mover el esqueleto en verano es una práctica tan aconsejable como fácil de llevar a cabo. Con tiempo y ganas, los 13 gimnasios urbanos distribuidos en ocho barrios de la ciudad se presentan como una alternativa para el ejercicio físico gratuita, al aire libre y para todas las edades.
El gimnasio del parque de la Runa, en la Rochapea, fue el primero en instalarse (en octubre de 2006). Pensado para todas las edades, es frecuente ver a txikis con sus padres dar sus primeras pedaladas y, a escasos metros, personas de edad avanzada estirar los brazos y las piernas y cumplir así con el precepto médico. Las mañanas, de 10.00 a 11.00 horas; y las tardes, a partir de las 19.00 horas, es el periodo de tiempo elegido para ponerse en forma.
En la mayoría de las ocasiones, acudir a estos espacios forma parte de un paseo matutino o es la consecuencia de acompañar a los nietos al parque, ya que muchos de ellos se encuentran integrados en espacios infantiles. Aunque no se ha contabilizado el número de deportistas, sí se constata que en los gimnasios ubicados en parques el uso de aparatos es mayor.
Sin embargo, también existe un grupo de usuarios fijos que acuden puntualmente y que incluyen esta salida dentro de la rutina de su día a día. Pablo Lezáun, vecino de la Chantrea, de 85 años, es un fijo del gimnasio situado en el polideportivo Ezkaba, junto al parque del Mundo. "Hago un circuito por todos los aparatos y estoy un cuarto de hora en cada uno, vengo todas las mañanas y las tardes", explicó. A su lado, Sotelo Burguete, de 62 años, es otro asiduo. En el caso de Burguete, desde hace cuatro años suele bajar a las mañanas, ejercita los músculos durante 20 minutos, y le sirve para tratar la tendinitis. La Chantrea, con cuatro gimnasios urbanos, es el barrio con más circuitos de este tipo en Pamplona.
Otro de los barrios con tradición en el aprovechamiento de estos espacios es la Rochapea, en concreto el circuito ubicado en el parque del Runa, junto al puente de San Pedro. Al cubano Santo Cabrera, de 48 años, le "llamó mucho la atención" este tipo de gimnasio. "En Cuba no existen estos servicios públicos, solo los encuentras en lugares de pago y, a veces, ni allí. Es una maravilla", subrayó. Además, indicó que el gimnasio agrupa toda clase de aparatos. Cabrera acude todos los días por la tarde y está 20 minutos en cada instrumento de gimnasia. "Cada día estoy alrededor de una hora al día y ejercito los cuádriceps, brazos y el abdomen", explicó.
En el barrio de San Jorge, en la plaza Doctora Juana García Orcoyen, la imagen es la de un aita con su txiki, pedaleando en la bicicleta. Al lado, MªÁngeles Antón, de 66 años, mueve las piernas en el andador. Antón es uno de los que acude esporádicamente, "cuando voy al parque con el nieto", y asegura que "cumplen una función muy buena". María Seco, de 80 años, considera el gimnasio "estupendo" y también los utiliza cuando sale a pasear.
Uno de los últimos gimnasios en colocarse fue el del parque de Yamaguchi. Y, según apuntan desde el área de Conservación Urbana, también es uno de los espacios más frecuentados. Allí se encontraban Julia Billate, de 76 años, pedaleando en la bicicleta. Al igual que muchos otros usuarios, Billate acude al gimnasio todos los días. "Vengo aquí hacia las 9:30 o 10.00 horas y, durante una hora, muevo los brazos y las rodillas, lo que me manda el fisioterapeuta", señala. Y aunque es una firme defensora de estos circuitos, sugiere que "haría falta alguna bicicleta más". Razón no le falta. Son varios los que merodean o directamente preguntan a Billate cuánto tiempo le queda de pedaleo. A su lado, Araceli Merino, de 70 años, suscribe la opinión generalizada. "Son unas instalaciones buenísimas. Suelo dar un paseo de una hora y luego vengo aquí por las tardes", indica.
Pedro Azulan, de 69 años, y José María Labiano, de 73, son otros dos asiduos. Entre ellos se entabla una conversación al tiempo que estiran los brazos o mueven los hombros. "Solo falta una máquina de café", suelta entre risas Labiano.
de distintos tipos Los circuitos han ido evolucionando en su tipología y aspecto. En 2006, cuando se instaló el primer gimnasio, se siguió un modelo sencillo y menos estético que los actuales. A partir de 2010, con la instalación del gimnasio en la plaza Alfredo Floristán (Milagrosa), los aparatos ganaron en calidad y se cuidó su integración urbana.
Su colocación responde al Plan de Salud de Navarra 2006-2012. En el citado programa se recogía como una de las principales líneas a tratar la prevención de problemas de salud colectiva. Para ello, son varios los gimnasios integrados en un parque (Yamaguchi, parque del Runa, Polideportivo de Ezkaba) que favorecen que tras un paseo, los usuarios ejerciten los músculos durante cinco o diez minutos.
El perfil de estos deportistas ha cambiado. Si en un principio congregaba a jóvenes, desde hace tres o cuatro años se ha detectado un uso muy frecuente de personas mayores y niños, sobre todo estos últimos que ven en los aparatos una atracción más del parque.
Aunque cada usuario decide el horario y el tiempo de uso, en 2011 se organizaron 24 sesiones de gimnasia al aire libre. En ellas participaron 264 ciudadanos que se pusieron en forma gracias a la ayuda de un entrenador, que dirigía los sesiones y explicaba el uso correcto de cada aparato. También se repartieron en la red Civivox 1.200 ejemplares en castellano y 200 en euskera indicando en un plano la localización de los gimnasios. Así, pedalear o darle a los abdominales al aire libre es cada vez más fácil.