pamplona - Nutrias bajo puentes medievales, un pequeño bosque de alisios encajonado entre barrancos y ríos, arquitectura civil con mil años de antigüedad, catorce kilómetros de recorrido para navegar sin complicaciones y rincones de una belleza casi exótica escondidos tras modernos edificios y barrios residenciales... Estos podrían ser los reclamos de cualquier campaña turística, eslogans que cuando se escuchan atraen la atención de quien busca aventura, naturaleza, relax o cultura, argumentos con los que pensar en viajes soñados para días de asueto, razones por las que coger el coche y dejar Pamplona atrás... ¿Seguro?... ¿Y si descubriéramos que ese puente está en Huarte, que el bosquecillo de alisios se esconde junto al Club Natación, que hablamos del Molino de Caparroso o del lecho del Arga entre San Jorge y Barañáin? Tesoros al alcance de la mano que la Escuela de Piragüismo de Pamplona se encarga de desvelar a aquellos intrépidos que, venidos de la capital o de la Cuenca, deciden dejar de vivir de espaldas al río.
"Esta es una forma muy diferente de ver la ciudad, de vivir nuestro entorno y de valorar lo que tenemos y no vemos". Es Xabier Prieto quien habla, coordinador de actividades en la Escuela de Piragüismo, entusiasta de este deporte, de sus sensaciones y de este río, el Arga, con el que ha crecido (su padre fue uno de los pioneros de las canoas en la Cuenca) y del que ha conseguido hacer su modo de vida.
En auge A sus 30 años este monitor deportivo, profesor de educación física y apasionado de las aguas bravas, es el encargado de gestionar las instalaciones que la escuela regenta en el Molino de Caparroso, el emplazamiento donde hace cuatro años inauguraron y gracias al cual este deporte está viviendo un renacer. "Cuando llegamos aquí apenas teníamos cuarenta embarcaciones y una veintena de socios, ahora gestionamos unas 140 piraguas, hemos pasado los 85 socios (entre adultos y menores) y estamos en una decena de centros escolares ofreciendo tanto programas específicos sobre piragüismo, como actividades puntuales de recreo".
Gracias a él y otros tres entrenadores y monitores, la escuela ha conseguido abrirse también al resto de la ciudadanía ofertando, entre mayo y octubre, cursos de formación básica (dos horas) y de control del kayak (8 horas), además de iniciación en aguas bravas (15 horas) y perfeccionamiento en la misma disciplina a través de salidas organizadas al Pirineo. Son programas tanto para grupos como para quien quiera probar individualmente, y para apuntarse basta con una llamada (622 723 937) o con visitar la web de la escuela (www. piraguismopamplona.com). "Los horarios son amplios y las posibilidades también, nos amoldamos a lo que sea para conseguir que la gente se acerque a este deporte y a este río", sentencia Prieto.
Más fondos Quizá la pasión que transmite Xabier cuando habla de piragüismo y cuando habla del río consigue que quien ha vivido de espaldas al Arga durante años se pare a pensar. "Ver nutrias, garzas, petirrojos o patos; fomentar valores como el compañerismo, el esfuerzo y el sacrificio; aprender a disfrutar de la naturaleza y de tu entorno, y tener la oportunidad de medirte contigo mismo o con otros, yo creo que no tiene precio", relata.
Eso sí, asegura que al río "se le podría sacar mucho más partido". Reconoce que en los últimos años el Arga "se ha recuperado. Sus aguas bajan limpias, ha vuelto la vida y ya no es la cloaca que fue en su día". Pero si bien otorga a las Administraciones el mérito de esta transformación, también las critica por la "falta de mantenimiento". "El río no se draga, cada vez es mayor el riesgo de riadas por la sedimentación acumulada, las orillas no están limpias y el ramaje que arrastran las aguas en algunos lugares ciega presas y pasarelas", explica Prieto. "No se invierte en mantenimiento y eso se traduce luego en más gastos para arreglar desperfectos", añade.
Esa labor, en parte, la asume la propia escuela. Sobre los 14 kilómetros de ribera que ellos navegan (entre Huarte y Barañáin), organizan regularmente salidas de limpieza en las que los participantes recorren las orillas del río recogiendo plásticos, ramas y sedimentos "por lo menos para que si hay que acercarse a las orillas tengamos sitio para atracar y desembarcar", explicaba Prieto.
No es la única labor de este tipo que realizan de forma altruista, también dan los avisos sobre vertidos o localizan y rescatan ejemplares de fauna heridos o desorientados. "Amamos el río, es nuestro hobby, nuestra vida, y todo lo que podamos hacer para garantizar que siga vivo, es poco", reconoce Xabier. Eso sí, también advierte a los incautos que nunca pierdan el "respeto" por el río "porque, si no estás preparado, puede ser muy traicionero".
Aguas tranquilas. Curso de iniciación (2 horas) y domina el kayak (8 horas). Los precios varían según los participantes entre los 15 euros el básico y los 90 el de dominio.
Aguas bravas. Desciende ríos (15 horas). El precio se fija en función de los participantes.
'Stand up'. Tabla con remo (hora y media).
900
Federados en Navarra. En los últimos 5 años el número de piragüistas se ha duplicado.