Tajonar, pueblo ecológico
los vecinos se vuelcan en iniciativas como el compostaje comunitario y el uso de materiales biodegradables
UnA apuesta por el medio ambiente, por el entorno natural en el que viven y por buscar el equilibrio entre el ser humano del siglo XXI y el suelo en el que habitan. Estas son algunas de las notas por las que los vecinos de Tajonar han sido premiados por Naturgunea, el servicio de Medio Ambiente del valle de Aranguren, en reconocimiento a la filosofía y práctica adquirida desde el Concejo de la localidad "con respaldo, colaboración y apoyo de todos" los que viven en el lugar, subrayan desde éste.
La Semana del Medio Ambiente se celebró los últimos días de mayo. El domingo 26, Naturgunea homenajeó a las personas que colaboran con la sostenibilidad del valle. En esta ocasión, el sencillo homenaje fue para Patxi Áriz, voluntario que se encarga del funcionamiento del punto de compostaje en Tajonar, y para sus vecinos, por las iniciativas ecológicas que llevan a cabo. Los proyectos "son acciones pequeñas y muy locales", describe Félix Armendáriz Zabalza, presidente del Concejo.
fiestas y otras iniciativas
Consumo y replantaciones
Hace tres meses, en marzo, la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona escogió Tajonar para otorgarle uno de los galardones de Buenas Prácticas Sostenibilidad 2013.
En las fiestas de la localidad, cuentan Félix Armendáriz, Sonia Navarro y Mª Jesús Ibarrola, del Concejo de Tajonar, intentan con pequeños gestos no alterar y cuidar el medio en el que viven. Navarro resalta el trabajo que hacen desde el Ayuntamiento del valle de Aranguren, en concreto, de Naturgunea. "Nos orientan muchas veces", agrega Armendáriz. En cada acto popular del programa festivo (como comidas) se colocan puntos limpios. Asimismo, en este tipo de citas se apuesta de manera expresa y contundente por productos ecológicos (siempre: el pan, el vino y los zumos), de comercio justo (en las chocolatadas infantiles) y de productores de la zona (la carne de los calderetes, por ejemplo). Además, las vajillas y cubiertos que usan en las fiestas son compostables, de fécula de patata; esto es, que después pueden arrojarse al contenedor "verde" y se desintegrarán. "Es un poco más caro, pero creemos que merece la pena", observa Armendáriz.
Ya fuera de la agenda festiva, Tajonar ha fijado varias citas lúdicas y ecológicas para sus vecinos a lo largo del año. Una fue en otoño, cuando se organizó una excursión para recoger bellotas de roble y encina de árboles centenarios del monte vecino, que a primeros de mayo, en otra expedición con niños, se plantaron para repoblar la zona. "Vas a dar un paseo, Félix cuenta historias", comenta Ibarrola, y se planta en una zona en la que un incendio en 1991 arrasó con el 90% del arbolado (aunque entonces ya se plantó un pinar, no el árbol autóctono).
El Concejo es una fuente de ideas y proyectos. Además del compostaje comunitario, se está fraguando el bosquejo de una huerta comunitaria para los vecinos en una zona junto al río. Además, desde el Concejo van a sortear, como respuesta a la petición de varios vecinos, nueve lugares para extraer leña de modo tradicional, definidos para ello en el monte. Por otro lado, colaboran con Ekogras para la recogida de aceite doméstico (en la plaza Mayor y en la sociedad del pueblo) y están proyectando colocar casetas para aves nocturnas, que antes anidaban en las casas viejas o derruidas.
COMPOSTAJE COMUNITARIO
Desde junio de 2012
El punto de compostaje comunitario de Tajonar se instaló el 13 de junio de 2012 y, desde entonces, Patxi Áriz se ocupa de la mezcla de los contenedores. "Es cuidarlo un poco, cada 8 o 10 días se remueve el compostador para que vaya fermentando. Se mezcla lo orgánico con lo que se corta. La hierba, sobre todo. Se echa por capas, luego se revuelve y, todo eso, ya fermenta", relata Áriz. Esta mezcla tardará entre ocho y doce meses en convertirse en compost (de ahí, el término compostaje: la elaboración de compost), utilizado para aportar nutrientes a jardines y huertos. "Todo lo orgánico, en vez de llevarlo a Góngora, por lo menos tiene una utilidad", añade este vecino que desde hace seis años ya poseía un contenedor individual, de un reparto que ofreció la Mancomunidad por varios pueblos. Áriz considera que "apenas" le ocupa tiempo y continuará participando pero, sobre todo, "soy de aquí y colaborar un poco para mantener el pueblo bien" resulta "reconfortante", comenta.