"Quien se olvida de su lengua, se olvida de si mismo". Así se explica en romanés, lengua del pueblo gitano, la importancia de mantener la propia identidad. Si para impulsar el euskera se desarrollan iniciativas como el Oinez, el movimiento gitano lleva décadas trabajando para mejorar la situación del romanés. El tudelano Ricardo Hernández, técnico en integración social y coordinador de Gaz Kalo (Federación de Asociaciones Gitanas de Navarra) explica que el romanés tiene diez millones de hablantes, aunque en el Estado lo hablan pocas personas. Proveniente del sánscrito, es una lengua transnacional de Europa. Su recuperación es la recuperación de la historia gitana. "Su estandarización es un reto pendiente, como lo fue para el euskera", explica Hernández, que participó en el primer Oinez de La Ribera y piensa repetir: "Es toda una exaltación de la cultura; y donde haya una fiesta de la cultura, estaré yo".