artajona. Los vecinos de Artajona celebraron ayer una de las tradiciones más arraigadas en el municipio, la rifa del cuto, un sorteo que se viene realizando con motivo de la festividad de San Antón desde el año 1819, fecha en la que se instauró esta popular costumbre que ha continuado hasta día de hoy, en su edición 195 (novena de la era de Internet), gracias a la labor desinteresada de la Asociación Amigos del Cuto de Artajona, que dona todo el dinero recaudado a la residencia de ancianos Nuestra Señora de Jerusalén.

La jornada comenzó con el traslado del cuto, un ejemplar bautizado por el pequeño Diego Recarte Echecón, de 4 años, con el nombre de Antonia, que pesó 125 kilogramos, hasta la plaza de los Fueros. El encargado de conducir al animal, donado por la granja Villanueva, por las empinadas calles del municipio fue, una vez más, Jesús Casamayor Pérez, más conocido como Murillo, quien lleva desempeñando esta labor desde hace más de cuatro décadas. Murillo, de 82 años, explicó antes de comenzar la subida que la conducción del cuto "no tiene mayor misterio" y adelantó que a pesar de llevar más de diez años jubilado (era el alguacil del Ayuntamiento) continuará desempeñando esta labor "mientras el cuerpo aguante".

Ya en la plaza, la jornada continuó con la bendición del animal, momento en el cual los vecinos entonaron el himno del Cuto de San Antón.

La peculiaridad de este sorteo reside en que se trata de una rifa nominativa, por lo que no hay número ganador, es decir, el apostante puede jugar o bien con su propio nombre o bien puede dedicar la papeleta a otra persona, y compartir con ella el premio. Por cada 1.728 suertes, o una regruesa, se sortea un cuto o su equivalente en productos elaborados. En esta edición, se vendieron 16.288 suertes y se rifaron diez cutos. El nombre de los afortunados se puede consultar a través de la web oficial de la rifa: www.rifadelcuto.com.