SUELE decirse que el perro es el mejor amigo del hombre, y por lo que parece, los pamploneses respaldan cada vez más esta opinión. El número de estos animales censados en la capital navarra ha crecido un 21,4% en cinco años, llegando a los 15.897 canes, según los últimos datos revelados por el Ayuntamiento en octubre de 2011. Este censo, aunque permite a las autoridades tener cierto control sobre el número de perros existentes en la ciudad, no es del todo fiable, ya que, por una parte, muchas personas no comunican a los responsables el fallecimiento de los animales censados, y por otra, siempre hay casos de personas que desoyen la regla y no cumplen con la obligación de registrar a sus mascotas. En cualquier caso, las personas y los perros han de convivir en la ciudad, una relación que muchas veces no es sencilla.
La normativa específica que regula la posesión de perros es la ordenanza municipal de tenencia de animales. Entre otros aspectos, este reglamento establece directrices sobre la identificación y vacunación de los canes, sobre la obligación de llevar a los animales atados o con bozal en según qué lugares, y sobre el procedimiento a seguir por el lazareto en el caso de quedar a su disposición algún perro.
zonas de esparcimiento canino
La polémica recogida de heces
En Pamplona existen actualmente 21 zonas de esparcimiento canino repartidas por prácticamente todos los barrios, siendo el Casco Antiguo y la Rochapea las zonas con mayor número de espacios habilitados especialmente para los perros, con tres sectores cada uno. Estas áreas constituyen los únicos puntos en los que los dueños pueden dejar sueltos a los animales, aunque siempre vigilados y con la obligación de recoger sus excrementos. En el resto de espacios de la vía pública, la multa por no llevar atado al can asciende a los 90 euros. Asimismo, la norma que rige las zonas de esparcimiento canino establece que aquellos perros considerados peligrosos deben portar siempre bozal, aunque se encuentren dentro de estos espacios.
La cifra de zonas de esparcimiento canino se ha incrementado progresivamente a lo largo de los últimos años. Muchos propietarios de perros, sin embargo, consideran que el número de estas zonas especiales no es suficiente, y que el Ayuntamiento debería crear más lugares en los que poder liberar a los canes de sus correas y dejarlos correr a sus anchas.
Es el caso de Víctor Gomes, vecino de Estella que regenta un bar en el parque Tomás Caballero de la Milagrosa. "Este sitio está muy bien, y hay bastantes papeleras especiales para heces de perro, pero lo que necesitaríamos es más zonas para dejar a los perros sueltos, porque no me gusta salir con mi perro y no poder soltarlo", manifiesta, al tiempo que hace extensible su petición a la localidad de Estella.
Por el contrario, Mario Gómez y Nico Jorge consideran que el problema reside en los dueños de perros que "los dejan sueltos en cualquier parte y no se hacen cargo", incluso en lugares donde es obligatorio llevar sujetos a los animales.
Lizet Prado, por su parte, considera que "aquí en Pamplona hay muchas áreas verdes para sacar a los perros, donde la gente puede dejarlos sueltos, y rara vez veo un perro suelto sin vigilar".
La ordenanza de tenencia de animales sugiere también la obligación de los propietarios de estos animales de compañía de "no permitir y en su defecto limpiar cualquier deyección o ensuciamiento" producido por sus mascotas, aunque no establece las cuantías para las sanciones de este tipo, que no obstante se fijan en 90 euros.
La suciedad en la vía pública de Pamplona es objeto de discusión entre quienes opinan que mayoritariamente los propietarios de perros respetan la normativa y recogen las heces y quienes consideran que las calles, parques y jardines presentan un estado deplorable, un debate que no enfrenta a los amantes de estos animales y sus detractores, sino que encuentra en ambos colectivos posturas de todo tipo.
De esta forma, Víctor Gomes, dueño de un perro, opina que "la gente respeta muy poquito. Me fastidia ir con mi bolsita y que la gente a mi alrededor no lo haga". De la misma forma opina Mario Gómez, quien relata que "muchas veces vienes al parque a jugar o a tumbarte y te encuentras una mierda".
En el otro extremo, Lizet Prado considera que "la mayoría sí recoge la caca de sus perros, sobre todo la gente mayor". La misma opinión sostiene Celia Reyero: "Vengo el fin de semana y saco a pasear a los perros de mi hermana, y por lo general la gente sí que recoge".
Los jardineros del parque de la Media Luna, por su parte, molestos por la cantidad de excrementos de perros que se encontraban en su quehacer diario, tomaron la iniciativa en marzo de señalar cada una de las heces que encontraron durante su jornada laboral con una bandera roja, hasta el punto de que antes del mediodía habían marcado más de 200. Mikel Santesteban, uno de estos jardineros, cuenta que a partir de aquel día "se notó mucho el descenso de las heces, hubo una respuesta bastante rápida, aunque las sigue habiendo".
multas y mordeduras
Descienden los conflictos
Lo cierto es que el número de sanciones aplicadas por el incumplimiento de la normativa descendió un 42% en 2011 respecto al año anterior, disminuyendo en 92 casos, de 220 a 128. De ellas, 49 fueron por llevar al perro suelto en la vía pública, lo que supone un 38% del total, por lo que se trata de la infracción más frecuente. La no recogida de excrementos motivó 23 sanciones, mientras que 36 estuvieron ocasionadas por el incumplimiento de la normativa sobre animales peligrosos.
En cuanto a mordeduras, durante 2011 se intervino en un total de 23 casos, aunque en ninguno de ellos se detectaron síntomas compatibles con la rabia. La cifra de mordeduras tocó techo en 2009, año en el que se registraron 40 casos.
El descenso en el número de sanciones y mordeduras, aparejado al incremento de canes, evidencia que la coexistencia entre personas y perros se consolida año tras año, poniendo de manifiesto que en la ciudad hay sitio para todos siempre y cuando se respeten los principios básicos de convivencia.