JERUSALÉN. En el aeropuerto y con el espacio aéreo del país cerrado, Obama ha visto de cerca una de las baterías del Cúpula de Hierro -el escudo antimisiles financiado por Washington- trasladada al lugar especialmente para la ocasión.
Posteriormente, viajará a Jerusalén en helicóptero, acompañado por una flotilla de doce Blackhawk, para una asistir a una recepción en la residencia de Peres, con quien plantará un árbol y escuchará a niños cantar en hebreo, árabe e inglés.
Todo ello bajo la protección de sus fuerzas especiales reforzadas por 15.000 agentes israelíes de Policía que se encargarán de velar por la seguridad del equipo presidencial.
Obama pasará dos días y medio en Israel, con dos breves desplazamientos al territorio ocupado de Cisjordania: a Ramala, para entrevistarse con el presidente palestino Mahmud Abás, y a Belén, para visitar la basílica que marca el nacimiento de Jesús.
Durante la visita, bautizada Alianza Irrompible, se reunirá hasta en tres ocasiones con Netanyahu y pronunciará un discurso ante 600 estudiantes en un gran centro de convenciones de Jerusalén.
El sábado, su último día, lo dedicará a actos protocolarios, como una visita al cementerio donde están enterradas las principales figuras del movimiento sionista y de Israel, y un recorrido por el Museo del Holocausto.
Por último, hará una visita relámpago a la Basílica de la Natividad de Belén, único lugar religioso al que accederá (no irá a santuarios judíos o musulmanes) antes de partir hacia Jordania.