lodosa. ¿Cómo valora la campaña de este año como agricultor?

Económicamente muy mal por la caída de precios. Se habla de que van a pagarnos entre 60 y 65 céntimos por kilo, cuando el año pasado estaba a 75. Estamos en el umbral de no obtener beneficios.

¿Y cómo se ha desarrollado el pimiento?

Ha sido una campaña más tardía de lo normal y los pimientos han venido con buena calidad y tamaño. Se ha producido menos porque se ha plantado mucho menos. Pero se ha alargado en el tiempo y eso ha permitido coger más de lo que pensábamos.

Como presidente del Consejo, ¿cómo ve el panorama?

Un desastre. Estamos sujetos a normativas que no podemos cambiar porque tropezamos con el sector económico (las conserveras), que es el que fija el precio del pimiento y el que corta el bacalao. La crisis y las grandes importaciones se notan mucho.

¿El producto importado de Perú le parece competencia desleal?

Sí, tanto por la forma de etiquetado como por su producción. Aquí tenemos que tratar nuestras conservas con productos químicos concretos, los que la ley nos permite. Lo que viene de fuera, ¿con qué viene? Es la pregunta del millón. El etiquetado también es un cachondeo. Las multas son de 300 euros cuando los beneficios son de 3.000. Hace falta una reforma de arriba a abajo.

¿La Administración ayuda o entorpece?

El Consejo Regulador está atado de pies y manos por la normativa marcada desde Bruselas, y no nos podemos salir ni un milímetro. Hay palabras muy bonitas pero hay que llevarlas a la realidad.

¿Y sacan algo positivo de ello?

Hemos conseguido una subvención de 1,5 millones de euros para tres años para campañas promocionales del pimiento, el espárrago y la alcachofa. El problema es que el agricultor también tiene que poner un porcentaje de dinero.

¿La Exaltación del Pimiento celebrada en Lodosa en octubre le parece un paso necesario?

Sí, es muy positivo para el pimiento, para la economía de nuestros pueblos y para que la gente venga y tenga referencias de comparación. El pimiento del piquillo tiene un valor añadido pero ese valor no llega al agricultor. Al paso que vamos nos quedarán tres o cuatro años antes de dejar el campo, porque no será nada rentable. Ningún joven quiere entrar al sector primario. No queremos que nos den ayudas sino que nos paguen el producto al precio que corresponde. Éste es el único sector donde se permiten precios por debajo de costes.

¿Qué futuro ve?

Negro, no veo esperanza. Hace 25 años yo vendía el pimiento más caro que ahora, y con eso lo digo todo.

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