Al borde del paroxismo
dice la Wikipedia, la nueva Enciclopedia Británica de este mundo en que nada dura más que un caramelo a la puerta de un colegio, que paroxismo es "el momento más intenso o agudo, de una sensación, de un sentimiento, de una pasión, de una excitación" o "el momento más agudo de una enfermedad o de cualquier estado agudo". Pues en estas condiciones me encuentro yo. Sé que soy muy canso y que a los cansos se nos deja de hacer caso porque ponemos las cosas tan mal que cuando de verdad están sin solución nadie nos cree. Es un poco como la fábula Pedro que gritaba siempre "¡que viene el lobo!" y nadie le creía hasta que apareció por ahí y se lo zampó de buenas a primeras, sin dejar ni los zapatos siquiera. En fin, llevo una semana que no quepo en mí de indignación y es que el victimismo de la señora Barcina me tiene frito. Nadie pone en duda que alguien se tiene que sentir humillado cuando le estampan cinco duros de merengue con bizcocho en plena jeta. Pero de ahí a que se pidan más de siete años por ello ¡no es que haya un mundo, es que caben cinco galaxias! Yo creo que los señores y señoras que ocupan sillones y que se creen una casta especial deberían saber que la paciencia de quienes no somos etéreos y los jueves no volamos tiene un límite. Vamos por partes. Está mal visto llamar "mafioso" al señor Rato en sesión parlamentaria cuando han dejado a cientos o miles de familias con una mano delante y otra detrás. No se podrá protestar delante del Congreso porque te pondrán una multa que puede llegar hasta los 600.000 euros. No está mal haber arruinado a Caja Navarra y cobrado miles de euros por reuniones en las que ni siquiera ponían sus posaderas en las sillas dentro un órgano que habían creado a su medida. Los bancos actúan con celeridad cuando una familia deja de pagar las cuotas pero los partidos políticos (de izquierdas y derechas) deben millones de euros a esos mismos bancos y nunca actúan contra ellos. Los políticos que ocupan altos cargos en gobiernos tienen asegurado un trabajo en direcciones de empresas en cuanto dejan sus puestos. Hay alcaldes en municipios de menos de 2.000 habitantes que cobran más de 20.000 euros al año. Podría seguir con situaciones así hasta la náusea ¿y se preocupa por pedir 7 años a quien le tira una tarta para protestar por un despilfarro de millones de euros? Si, estoy al borde del paroxismo.