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El sepulcro del conde de Lerín está en Madrid

El historiador Juan Jesús Virto ha hallado el mausoleo de los condes de Lerín, que se creía destruido. Está en el Palacio de Liria de la casa de Alba, en Madrid.

El sepulcro del conde de Lerín está en MadridFoto: d.n.

El historiador y profesor de Historia Contemporánea de la UNED Juan Jesús Virto ha cambiado parte de la historia de Lerín con el hallazgo del mausoleo de los Condes de Lerín, una pieza única que tanto vecinos como expertos creían desaparecida tras los destrozos ocasionados por los liberales durante el Trienio Liberal (1820-1823) en contra de la nobleza y de todo resquicio de la monarquía.

Fue por casualidad, ojeando un libro sobre la II República y la Guerra Civil, cuando éste mirandés de nacimiento pero vecino de Lerín desde hace 26 años descubrió que un testimonio del afamado arquitecto Chueca Goitia relataba cómo durante la Guerra Civil pasó su juventud metido en el Palacio de Liria, propiedad de los duques de Alba en Madrid, salvaguardando el archivo que bombardearon los alemanes en noviembre del 36 en una zona abovedada del palacio, donde se encontraba el sepulcro de alabastro del II Conde de Lerín, Luis de Beaumont, que se creía destruido. Y así lo ha dado a conocer Virto en el libro Lerín: historia, naturaleza, arte que vio la luz el pasado mes de julio de la mano de Agustín Garnica y José Luis Ona.

Inicialmente constaba que actualmente sólo se conservaba el sepulcro del rey Carlos III el Noble en la catedral de Pamplona y que, los otros tres mausoleos de los nobles más importantes de Navarra en la época -los marqueses de Cortes, los marqueses de Marcilla y el conde de Lerín- habían sido presa de la ira de los liberales, que los destruyeron sin piedad.

El mausoleo de alabastro, de cerca de 2.500 kilos y que representa al II Conde de Lerín rezando arrodillado y con un león a su espalda, fue un encargo del mismo conde, en 1491, al reconocido escultor zaragozano Gil de Morlanes el Viejo para que se convirtiera en la tumba de su saga nobiliaria. De hecho, al menos las cenizas de cuatro condes fueron enterradas ahí. Además, el sepulcro de alabastro se levanta sobre las cabezas de seis leones y está decorado con catorce escudos en relieve de la casa de los Beaumont junto con las cadenas de Navarra, señal de que la saga pertenecía a la realeza.

Gracias al administrador del conde se ha conservado hasta hoy en día ya que, cuando los liberales lo destrozaron en el altar mayor de la parroquia de Lerín, él recogió las piezas y las guardó hasta que, en 1862, el duque de Alba pidió que se trasladasen a Madrid. "El administrador del palacio era el encargado de los intereses de la casa condal y por eso lo guardó", explicó el historiador Juan Jesús Virto.

traslado a lerín Así, las piezas conservadas del mausoleo las llevaron hasta la estación de ferrocarril de Tafalla para partir hacia Madrid, concretamente con destino al Palacio de Liria, donde lo restauraron. A petición del duque de Alba, también llevaron las cenizas de sus antepasados que se encontraban dentro del sepulcro. Aún así, Virto concreta que, hoy por hoy, tiene una grieta de todas las veces que lo han pegado y a la figura del conde le falta una espada. "Lo comprobé de primera mano porque cuando me enteré del hallazgo llamé a la Casa de Alba para verlo y, además de dejarme fotografiarlo, pude consultar la documentación que tienen en el palacio", relató Virto.

El valor de la pieza, según afirma Juan Jesús Virto, es enorme tanto a nivel artístico como histórico ya que es una de las pocas esculturas que se conservan de Gil de Morales y es un recuerdo vivo del conde de Lerín y de las guerras entre agramonteses y beamonteses.

Tras el descubrimiento, los vecinos demandan traer el mausoleo a Lerín para poder verlo de primera mano en la iglesia local. Por ello, desde el Ayuntamiento de Lerín en palabras de su alcalde, Marcelino Azcoiti, se está trabajando para ver la posibilidad de recuperar esta obra para el patrimonio de Lerín, de Tierra Estella y de toda Navarra. Aún así, Juan Jesús Virto asegura que trasladarlo "sería inviable por su tamaño".