Cuando el 9 de enero de 1948, Eleanor Roosevelt, considerada como la «Primera dama del mundo» por sus avances en materia de derechos humanos, pronunció el discurso de la «Declaración Universal de los Derechos Humanos» en la Asamblea de las Naciones Unidas, remarcó: “Es solo una declaración de principios básicos de los derechos humanos y las libertades… y para servir como ideal común a lograr por los pueblos de todas las naciones”.

Casi cuarenta años después, en 1987, la Dra. Gro Harlem Brundtland acuñó un nuevo término: “Sostenibilidad”, que se incluía en el Informe Brundtland para la ONU, y que consiste en satisfacer las necesidades de la actual generación sin sacrificar la capacidad de futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades.

Cuando en 2015, la ONU aprobó la Agenda 2030, una hoja de ruta universal para ser un “plan para lograr un futuro mejor y más sostenible para todos”. En la misma se fijaron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) interconectados con 169 metas a alcanzar en el año 2030 y un sistema de indicadores para su seguimiento. Estos tres hitos son los que han marcado las claves para crear sociedades más justas, además de protectoras con el medioambiente.

El 25 de octubre de 2021, la Federación Española de Asociaciones y Clubs para la UNESCO celebró en Madrid el 75 aniversario de las NN. UU. y la UNESCO, y aquellas palabras de la Sra. Roosevelt todavía resuenan en la memoria colectiva y forman parte de su espíritu inicial. Las palabras de Federico Mayor Zaragoza son una invitación a continuar esa línea primigenia: “el Llamamiento Urgente a los Pueblos de la Tierra y la difusión de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en pro de una mejora de la habitabilidad de la Tierra para las generaciones venideras”.

¿Por qué los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) deben estar presentes en la sociedad y en el tejido empresarial navarro en particular? Los ODS son una invitación a la colaboración por el bien común, que procuran sociedades inclusivas, un desarrollo económico equitativo y el cuidado de la naturaleza en todas sus expresiones; se trata de potenciar lo más valioso del ser humano. Creo que, en ese sentido, el “objetivo 17: Alianzas para lograr los objetivos”, es una firme apuesta a la colaboración y la solidaridad entre entidades y redes económicas.

El Gobierno Foral ha realizado una labor ingente en la puesta en marcha de estos objetivos desde su inicio, que intentan dar respuesta a los retos de la sociedad, pero se precisa un mayor número de agentes sociales. La salida de una crisis sanitaria y los avatares medioambientales; las pasadas inundaciones y los recientes incendios dibujan un panorama de desventaja para el entramado económico de la comarca. Es tiempo de aunar esfuerzos y ayudar a los más desfavorecidos, ha buscar soluciones presentes en la naturaleza para que esas zonas recuperen su dinámica. Una compromiso en el que es necesario el esfuerzo de todo el armazón social.

Para dar apoyo y guía al sector empresarial, las Naciones Unidas crearon la agencia Pacto Mundial, en la que la sostenibilidad corporativa comienza con el sistema de valores de una empresa. Incorporan un decálogo en sus estrategias, las firmas no solo cumplen con sus responsabilidades básicas para con las personas y el planeta, sino que también sientan las bases para el éxito a largo plazo. Esto significa operar de forma que, como mínimo, se cumplan las responsabilidades fundamentales en materia de derechos humanos, trabajo, medioambiente y lucha contra la corrupción.

En la misma línea trabaja B Corp, que conjuntamente ha elaborado la aplicación “Evaluación de Impacto”, y que mide y gestiona el impacto social y medioambiental de una empresa. Aquellas compañías que adquieren el sello de sostenibilidad forman parte del denominado movimiento B. Recientemente, se ha originado la plataforma #EmpresasConPropósito para que aquellas empresas que generan beneficio social y ambiental dispongan de una figura jurídica, y sea respaldada por el Gobierno central.

El siguiente objetivo que quisiera compartir es el 8: Trabajo decente y crecimiento económico, que está directamente vinculado con la sostenibilidad corporativa. Hay una brecha entre este sector y el área educativa, especialmente el relacionado con la formación profesional. Se precisa una apuesta firme que materialice criterios y dote de las herramientas necesarias, tanto al profesorado como al alumnado. Las materias relacionadas con la sostenibilidad, la concienciación medioambiental o los derechos humanos deberían incluirse en el plan de estudios en todos los estadios.

Varias iniciativas han nacido con este propósito, como es el STEM (término en inglés para ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), y que procura impulsar la paridad de género, para que las estudiantes se incorporen a las carreras de ciencias, para abarcar una visión más holística de sus materias, o las iniciadas por la Escuela de Negocios de la Universidad de Navarra para crear alianzas con entidades afines. Estas iniciativas nutren y fomentan la biodiversidad cultural necesaria para el progreso.

Es, en este punto, el cultural, que no necesariamente tiene que estar vinculado con la educación. La cultura puede enraizarse en áreas relacionadas con el sector del emprendimiento, revitalizando la savia presente en los emprendedores y emprendedoras navarras, creando dinámicas orientadas al equilibrio social y poniendo en valor cualidades humanas. Evitar una economía basada exclusivamente en el petróleo y sus derivados, que originan carbono y otros agentes contaminantes antropogénicos, fomentar la cultura “3R”: reducir, reutilizar y reciclar y potenciar los recursos locales, son algunas de las claves para nuestra supervivencia.

La apuesta en innovación que Navarra lidera, basada en la generación de energía eólica y solar y que ha apostado por el hidrógeno, es, sin lugar a dudas, la vía a seguir. El modelo “entrega en mano” para instalaciones fotovoltaicas es un ejemplo de éxito colaborativo entre empresas, gestores y gobernanza. El sector agrícola y rural necesita ser reactivado, potenciar proyectos presentes y observar casos de éxito en otras regiones, está hoy en día más que nunca al alcance de la mano.

Las palabras de Eleanor Roosevelt o Mayor Zaragoza debe servirnos de iluminación hacia un mundo en el que se empodere a las personas y no a las posesiones materiales. Son los pueblos y no los gobiernos los que deben liderar esta iniciativa, y es el esfuerzo conjunto el que marcará una ruta hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible para que todos podamos transitar en ella.

*Promotor de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y Agenda 2030. Colaborador de la Federación Española de Asociaciones y Clubs para la UNESCO (FECU). Departamento de Contenido Digital