del mínimo.

sin control A finales de 2008 los límites marcados por la OPEP se rompieron y comenzó una escalada de precios sostenida, entre otros motivos, por el creciente consumo de China y otras economías asiáticas.

El tope del barril de Brent llegó a mediados de 2008 con 150 dólares (unos 114,50 euros). Antes de caer en un 70% a finales del mismo año debido a la crisis financiera.

Para frenar este ascenso, la OPEP, con Chávez a la cabeza, decidió realizar un nuevo recorte en su producción, el mayor en su historia. Para entonces la organización estaba consolidada e incluso había atraído a un nuevo socio, Angola, así como a Ecuador, país que volvió tras tres décadas de ausencia.

Tras la muerte de Chávez todo parece indicar que el precio del petróleo no sufrirá cambios, como no lo ha hecho en estos días. Además, los analistas tienen pocas expectativas de que el país refuerce su producción y por lo tanto baje el precio global del crudo.