Sin sostenibilidad no existirá la competitividad. Este fue el mensaje principal del encuentro anual de la Asociación de la Industria Navarra (AIN), entidad privada sin ánimo de lucro, que el próximo año celebrará su 60 aniversario. Ana Ursúa Lasheras, su directora general, explica que este tema no es una moda, sino que supone una auténtica disrupción en la manera de hacer negocios, el acceso a la financiación o la manera de gestionar las empresas. Por eso, el amplio centenar de personal técnico que emplea esta asociación, con una extensa trayectoria en aquellos aspectos voluntarios en materia de sostenibilidad, han adecuado sus servicios para ayudar al cumplimiento de los nuevos requerimientos que están llegando a las empresas con el fin de seguir impulsando su competitividad y conseguir que se pueda adaptar a este nuevo contexto.

El interés por la palabra sostenibilidad y ODS ha aumentado un 1.350% en los últimos cinco años, según Google Trend. ¿Por qué ha de preocuparles este tema a las empresas cuando nos encontramos en un escenario marcado por la inflación, la falta de suministros y una gran incertidumbre?

Parte importante del interés que se está despertando por la sostenibilidad procede del aumento de la reglamentación de obligado cumplimiento. Antes, el trabajo de justificar cómo las empresas aportaban a los ODS era voluntario y, por tanto, en muchos casos, no estaba verificado. En algunos casos incluso se usaban como una forma de marketing sin responder a la realidad de la situación. Esta desafortunada práctica denominada SDG-washing o blanqueo ecológico va a desaparecer con las nuevas obligatoriedades de demostración de la aplicación de los criterios de sostenibilidad a las actividades económicas y productos y servicios puestos en el mercado y comercializados en Europea. En suma, todas las empresas deberían preocuparse y ocuparse porque estamos viviendo una avalancha política y regulatoria en materia de sostenibilidad de tal magnitud que va a provocar un cambio sistémico en la manera de promover la actividad económica, hacer negocios, acceder a financiación y gestionar las empresas. Para ser ético y sostenible ya no solo basta con decirlo. Habrá que demostrarlo.

¿A qué empresas va a afectar la nueva normativa?

Justo hace dos años, en junio de 2020, la Unión Europea aprobó un Reglamento que establece el marco para facilitar las inversiones sostenibles. La taxonomía, una lista de actividades económicas y criterios que permite saber en qué medida una actividad económica es medioambientalmente sostenible, afecta a aquellas empresas que les aplique la Ley 11_2018, es decir, que estén obligadas a la divulgación de información no financiera. De manera progresiva, se espera que la sostenibilidad sea impulsada por un tsunami regulatorio.

¿Por qué esta estrategia de la Unión Europea?

Nuestro crecimiento económico y nuestra competitividad económica nos va en ello. Europa ha optado por liderar la transformación hacia un modelo económico sostenible basado en la lucha contra el cambio climático, la preservación de los recursos y la biodiversidad. No solo está en juego el medioambiente. En Europa no disponemos de recursos propios suficientes que garanticen el crecimiento. Solo un cambio de modelo económico basado en la sostenibilidad paliaría este déficit. Así, desde 2015, con la presentación de los ODS de Naciones Unidas y el posterior acuerdo en la COP de París, Europa no solo ha reconfigurado su política en torno al desarrollo sostenible, sino que ha convertido a este tema en una de sus señas de identidad y forma de competir en un contexto globalizado.

Entonces, ¿es suficiente con cumplir con la legislación?

El nuevo marco europeo ha propiciado que nos encontremos en un momento en el que la sostenibilidad está pasando de ser un conjunto de exigencias ambientales, que tenemos que cumplir, a constituir un enfoque estratégico de transformación y oportunidades de negocio.

Muchas empresas sienten que la sostenibilidad se parece al mito de Sísifo, que debía empujar una piedra enorme por una ladera empinada, pero antes de que alcanzase la cima de la colina, la piedra siempre rodaba hacia abajo y debería volver a empezar. Con la sostenibilidad, cuando una empresa cumple ya todos los requisitos, surgen otros nuevos…

La sostenibilidad constituye en sí misma una mejora continua, en el que el grado de exigencia cada vez es mayor. Siempre hay aspectos a mejorar, pero la clave está en que esa mejora continua ofrezca un marco de mayor competitividad para la empresa y sea su diferenciación. Cada vez es menos frecuente encontrar empresas o sectores en los que aún no hayan tenido que demostrar su sostenibilidad a clientes. Por eso el número de organizaciones que ya están trabajando en pasos concretos ha crecido. Para aquellas que aún no han iniciado su andadura es verdad que habrá palos, pero también zanahorias.

¿Cuál es el papel de la Asociación de la Industria Navarra en este contexto?

La Asociación de la Industria Navarra, entidad privada sin ánimo de lucro que aglutina a 130 empresas del tejido empresarial, y con una trayectoria de casi seis décadas ayudando a que la empresa sea más competitiva, lo entiende así desde hace ya años. Contamos con una extensa trayectoria en ayudar a las empresas en la mejora de su sostenibilidad en aquellos temas que hasta ahora eran voluntarios. Ahora, hemos adecuado nuestra oferta para cumplan con garantía los nuevos requerimientos que están llegando. Esto ha supuesto configurar servicios de consultoría de calado estratégico para ofrecer a nuestra industria modelos de transformación y evolución, hemos desarrollado enfoques formativos en nuevas temáticas, estamos trasfiriendo a la industria innovación y tecnología en estas nuevas disciplinas y acompañando con criterio técnico para que los proyectos prosperen. La presencia de la sostenibilidad en AIN es, por tanto, transversal y presente en nuestra cultura corporativa.