Amalur, una escuela Montessori en Sakana
Un grupo de padres de Arakil ha puesto en marcha un proyecto de innovación educativa con más de un siglo de experiencia
irurtzun - Cuatro familias de Arakil han puesto en marcha Amalur, una escuela infantil Montessori bilingüe que sigue un método pedagógico innovador pero con más de un siglo de experiencia y cerca de 2.000 centros repartidos por el mundo. En Navarra es el único. “Nuestra pedagogía, basada en el amor y en el respeto hacia nosotros mismos y hacia lo que nos rodea, contempla todos los planos del ser: físico, cognitivo, emocional, social y espiritual”, explica Cristina Mata, guía de Amalur y madre de una de las cuatro niñas con las que echó a andar esta escuela la pasada primavera.
Para darla a conocer, Amalur ha organizado mañana una jornada de puertas abiertas. Para acudir se recomienda llamar a los teléfonos 620 25 42 30/620 25 41 71 o enviar un correo a: amalur@amalurelkartea.org. Asimismo, hoy presentarán el proyecto en Alsasua, a partir de las 17.00 horas en Iortia.
“Dos frases de María Montessori resumen su filosofía: ayúdame a hacerlo por mí mismo y aprendo haciendo”, apunta Cristina Mata, titulada en Educación Social y Magisterio, además de guía Montessori 0-6 años. Y es que en el método Montessori no hay profesores, sino personas que acompañan a los niños y niñas en su crecimiento. ”Les ofrecemos ambientes que respondan a sus necesidades y permitiéndoles que construyan sus conocimientos en base a experiencias vividas a su propio ritmo y a su manera”, señala.
Al respecto, destaca que los niños son como “esponjas”, con una gran capacidad para adquirir conocimientos y que hay unos periodos sensibles en los que los niños y niñas pueden adquirir una habilidad con mucha facilidad. “Se trata de sensibilidades que permiten a los niños ponerse en relación con el mundo externo de un modo excepcional, son momentos pasajeros y se limitan a la adquisición de un determinado conocimiento”, abunda Cristina Mata. Por ello, destaca la importancia del acompañamiento por parte del guía en este proceso.
El espacio se divide en cinco áreas. La primera es la de vida práctica, donde se trabaja la motricidad y la autonomía. La segunda es de expresión, con material para dibujar y crear, así como instrumentos, y la tercera de psicoaritmética, donde se trabajan las matemáticas. Hay otra área sensorial, para potenciar las capacidades de observación y aprender. La quinta es la del lenguaje y la sexta el área cósmica, donde se trabajan materias como historia, biología o química, entre otras.
“Se cumple todo el currículo oficial”, señala Cristina Mata. Además, los niños y niñas son invitados a participar en talleres de música, danza, técnicas artísticas, cocina, jardinería... Estos talleres, abiertos a la participación de las familias, forman parte del horario y la rutina escolar y los niños y niñas eligen libremente participar.
MATERIALES En este método pedagógico tienen especial importancia los materiales diseñados por la propia María Montessori para ayudar al niño y a la niña en su desarrollo. Cada material aísla un concepto en particular y están ordenados en cuanto a la complejidad de los conceptos que introducen, permitiendo ir construyendo conocimiento en forma gradual, clara, sistemática y acumulativa. “Se sigue un procedimiento científico. Además, permiten la autocorrección, de modo que el niño o la niña pueda reconocer el error por sí mismo y así hacerse responsable de su propio aprendizaje”, señala Cristina Mata.
Por ello, la persona adulta es una observadora y una guía que ayuda a la criatura a desarrollar confianza y disciplina interior. “Para que el proceso de observación sea eficaz, hay que centrase en el hacer de lo observado y no en su ser. La observación no prejuzga lo que ve. No hay conceptos, ni etiquetas, ni juicios”, apunta esta guía Montessori.
Aunque Amalur abrió sus puertas en abril, la escuela comenzó a gestarse mucho antes. “Cuando eres madre te planteas muchas cosas, y surgen las dudas y los miedos. Te preguntas si tu hijo está preparado con tres años para abrirse al mundo”, señala Mari Mata, otra de las madres que participa en este proyecto. “Nos juntamos varias familias que teníamos inquietudes parecidas y decidimos hacer algo”, resume Mari Mata. Comenzaron con la realización de un diccionario común de términos. “La definición fue un trabajo difícil, pero a partir de ahí, definimos las necesidades que tenían nuestros hijos y como podían cubrirse. Todo encajaba en el método Montessori”, apunta, al tiempo que destaca que “Amalur es un proyecto de innovación educativa, avalados por los recientes descubrimientos en aprendizaje cognitivos, neurociencia y educación emocional”.
Para que la escuela sea viable, Mari Mata considera que con diez familias, que pagarían 150 euros mensuales, sería suficiente. También señala que si alguna familia no pudiera aportar esa cantidad se le ayudaría. Por otro lado, indica que Amalur tiene otras fuentes de financiación, como la venta de materiales pedagógicos.