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Sanduzelai y Azpilagaña, 25 años de educación pública en la ciudad

ambos centros, que imparten modelos distintos, acogieron a alumnos provenientes de centros masificados

Sanduzelai y Azpilagaña, 25 años de educación pública en la ciudadCedida

Dos centros públicos cumplen sus bodas de plata este curso. La escuela pública Sanduzelai (avenida San Jorge, 30) y el CEIP Azpilagaña (Río Alzania, 22). El de San Jorge se convirtió en la primera escuela pública con modelo D en Pamplona y el segundo estrena el modelo British desde el curso 2006-2007. Ambos surgieron para atender a alumnos provenientes de centros masificados y supieron hacer frente a las dificultades cuando llegaron. Merecen recorrer su historia.

la lucha por el modelo d

La escuela pública Sanduzelai

No se puede hablar del modelo público en euskera sin citar a la escuela pública Sanduzelai. El centro educativo, que este curso cumple sus bodas de plata, fue el primer colegio dependiente del Gobierno de Navarra que ofreció el modelo D en Pamplona. Su nacimiento fue todo un pacto de buenas intenciones entre el profesorado y los padres.

Abrió sus puertas en el curso 87-88. En su primer año de vida, el centro acogió a alumnos del colegio San Jorge I, que se encontraba saturado al ser el único centro escolar del barrio, y de la Herri Ikastola, ubicada en Oblatas, y que por problemas económicos resultó inviable. El nuevo centro educativo, liderado por el director Domingo Villafranca, empezó con 118 alumnos matriculados en euskera provenientes de la Herri Ikastola y de la Cendea de Olza, 440 en castellano (que en su mayoría llegaban del masificado San Jorge I) y 27 profesores, 20 para castellano y siete para euskera (uno era de apoyo). "No estaba previsto, y tuvimos muchísimos problemas porque los padres de los alumnos de castellano que habían peleado por abrir este centro para descongestionar San Jorge I, se encontraron con que venían 118 niños que estudiaban en euskera. El colegio no reunía las condiciones para los 558 niños matriculados en euskera o en castellano, y los padres del modelo D queríamos que fueran espacios diferenciados", explica Toño Asín, miembro de la apyma de Sanduzelai y que perteneció al colectivo de padres de la extinta Herri Ikastola.

El centro, que por aquel entonces se llamaba San Jorge II, se remodeló para responder a la nueva situación. Los alumnos de euskera se integraron en seis aulas. En la biblioteca se instalaron dos clases, la sala de multiusos se reconvirtió, el recinto de profesores se destinó a los niños en euskera y en el comedor los alumnos se separaron en función del idioma. "En el primer año lo llevó el centro y en el segundo la apyma de euskera", indica Asín. Respecto a los recreos, "ya que los profesores en castellano eran mayoritarios, se realizaron en el mismo horario por enriquecer el idioma, aunque nosotros (los padres de Herri Ikastola), pensábamos que el euskera debíamos protegerlo creando espacios reales de inmersión lingüística", precisa Asín. Poco a poco se empezaron a realizar excursiones conjuntas "e incluso se llegó a hacer algún campamento, aunque después se separó todo según el idioma elegido", relata Asín. Mirando atrás, reconoce que "hubo problemas, pero tuvimos capacidad para resolverlos. Si no hubiera existido esa colaboración desinteresada de todo el mundo, hoy Sanduzelai no sería lo que es", recalca Asín.

Poco a poco, la matriculación en castellano disminuyó y la de euskera aumentó. "Conforme los alumnos iban pasando de grado, el castellano perdía terreno hasta que en el curso 1998-1999 se implantó solo la enseñanza en euskera", indica José Luis De Miguel, miembro de la Apyma del centro. La primera escuela pública en modelo D en Pamplona ya era una realidad. "En los últimos años, finales de los 80 y principios de los 90, la matriculación en castellano era muy forzada. Hubo cursos en los que no había ningún alumno apuntado. El servicio social del barrio inscribió a las minorías étnicas en los colegios que había y aquí, al final, en el modelo en castellano solo entraban ellos", afirma De Miguel.

El éxito que fue adquiriendo Sanduzelai lo pueden aseverar los conductores de autobuses. "Teníamos seis líneas que iban de la Chantrea a la Rochapea, al Casco Viejo, Ermitagaña, Azpilagaña y a la Cendea de Olza", indica De Miguel. El centro acabó por acoger a alumnos de Pamplona y de la Cendea (tres de las líneas recogían a alumnos procedentes del municipio). A los que hay que añadir los excedentes que había todos los años de la ikastola municipal. "La matrícula de la gente del barrio y de la Cendea siguió aumentando y nos encontramos otra vez con el problema de que no teníamos sitio", subraya Patxi Garcés, exdirector y profesor del centro.

En aquella época, el curso 2007- 2008, Sanduzelai "murió del éxito", recuerda Asín. Masificada, se produjo un exceso de matrícula y el Consejo Escolar (formado por los profesores y las familias) decidió no baremar las solicitudes. "Fue una forma de presionar al Departamento de Educación para que abriera un modelo D en Orkoien. Educación se puso en contacto con las familias de la Cendea y finalmente se abrió un centro", explica Garcés. De esta forma, comenzó a disminuir la matriculación en Sanduzelai, al tiempo que el alumnado ganaba más espacios.

En la actualidad, Sanduzelai cuenta con 456 alumnos y 42 profesores y por sus aulas han pasado más de 1.500 estudiantes. Como afirma Garcés, "estamos volviendo a ser una escuela de barrio de modelo D". Para continuar impulsando el euskera, hace diez años se creo el lema Sanduzelai, euskaraz blai! (¡Sanduzelai, sumergido en euskera!). "Quisimos incentivar el euskera fuera del aula. Desde el centro, se organizaron cursillos, jornadas y charlas y surgió la idea de crear una mascota", señala Garcés. Así nació Laitxu, una gota de agua del río Arga de tres años. Dos profesores compusieron una canción, que se escucha a la entrada y a la salida, y a lo largo del curso Laitxu impulsa varias campañas. Ahora está en la fase del deporte. Al finalizar la campaña, reciben un premio como una tarde juegos, de chapas y cromos. También graban la canción con los profesores que se escuchará el próximo curso. "Para ellos es un honor que se oiga por megafonía su letra", subraya Garcés. Para el futuro, se marcan como objetivos estabilizar el profesorado, mantener la matrícula y volver a un colegio de dos líneas. "Antes del boom, el centro contaba con un aula de informática, otra de música, de dibujo, etc, pero al masificarse, esos espacios se utilizaron como aulas. Si volviéramos a tener dos líneas, podríamos recuperar su función original", indica Garcés.

A día de hoy, profesores y padres del pionero centro coinciden en resaltar que el desarrollo de las escuelas públicas en Pamplona con modelo D "se sigue basando en el voluntarismo de padres y, sobre todo, de los profesores. No existe la voluntad política de asumir nuestra lengua y defenderla. Vamos paso a paso, aunque no a la velocidad que deberíamos ir", explica Asín.

Estrena el programa british

CEIP Azpilagaña

Aunque el colegio público de Azpilagaña comenzó a gestarse en el 86, no fue hasta el siguiente año cuando más de 400 niños llenaron las aulas de bullicio. "El primer curso el centro acogió a alumnos desde cuatro años hasta ocho", explica María Antonia Fabo, directora y profesora de infantil en el centro. Fabo recuerda bien los comienzos. "Llegué en el tercer año de funcionamiento, cuando el modelo implantado era la Educación General Básica (EGB) y en lugar de tutores generales como hay ahora, impartían especialistas en Matemáticas y Ciencias, Lengua, etc", explica.

El centro surgió porque Azpilagaña empezaba a crecer y Iturrama no podía asumir toda la población infantil. "Parte del alumnado del colegio de Iturrama se deribaba a unas aulas que se instalaron en la Misericordia. Cuando Azpilagaña comenzó a funcionar, se integró ese porcentaje de estudiantes", señala Fabo.

Respecto a su metodología, Fabo destaca varias políticas que marcan la forma de trabajar del centro. "Casi desde su inicio, somos centro de integración de motóricos (alumnos con problemas de movilidad). Hemos tenido niños con parálisis cerebral y espina bífida", indica. Otra de los valores del colegio es la acogida a inmigrantes. En este punto, Fabo destaca que la matriculación de este alumnado ha variado. "Cuando empezó el boom de la inmigración, se iban incorporando a lo largo de todo el curso y con diferentes edades, lo que suponía más problemas para el centro", precisa Fabo. Sin embargo, desde hace varios años la tendencia es que disminuyan las matriculaciones tardías. "La mayoría ahora comienza el curso con tres años y desde el principio, no vienen de otro sistema educativo. Actualmente más del 20% de nuestros alumnos son inmigrantes lo que no supone ningún problema", indica.

Por otro lado, uno de los pasos que más han marcado el devenir del colegio es el cambio de modelo. "Cuando pasamos a ser centro de Educación Infantil y Primaria con el modelo G y A", explica. No obstante, la población infantil comenzó a disminuir en el barrio, y, por ende, también lo hizo en el centro. "El departamento de Educación nos ofreció el programa bilingüe castellano-inglés", señaló. Así, en el curso 2006-2007, se estableció el programa british. "Este curso será el último que se imparta el modelo G y A en sexto de Primaria, ya que el programa se implantó año a año", subraya. Otra de las características del centro es que pertenece a la Red de Colegios Fotovoltaicos.

A día de hoy, el centro cuenta con 33 profesores y 350 estudiantes. Para celebrar su 25º aniversario, el CEIP Azpilagaña ha organizado diferentes actividades entre las que destacan dos exposiciones, Aula antigua con muebles y material escolar de otras épocas, y una segunda que muestra fotografías de los 25 años. Fabo, de cara al futuro, se marca como objetivos "continuar con el programa British, en la misma línea de formación académica y personal, de desarrollo de hábitos y valores". Es consciente de que los recortes ejecutados por el Gobierno de Navarra "afectarán, aunque, en la medida que podamos seguiremos ofreciendo una enseñanza de calidad", resume Fabo.