El FBI ha hecho público esta semana un informe en el que destapa un posible complot para atentar contra la vida de la reina Isabel II de Inglaterra durante una visita oficial a Estados Unidos en 1983.

De acuerdo con estas versiones, un policía de San Francisco se puso en contacto con el FBI para informarle de que había conocido un hombre en un pub irlandés que en varias ocasiones mencionó la posibilidad de tomarse la justicia por su mano contra la ya difunta monarca en venganza por la muerte de su hija.

Esta fuente explicó que el sospechoso, aproximadamente un mes antes de que la reina visitara junto a su esposo, el príncipe Felipe, California, contó que su hija "había sido asesinada en Irlanda del Norte por una bala de goma", tal y como ha recogido la cadena BBC.

Por aquel entonces Irlanda del Norte era escenario de una suerte de guerra civil entre partidarios de la reunificación de la isla y los leales a Londres, si bien dicho conflicto se extendió más allá de ese territorio.

"Iba a intentar atacar a la reina Isabel y lo haría arrojando algún objeto desde el puente Golden Gate al Royal Yacht Britannia cuando pasara por debajo, o intentaría matar a la reina Isabel cuando visitara el Parque Nacional Yosemite", relata esta fuente, según el informe del FBI.

En consecuencia, se cerraron las pasarelas del Golden Gate a medida que se acercaba la embarcación. Las medidas que se se pusieron en marcha para garantizar la seguridad de la monarca en Yosemite no han sido publicadas, al igual que tampoco los arrestos que se pudieron llevar a cabo con motivos de estos hechos.

El informe, de un centenar de páginas, se ha subido esta semana a Vault, el portal de información del FBI después de una solicitud conjunta de varios medios de comunicación en base a la Ley de Libertad de Información.

No es la primera vez que el FBI expone sus preocupaciones ante un eventual intento de magnicidio contra la reina Isabel II con motivo de sus visitas oficiales a Estados Unidos, tal y como ya ocurrió en 1976 en Nueva York, o antes de viajar a Kentucky en 1989, cuando "la posibilidad de amenazas contra la monarquía británica por parte del Ejército Republicano Irlandés (IRA) estuvieron siempre presentes".

En una otra visita de estado en 1991, la monarca tenía previsto ver un partido de béisbol de los Baltimore Orioles junto al entonces presidente George H. Bush. El FBI advirtió al Servicio Secreto de que "grupos irlandeses" estaban planeando protestas dentro el estadio después de haber reservado "una gran cantidad de localidades" para asistir al encuentro.