YA son 16 los años que la localidad de Salinas de Ibargoiti lleva organizando su célebre Día de la Trilla, que cada año reúne a cientos de curiosos alrededor de usos y costumbres de antaño relacionadas con la tierra. Sin temor a lorenzo, que pegaba con fuerza en el campo abierto donde tiene lugar este evento, los mayores acudieron a recordar, y los más pequeños a aprender.
Precisamente el afán por enseñar a los niños y jóvenes fue lo que llevó a Ignacio Valencia y Josetxo Esparza, naturales de Salinas, a celebrar este día especial. "Hace dieciesiete años vimos un reportaje en televisión sobre la trilla en Aragón. Lo comentamos en el bar del pueblo y nos dimos cuenta que nuestros hijos de 15 años no sabían qué era trillar o segar", explicó Valencia. La idea caló entre el grupo de amigos y al año siguiente se lanzaron a organizar este evento. "Lo empezamos una cuadrilla, cuatro locos, pero al final se ha ido involucrando todo el pueblo", apuntó Esparza. Junto a la sociedad de la trilla que crearon, reciben la ayuda del Concejo de Salinas y el Ayuntamiento del valle de Ibargoiti.
Esta celebración habitualmente tiene lugar el último domingo de julio, pero este año, debido a que la cosecha está siendo tardía, se retrasó. "Es un evento que ya va cogiendo tradición", comentó Esparza, aunque ayer notaron una menor afluencia de personas que en ediciones anteriores. "Muchos agricultores que conocemos no han podido venir porque continúan cosechando", afirmó Esparza. Además, "agosto es un mes de vacaciones para mucha gente", añadió Valencia. En cualquier caso, a las 11.00 horas había preparados entre 800 y 1.000 bocadillos de jamón para repartir entre todo aquel que se acercara a disfrutar de este día.
Según contaron los organizadores, Salinas de Ibargoiti fue la primera localidad navarra que celebró un día relacionado con la trilla. Después comenzó a organizar una feria parecida Miranda, y este año ha tenido lugar un evento de este mismo estilo en Zizur. "Hemos visto que a la gente le ha ido gustando y se han ido celebrando cada vez más eventos en los que colabora cada vez más gente", señaló Valencia.
Esta colaboración se hace patente sobre todo en la exhibición de maquinaria antigua, que no sería posible sin los agricultores de la zona y las personas que traen sus tractores y aperos de labranza sin ningún afán económico. Los coloridos vehículos llamaban la atención de todos, sobre todo de los niños, que se montaban a ellos y emulaban a las personas que hace años trabajaban con ellos. Podían verse Renault, Ferguson y Fordson de los años 50 y 60. Alguno incluso tenía una matrícula de solo tres cifras.
En este evento también hubo espacio para la solidaridad. La asociación sin ánimo de lucro Cinco pares de manos solidarias, preparó un puesto de artesanía en el que todo lo recaudado iría destinado a una buena causa.
homenaje a la dedicación Los mayores de la zona aprovecharon el Día de la Trilla para homenajear a Julia Castellano, educadora social recién jubilada, que durante 20 años ha trabajado en el Servicio Social de Base del valle. "Siempre se ha preocupado por los mayores, por hacer cursos y talleres y por la colaboración entre todos los pueblos", argumentó Alfredo Aguirre, presidente del Club de Jubilados de Noáin.
En este reconocimiento, además del club, participaron las localidades de Potasas, Tiebas, Monreal, Beriáin, el valle de Ibargoiti y la Cendea de Galar. "Ella nos dijo que no hacía falta, que era su trabajo, pero todos nosotros creíamos que se lo merecía", afirmó Aguirre. Julia Castellano recibió una placa y diversos obsequios en el frontón, antes de la comida popular que tuvo lugar entre todos los vecinos y visitantes que acudieron a empaparse de historia a la localidad.
Año tras año, Salinas de Ibargoiti demuestra que el respeto a la tradición se va contagiando generación tras generación.