La historia de Lida Rosa Ortiz es un ejemplo del difícil tránsito de la insurgencia armada a la vida civil en un contexto en el que casi 500 firmantes de la paz han sido asesinados. Fue guerrillera de las FARC en el departamento del Cauca durante 16 años y ahora vive exiliada junto a su familia en Europa. Recientemente ha visitado Bilbao para participar en el segundo Seminario Internacional sobre Colombia, las víctimas del Estado y el auge del paramilitarismo, organizado por la Asociación J.A. Freytter.
¿Cuál fue su participación en el proceso de paz?
Mi labor fue ir a las comunidades y hablarles de cada punto del acuerdo de paz. Y poco a poco me fui integrando también a los temas de género. El proceso de paz de Colombia es renombrado a nivel internacional por ser el único que ha tenido perspectiva de género y por que las mujeres han podido tener voz en el proceso de paz. En una sociedad patriarcal, son los hombres quienes hacen la guerra y también quienes hacen la paz.
La falta de participación de las mujeres en los procesos de paz y la falta de perspectiva perpetúa el ciclo de violencia una vez firmada la paz.
Nosotras creamos una asociación de mujeres por la paz con justicia social que se llama Asomanuelitas, buscando cómo ofrecer garantías para las mujeres firmantes del acuerdo y las otras mujeres de las comunidades. Por ejemplo, se ha hablado mucho de los hijos de la paz, estos niños que vinieron después de la firma del acuerdo. Realmente no hubo garantías en Colombia, porque no ha habido implementación del acuerdo de paz tal y como estaba pactado, así que comenzamos a generar espacios de cuidado para nuestros hijos en ese tránsito de la vida en la insurgencia a la vida civil y a la política.
¿De qué manera se están incumpliendo los acuerdos en materia de género?
Hubo un acuerdo de paz firmado en La Habana, pero el plebiscito que organizó el Gobierno de Juan Manuel Santos, en el que ganó el no, obligó a que hubiera una renegociación. Y en esa renegociación se recortaron muchos aspectos relativos al género y especialmente al tema LGTBI. Eso de plano ya es una pérdida. Lo que se mantiene es que en cada punto del acuerdo de paz es vital el tema de la participación de la mujer. Si hay entrega de tierras, que se contemple a las mujeres; si se habla de participación política, darle espacio a la mujer; si se habla de las víctimas, ver cuáles son las mujeres que han sufrido el rigor del conflicto. El acuerdo ha sido muy bonito, muy detallado en sus letras, pero en su implementación ha sido otra cosa y esa es la gran lucha que se tiene en el país y es uno de los aspectos que queremos decir también a nivel internacional: el acuerdo de paz firmado con las extintas FARC no ha sido implementado.
¿Cuáles son los principales incumplimientos en general?
Las causas del conflicto no han sido modificadas. Sigue el problema de la tenencia de la tierra, que está en manos de grandes terratenientes. Después del acuerdo, llegaron los paramilitares aliados con los grandes terratenientes para seguir despojando al campesinado de sus tierras. El otro problema es la participación política. En Colombia es muy difícil alzar la voz u opinar diferente porque vas a ser señalado y de alguna manera vas a ser un objetivo militar de uno de los grupos que existen, que cumplen esa función de control social.
Se ha denunciado que grupos paramilitares han tomado el espacio dejado por las FARC.
Total, total, ese es uno de los puntos más dramáticos del acuerdo. En Colombia, lamentablemente, las regiones más alejadas son también las más olvidadas. El Estado no tiene presencia integral en todas partes y no se ha dado una presencia posteriormente. ¿Y qué pasó? Llegaron otros grupos armados, se apropiaron de los territorios y comenzaron a influenciar en favor del negocio del narcotráfico, el negocio de la guerra y, hay que decirlo, hay una clase política relacionada con esos grupos armados.
"Uno de los puntos más dramáticos del acuerdo de paz es el auge del paramilitarismo"
¿Y el Gobierno de Petro?
Es el gobierno del cambio, un gobierno progresista que busca introducir unos cambios democráticos en el país, pero eso requiere un proceso de muchos años. Hay una oligarquía, unos grandes cacicazgos políticos que siguen manejando las instituciones.
Petro ha acusado recientemente a la justicia de dificultar la restitución de tierras en Colombia.
Los gobiernos anteriores han dejado todo amarrado. Petro no la ha encontrado fácil para entregar las tierras porque las leyes han sido escritas, acomodadas para beneficiar a los grandes poseedores de la tierra y no a los pequeños campesinos. Es un proceso difícil y con esto no quiero justificarlo porque a un gobierno que llegó con la bandera del cambio hay que exigirle, pero se ha sentido maniatado y ha llamado a la gente a que salga a las calles y a que respalde las reformas sociales que el país requiere.
Tras la desmovilización de las FARC, han ido surgiendo diferentes grupos disidentes, con lo que el presidente Gustavo Petro también trata de negociar la paz.
Es muy complejo porque, en primer lugar, yo no pienso que sean disidencias porque no son una insurgencia, son grupos que tienen el nombre de FARC pero controlan los territorios en favor de su negocio, que es el negocio del narcotráfico. Pero también tienen alianzas soterradas y ejercen un control territorial a través del cual ponen como objetivos militares a las personas que opinan diferente.
En el Pacto Histórico de Petro está el partido Comunes, que viene de las FARC. Usted formó parte de él, pero terminó desvinculándose. ¿Por qué?
Cuando firmamos el acuerdo de paz creímos, con mucha ingenuidad, en la posibilidad de hacer política de una forma democrática y, dentro del partido que surgió del acuerdo, creí en esa democracia interna. Tras la firma de la paz hubo un plan sistemático de exterminio de los firmantes del acuerdo, yo lo decía y fui señalada y estigmatizada por ello. Posteriormente llegó un grupo armado que tomó el nombre de Estado Mayor Central de las FARC, pero que no tiene nada que ver con lo que eran las antiguas FARC, y me puso como objetivo militar, es por eso que tuve que salir del país con mi hijo y mi compañero.
¿Por qué el partido no fue más beligerante ante esa situación?
Buena pregunta. Ese asesinato sistemático de los firmantes de la paz venía del paramilitarismo, de esa reconfiguración de unos salen y otros toman el territorio. Al final terminaron reconociéndolo, pero parece que se integraron muy bien en el sistema.
La Comisión Europea quiere incluir Colombia en la lista de países seguros. ¿Es Colombia un país seguro?
Para nada, es uno de los países donde más se asesinan líderes ambientales, se siguen asesinando los sindicalistas, siguen asesinando campesinos que hacen parte de organizaciones sociales y continúa el plan de exterminio a los firmantes del acuerdo de paz. No es para nada un país seguro. Petro llegó con la bandera de la paz total, con la idea hacer la paz con toda la cantidad de grupos armados que existen, pero está muy lejos de lograrse la paz en Colombia.