bruselas. Los líderes de la UE se comprometieron ayer a reforzar su cooperación en materia militar, sobre todo para desarrollar capacidades clave de las que carecen como drones, pero volvieron a chocar a la hora de ir más allá y avanzar hacia una verdadera defensa común.

Por primera vez desde 2008, la UE discutió al más alto nivel su política de seguridad, un ámbito que ha vivido durante los últimos años totalmente eclipsado por la crisis económica. Los líderes, según el documento de conclusiones que han aprobado, tienen clara la necesidad de que "la UE y sus Estados miembros ejerzan mayores responsabilidades" para mantener la paz y la estabilidad en el mundo y reconocen que para ello deben disponer de las capacidades militares necesarias.

Por ello, y admitiendo que los recortes presupuestarios han limitado las posibilidades de todos, se comprometieron a "profundizar su cooperación" tanto a la hora de desplegar operaciones como para desarrollar nuevo equipamiento.

Esa cooperación, sin embargo, seguirá estando claramente limitada por la tradicional división entre las dos grandes potencias militares del bloque, Francia y Reino Unido. Mientras París es el gran defensor de una "defensa europea", Londres volvió a dejar clara su oposición a que las capacidades militares salgan del ámbito nacional.

Los planes acordados por los Veintiocho se centran en tres grandes ejes, comenzando por las misiones, en el que se insiste en la necesidad de mejorar la capacidad de la UE para desplegar tropas rápidamente en caso de crisis. El bloque dispone desde hace años de grupos de intervención rápida creados precisamente con ese objetivo, pero éstos nunca han sido utilizados por falta de voluntad política.

drones europeos En el apartado de las capacidades, los Veintiocho se conjuraron para remediar las "carencias críticas" que se han detectado en las misiones, sobre todo en Libia, como el desarrollo de sistemas de repostado en vuelo, las comunicaciones vía satélite y, especialmente, los aviones no tripulados (drones). El objetivo de la UE es desarrollar sus propios drones militares y civiles en el horizonte de 2020-2025 y trabajar en los aparatos de nueva generación para su introducción en el congestionado espacio aéreo europeo, asunto problemático pues esos equipos vuelan en alturas parecidas a los aviones comerciales.

El tercer eje de la estrategia de defensa para los próximos años es la industria europea, que podría salir de la crisis habiendo perdido gran parte de su competitividad si no se toman medidas.