La magia infantil, trampolín empresarial
El tafallés Sergio Veintemilla Mañú, más conocido como Melvi, ha sabido hacer de su vocación, la magia, una profesión de futuro y ha creado su propia empresa
tafalla - La diversidad es uno de los puntos fuertes de la magia. Tiene tantas aplicaciones como magos haya dispuestos a dárselas. En este amplio abanico conviven la magia golfa -ideal para grupos reducidos que, al amparo de la noche, quieren experimentar nuevas sensaciones mientras se deleitan con una buena copa de vino- el ilusionismo, el mentalismo, el escapismo, la magia empresarial - que utiliza los trucos como si de una herramienta publicitaria se tratara a la hora de presentar productos o campañas-, o la magia infantil, la más extendida y una de las más exigentes.
A esta última es a la que se dedica profesionalmente el mago tafallés Sergio Veintemilla Mañú, de 35 años, más conocido por su álter ego Melvi. Fue en un viaje de trabajo a Tenerife donde sintió la llamada del ilusionismo. "En un mercado alternativo vi a un hombre haciendo varios trucos con unas luces y me marcó el entusiasmo del público. Sus ojos brillaban del tal manera que pensé que yo también quería provocar esas sensaciones", explica.
A su regreso recuperó un antiguo libro de magia que conservaba en su casa desde la década de los 60. "Por no tener, no tenía ni índice" recuerda. Tras ojearlo una y otra vez comenzó a ensayar algunos trucos. "Tras mucho practicar vi que eran factibles y que los podía hacer. Se los enseñé a mis amigos y me dijeron que les gustaba. Empecé a comprar más libros y DVD y fue así como nació, creció y cogió cuerpo Melvi", comenta.
Siendo todavía amateur realizó su primer espectáculo en la sociedad gastronómica de unos amigos allá por 2007. "Salté a la piscina y por suerte me fue bien. La reacción de la gente fue precisamente la que me animó a seguir", subraya. Entonces decidió inscribirse tanto en la Asociación Navarra de Ilusionismo (ANI) como en la Sociedad Española de Ilusionismo (SEI).
Poco a poco fue haciéndose un hueco en espectáculos nocturnos en bares, en colegios o en la Casa de la Juventud de Tafalla. "Cada vez llamaba más gente y decidí crear una empresa de animación infantil (www.melvi.es)", explica.
Al profesionalizarse tuvo que guionizar sus espectáculos porque un buen mago "no deja nada al azar", mantiene. Melvi se plantea cada actuación como si de una película se tratara, "con inicio, trama y desenlace", subdividiendo el espectáculo en fracciones de cinco minutos, desvela.
Aunque en sus inicios coqueteó con la magia golfa, que sigue aplicando en despedidas de soltera que realiza con otra de sus empresas, el sex shop Cosas de Mayores (www.cosasdemayores.es), pronto se decantó por el público infantil. Este tipo de magia dirigida a los más pequeños de la casa, aunque actualmente es la más demandada, entraña múltiples dificultades. "Es muy difícil captar su atención. Por eso creo que no hay que planteárselo como un puzzle. No quiero que crean que tengo poderes. Quiero que se diviertan, que se ilusionen, que disfruten del espectáculo y que se entretengan", comenta.
Ser mago, en definitiva, no requiere ninguna habilidad especial, "sólo hay que estudiar", aclara. Tener un álter ego, no obstante, ayuda a desinhibirse sobre las tablas. "La seguridad que tiene Melvi en el escenario yo no la tengo. Es agradable con los niños y tajante con los adultos, sobre todo con los que van de listillos. Con esos va a saco", bromea.
Poco amante de las cartas, utiliza en sus trucos pañuelos, papeles, palomas o conejos. "En base al cliente se hace un show a medida", insiste. Huye de los tópicos y del clásico abracadabra, prefiriendo palabras mágicas más amables como "magia magiosa" o "bruja graciosa".
Asociación En 2008 creó en Tafalla la Asociación de Magia Fuente del Rey de Picas junto a Lalo Serrano y Víctor Álvarez, con quienes se reúne periódicamente en la Casa de la Juventud. Los tres llevan cinco años organizando con gran éxito el Festival de Magia que suele desarrollarse en la ciudad coincidiendo con las Ferias de febrero.